sábado, 26 de enero de 2019

Entrevista: Las Kellys Madrid

Las Kellys (Web) es una Asociación a nivel español de camareras de piso; en su caso, limpian hoteles. Sus reivindicaciones abarcan desde el derecho a la jubilación anticipada hasta la vinculación de la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan, pasando por el fin de las externalizaciones o el aumento de las inspecciones de trabajo. Actualmente tienen presencia en ocho territorios, y yo he tenido el placer y el honor de entrevistar a Ángela, compañera de Las Kellys Madrid (Twitter / Instagram / Facebook). Así que allá vamos con la entrevista.

·Empecemos por el principio ¿cómo nacen Las Kellys? ¿Qué impulsa a todas estas mujeres, camareras de piso que limpian hoteles, a reunirse y auto-organizarse por un bien común?

A partir de un grupo de Facebook que hizo una compañera, empezaron a juntarse mujeres y todas veían que tenían los mismos problemas. Y llegó la compañera de Lanzarote y vimos que había que salir del Facebook; nos juntamos de manera un poco clandestina en mi casa, en Madrid, donde nació la asociación. Vinieron de Barcelona, de Cádiz, de Lanzarote y yo, que estaba en Madrid.
Estuvimos todo el fin de semana con un modelo de estatutos que había, ajustando ese modelo para hacer nuestros propios estatutos. Y ese lunes nos registramos como Asociación.
Veíamos que todo empezaba con la Reforma Laboral, porque este trabajo siempre ha sido duro, pero con la prevalencia de los convenios de empresa empezaron los ERE, empezó la externalización, y con ella nuestros problemas. Pero no solamente eso, porque por ejemplo, las compañeras de las islas no tenían tanto ese problema, pero sí mucha sobrecarga. Las enfermedades eran muy comunes; la espalda, los lumbares, la ciática, las manos… y nos organizamos. Así, empezamos a movernos, con el apoyo mutuo, a darnos a conocer, a denunciar todo esto.

·El paso fundamental, el de trascender de “desahogarse por Internet a la auto-organización”, lo dais en 2015 ¿cómo ha sido el proceso de reunirse, conocerse, movilizarse hasta ahora? ¿Han cambiado los objetivos desde los inicios hasta el momento actual?

Pues no, la verdad es que nacimos para mejorar nuestras condiciones, y en ello seguimos. Primero, como te he dicho antes, el tema de la visibilización y la denuncia; nos fundamentamos muchísimo en el apoyo mutuo, con otros colectivos en lucha. Sobre todo, otros colectivos también de mujeres, por el tema de la vulnerabilidad en el trabajo, la feminización de la pobreza… las mujeres del trabajo doméstico, del trabajo a domicilio, los cuidados.
Respecto a cómo comenzamos, empezamos a reunirnos, a hacer asambleas, y a darnos a conocer. A contactar con las camareras de piso, que querían hablar, pero no querían dar la cara porque tenían mucho miedo.
Poquito a poco, con esta toma de contacto con ellas, nos fueron conociendo, fuimos auto-empoderándonos, y así, poco a poco, todo el mundo, la prensa, quería hablar con nosotras. Porque nadie se creía lo que contábamos. Cuando les decíamos la cantidad de habitaciones que limpiábamos, que si te ponías mala te despedían, nuestros sueldos… cómo puede ser, eso es explotación. Y como te digo, al ser mujeres se aprovechaban mucho de la situación de vulnerabilidad, porque con la crisis, había mujeres que perdían derechos fundamentales, cobrábamos menos, nos hacían contratos en que no trabajabas por jornada, sino por producción, dependiendo de las habitaciones que hicieras.
Y cuando ellas veían que no eran las únicas que tenían ese problema, se lo iban contando a sus amigas, venían a las asambleas, llamaban, contactaban… porque, aunque muchas no querían dar la cara, también hay trabajos internos. Sobre todo siendo mujeres de familias monoparentales, con problemas de desahucio, mujeres migrantes que tienen que mandar dinero a su país… yo misma soy divorciada. Y en mi caso, por ejemplo, el trabajo que me ofrecían en Madrid era de un nivel que yo no quería aceptar, por eso me muevo. Pero claro, hay otras compañeras que no pueden, que no se pueden quejar, porque es esto o nada.

