lunes, 26 de octubre de 2015

La sociedad y las chicas adolescentes

Las chicas adolescentes somos el chiste del que se ríe la sociedad entera: por nuestros gustos, nuestros problemas, nuestras jergas.

Pensadlo por un momento: se puede ser “muy pava” pero no “muy pavo”, te comportas “como una quinceañera” pero no “como un quinceañero”, chillas como una niña pero no gritas como un niño… el término “mojabragas”, que tanto se utiliza entre los jóvenes últimamente, habla por sí solo. Parecer una chica ya es vergonzoso en nuestra sociedad, pero parecer una chica entre los doce y los diecinueve lo es todavía más.
Y es que ¿qué hacen las chicas adolescentes, que tan vergonzoso es? Son fans de cantantes y actores “comerciales”, se compran posters, escriben fanfiction y chillan en los conciertos y los estrenos. Son enamoradizas. Siguen las modas. Suspiran por sus ídolos, sucumben a las hormonas y, en definitiva, están en la edad.

Sin embargo, los chicos adolescentes también están en la edad y yo no veo a nadie recordárselo tan a menudo. Los chicos adolescentes, de hecho, presentan mayores índices de consumo de alcohol a diario (ellas, sin embargo, toman más psicofármacos); y son más proclives al uso de la violencia. Los chicos adolescentes son, también, más homófobos y misóginos; son menos tolerantes y pacíficos. Este es un patrón que se repite en hombres y mujeres adultas, pero yo considero que en la adolescencia se da el mayor brote de reacciones hormonales por parte de los chicos y sin embargo es más vergonzoso cotillear con tus amigas (como una maruja) que pegarte con tus amigos.

Sigamos analizando las diferencias de comportamiento entre chicos y chicas, en la adolescencia. Las chicas adolescentes sacan mejores notas (y sin embargo tienen menos confianza en sí mismas que ellos), son más proclives a realizar cualquier tipo de voluntariado y además ayudan más en casa. También leen más y es que, al parecer, las chicas adolescentes hacen algo más que suspirar por ídolos inalcanzables entre los posters de su habitación.

Pero la verdadera pregunta aquí es ¿acaso los chicos adolescentes no tienen ídolos? ¿Acaso los chicos adolescentes no necesitan, en una edad tan difícil de maduración de la personalidad, grandes iconos a los que admirar e imitar? Por supuesto que sí. Los chicos adolescentes admiran a cantantes, futbolistas, motoristas y otros deportistas (generalizando, sí, porque esta es una comparación de estereotipos; desde luego que existen chicos adolescentes que idolatran a escritores y directores de cine). Pero no los adoran.
Porque los chicos adolescentes quieren ser sus ídolos, mientras que las chicas adolescentes quieren conquistar a sus ídolos. Los chicos adolescentes sueñan con ser futuras estrellas; las chicas adolescentes sueñan con enamorar a sus estrellas. Las chicas adolescentes idolatran a hombres, pero los chicos adolescentes no idolatran a su vez a mujeres. Los chicos adolescentes aprenden de sus ídolos en quién se quieren convertir; las chicas adolescentes aprenden de sus ídolos lo que las chicas adolescentes llevan siglos aprendiendo: de quién quieren ser.

Y esto nos lleva a otra pregunta: ¿por qué necesitan las chicas adolescentes a sus ídolos, por qué con esta desesperación que las lleva, desde a dedicar una parte importante de su vida a desconocidos, hasta a extremos como el #cutforzayn (en que se autolesionaban y subían fotos a las redes sociales por su ídolo)? La respuesta, para mí, está en lo que son: chicas y adolescentes. La adolescencia es una etapa, de por sí, de crecimiento, cambios y complicaciones; pero ser chica complica indudablemente esta misma etapa.

Y es que, cuando las niñas entran en la adolescencia, son arrojadas a un lodazal de misoginia. Se impone el dictatorial canon de belleza. Se entra en el mundo del sexo y de las relaciones amorosas. Es, en definitiva, una preparación para todo lo que implica ser mujer en una sociedad patriarcal como es esta.
Porque lo que espera a las niñas más allá de las cuatro paredes de su habitación empapelada de posters es un mundo inhóspito que se vuelve contra ellas cada vez más al crecer. Y nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos, como si los chicos de carne y hueso que están a su alcance fueran mucho mejores.

Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un joven mayor dispuesto a aprovecharse de ellas (todas hemos tenido amigas, o hemos sido esas amigas, que a los 13 años se estrenaban en las relaciones y a menudo también en el sexo de la mano de un chico de 17). Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un chico de su edad a años luz de madurez porque no ha crecido con miedo ni le han enseñado a reprimir sus impulsos como a ellas.
Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un novio machista y controlador que las aparta de sus amigas. Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un chico que compara sus cuerpos desnudos con el de la última porno.
Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, iniciarse en el sexo bajo presión y jugando con el consentimiento.