·Vuestras reivindicaciones son amplias (nos habláis del derecho a la jubilación anticipada o del fin de las externalizaciones), pero el fin parece ser uno: el derecho a la dignidad humana. ¿Podéis hablarnos en mayor profundidad de cómo se articula esta lucha, de cuáles han sido los logros hasta el momento y cuáles son los mayores obstáculos?

Mira, el tema de la dignidad es muy importante, porque cuando te anulan… nosotras nacimos precisamente porque nos han ido llevando poco a poco al precipicio, y no esperaban que nos diéramos la vuelta y nos encaráramos. Por ejemplo, estas enfermedades que tenemos, que vas al médico y te dicen que no están reconocidas como enfermedades laborales; y que todo esto te pasa porque eres mujer, porque ya tienes una edad, porque estás con la menopausia… tenemos una compañera a la que no le quieren reconocer sus problemas como enfermedades laborales, este proceso necesitaría una baja, un reconocimiento de cómo te has hecho eso.
Cuando estás contratada con una empresa externa, directamente anulan tu contrato. Hemos conseguido, en este tiempo, que se reconozcan el codo de tenista, el manguito rotador, el túnel carpiano como enfermedades laborales, eso lo conseguimos el año pasado, y ahora tú vas a la mutua y te lo aceptan como baja laboral.
Hicieron falta muchas inspecciones de trabajo, muchas denuncias, y dar mucho la cara. Hemos conseguido que las compañeras vayan denunciando y se añadan denuncias, y claro, que todo el mundo sepa quiénes son Las Kellys.
El otro día, hablando con una compañera periodista, le decía que estamos muy cansadas, porque lo que necesitamos son cambios legislativos; nos hemos reunido hasta con el Parlamento Europeo, con muchas instituciones. El Ministerio de Turismo nos dijo que nos protegerían para que no nos pudieran externalizar, pero no nos han hecho caso. Esa modificación del Estatuto no se ha llevado a cabo.
Nos está preguntando mucha gente sobre cómo nos va a beneficiar la subida del salario mínimo; nos va a beneficiar, evidentemente, porque nos va a subir el salario mínimo a todos. Pero nosotras, concretamente, ya estamos cobrando un 40% de lo que tendríamos que cobrar; porque estamos trabajando por producción, y no por jornada, ganando mucho menos. La subida del salario, por tanto, mientras no haya otros cambios legislativos que pongan por encima los convenios sectoriales, no va a evitar que estas empresas se las ingenien para seguir aprovechándose.
Fíjate, la media de habitación viene a costar 114€ en un hotel, y lo paga el cliente cuando se aloja en este hotel. El hotel, a la empresa externa, le paga una media de 6 o 10€, y la empresa externa, a la camarera, le paga 2’50€. Cuando estás de vacaciones, o cuando estás de baja, no produces; y recordemos que hablamos de contratos por producción.

·La Asociación se plantea inicialmente como apartidista, primando “el debate sobre vuestra situación laboral” antes que “preferencias políticas personales”. Sin embargo, estoy segura de que tenéis mucho que decir respecto al panorama político actual ¿se notan mejoras con los cambios de Gobierno, y cuál es el papel de los sindicatos más tradicionales cuando se trata de la lucha de las camareras de piso? Es decir ¿cómo veis vosotras el panorama ahora?