Nos reímos de las chicas adolescentes cuando, en definitiva, lo que deberíamos hacer es avergonzarnos de lo desprotegidas que las dejamos. Porque no son sólo los novios. En la adolescencia termina de viciarse la relación femenina con la comida; en la adolescencia despuntan la mayoría de trastornos alimenticios*, empieza la competición por la delgadez, por ocupar el mínimo espacio posible en un mundo que se ríe de ti cada vez que eres algo más que invisible.

Y el mismo canon de belleza que nos roba la comida nos condena a ser mujeres plenas antes de tiempo y permanecer, al mismo tiempo, niñas. A tener pecho, caderas y culo de adulta pero la ausencia de vello, granos y estrías de una niña. A ser perfecta pero parecer natural.
A probar el sexo para no ser una estrecha pero mantenerte virgen para no ser una zorra. Porque, como leí una vez, si follas muchas veces con la misma persona no eres promiscua pero si lo haces con chicos distintos sí.
Así, las chicas adolescentes vemos a nuestras amigas llamar dieta a matarse de hambre, amor al maltrato machista y primera vez a que te viole tu novio.
Las chicas adolescentes nos regalamos pulseras, colgantes y juramentos para ser siempre amigas porque ya está el patriarcado para enfrentarnos como competencia.
Las chicas adolescentes vivimos haciendo equilibrios entre el demasiado y el no lo suficiente.
Y, cuando nos tambaleamos, os atrevéis a llamarnos ridículas. Porque convertir a las chicas adolescentes en el chiste del que se ríe toda la sociedad es el mejor método para criar futuras mujeres inseguras y sin confianza en sí mismas.

*mayor prevalencia de anorexia nerviosa en jóvenes de 13 a 18 años que en adultos y en mujeres que en hombres

7 comentarios:

  1. La adolescencia es un tiempo de cambios en el que la persona busca su sitio en el mundo, por ello existe el seguimiento de famosos por los adolescentes. La diferencia entre chicos y chicas, como muy bien apuntas es que ellos buscan a quien parecerse y nosotras a quien conquistar, pero habría que añadir que esto es así porque la sociedad patriarcal nos dice que nosotras no somos nada sin un hombre al que amar, cuidar y respetar. También porque no tenemos referentes mujeres a los que parecernos. La invisibilización de las mujeres que son importantes en algún ámbito es total, pintoras, poetas, deportistas, ingenieras, arquitectas. Si ni siquiera estamos en los centros de poder, cómo vamos a encontrar una mujer en la que mirarnos. Pero, a mi que tengo ya muchos años, me alegra constatar, que hay jóvenes que os hacéis estas preguntas, porque es la mejor manera de encontrar las respuestas. Enhorabuena por el blog y también por las cosas que dicen en tuiter, que siempre son muy interesantes.

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  2. Cómo duele darse cuenta de ciertas cosas después de haberlas vivido. Pero que el dolor nos sirva para levantarnos y luchar contra toda esta mierda. Como tú dices, lo triste es que nos avergoncemos de haber vivido tales situaciones en lugar de avergonzarnos por su desprotección. Contigo, con todas, sé que no estamos ni están desprotegidas, porque estamos todas unidas y dispuestas a adorar ya sea a la boyband de la década o entre nosotras. Así que yo me estreno como chica adolescente (ya mayorcita) con ídolas mujeres y la primera -faltaría más- eres tú.

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  3. ¡Bravo! No me había parado a pensar detenidamente todo lo que está detrás de las numerosas burlas hacia las chicas adolescentes, pero de alguna manera, esto me ha hecho reflexionar y abrir un poco más los ojos.

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  4. Enhorabuena por tu claridad de expresión. Me ha llegado al alma, ojalá hubiera habido alguien que me dijera esto hace unos añitos.
    Un besazo, ¡espero tu próxima entrada con ganas!

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  5. Excelente análisis de la adolescencia y sus consecuencias en la edad adulta. Ratifico todo lo expuesto. Pq ahora desde mi madurez sigo pagando sus efectos. Deberíamos los padres aprender a proteger a nuestros hijos pero tb darles las herramientas para q se enfrenten al mundo real. Te mereces un aplauso

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  6. Me ha gustado mucho como has descrito esta dificil etapa para las mujeres, que luego tiene tantas repercusiones en nuestra vida adulta.

    psiquiatraca.blogspot.com

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  7. Todo esto esta muy bien,pero yo soy chico de 29 años y os aseguro que de adolescente conocí a chicas que a parte de malas personas eran unos monstruos, capaz de hundir moral y psicologicamente y acosar a un chico y sin motivos,por eso digo lo del feminismo cuela pero hasta cierto punto, los hombres no seremos muy ejemplares, pero las mujeres tampoco se quedan atrás en maldad y perversión,las cosas hay que decirlas con objetividad y siendo justos. Nadie os obliga a ser así, conozco chicas que no se someten a la autoridad de ningún tío, deciden con quien estar y cuando quieren estar con quien sea, hay que modernizarse y no asumir los clásicos roles de mujer sumisa.

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