Respecto al panorama, nosotras siempre hemos visto más apoyos de la izquierda. La Asociación es plural, cada una de nosotras simpatiza con un partido o un sindicato; es importante que la Asociación sea, como tú dices, apartidista. Pero siempre hemos encontrado muchísimos más apoyos de los partidos de la izquierda que de los partidos del centro-derecha. Estuvimos en la Moncloa, por ejemplo, mientras que con Ciudadanos no nos hemos reunido nunca, incluso hemos coincidido con Albert Rivera, nos ha visto con las camisetas, y ni nos preguntó, ni nos saludó…
Por otro lado, se aprobó, en el Pleno de Madrid, hacer un estudio para ver en qué situación estaban nuestros contratos en los hoteles de Madrid, y ese estudio jamás se hizo. Lo hemos reclamado muchas veces y nunca se ha hecho. No sé si será por los intereses, dado que estamos hablando de gente con mucho dinero, gente con mucho poder, de cadenas de hoteles.
Actualmente la situación sigue estando igual, porque aunque nos reunamos con los partidos políticos y tengan voluntad de cambio, esos cambios, como te digo, no llegan. Y además, en el Senado está gobernando por mayoría absoluta el Partido Popular. Hemos hecho ponencias, hemos expuesto nuestros testimonios, y siempre nos hemos encontrado con el muro del Partido Popular.
Nos movemos mucho con el apoyo feminista, con el apoyo de las mujeres, el movimiento 8M… coño, que somos mujeres, tenemos que tomar conciencia de lo que significa ser mujeres.
Sí que estamos un poco decepcionadas, porque los cambios legislativos no llegan. Cuando a nosotras nos externalizan y nos aplican la Reforma Laboral, se calcula que somos alrededor de doscientas mil mujeres que trabajamos en los hoteles; cuando empieza todo esto, a nosotras nadie nos hace un estudio, no nos hacen un estudio de enfermedades, de cómo nos va a afectar en nuestra vida ese sueldo, nos dicen: es lo que toca, es lo que hay.
Entonces ahora seguimos batallando, seguimos hablando con todo el mundo, contando todo esto; denunciando y poniendo en evidencia a los hoteleros. Y también a los sindicatos. Porque una cosa está clara, hasta que nosotras no nos hemos auto-organizado, los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO); los que se sientan con la patronal, estaban burocratizados. Por qué vemos que no se están haciendo estudios psicosociales y ergonómicos a las camareras de piso, pregunto; y me dicen que es muy complicado.
En el País Vasco estamos muy contacto con el ELA, que gestiona parte del dinero de las subvenciones, y lo deja para una caja de resistencia. Así, cuando las trabajadoras y los trabajadores entran en conflicto, subsisten gracias a las cajas de resistencia. Y han conseguido tumbar externalizaciones, con huelgas, en la Cadena Barceló y en la Cadena NH. Si se puede en el País Vasco ¿por qué no se puede en el resto?
Estamos muy cabreadas, porque te decía que nos hemos reunido con el Ministerio de Trabajo, y no se ha modificado el Estatuto de Trabajadores; la primera noticia que hemos tenido es que se han reunido con estos sindicatos ya mencionados para subirles las subvenciones. Nosotras trabajamos cuando tenemos días libres, cuando salimos de trabajar, nos reunimos en centros sociales, en cafeterías… no estamos en contra de los sindicatos, son la herramienta que necesitamos para defender nuestros derechos; lo estamos de los sindicatos tal y como están establecidos, que no luchan como es debido. Si nosotras podemos hacerlo, con esta situación que te cuento ¿cómo ellos no pueden?
Y no gusta que tengamos voz propia, que queramos ser autónomas. No somos borregas. Nos dicen que somos mujeres no cualificadas. La Patronal de hoteles de Tenerife ha hecho un vídeo (está en el Facebook de Las Kellys Lanzarote) en que nos pintan como si no supiéramos hacer la o con un canuto, porque como limpiamos habitaciones… lo que pasa es que por circunstancias de la vida hemos acabado haciendo esto. Como yo, que no encontraba trabajo de lo mío. Y he ido haciendo cursos, y actualmente soy gobernanta de hotel, pero sé perfectamente que esto nos afecta a todos los del departamento de pisos.

·La exigencia de una dignidad y unos derechos comunes a todas las mujeres, así como la revalorización de los cuidados, vienen siendo reivindicaciones feministas fundamentales. ¿Hay un apoyo desde el Movimiento Feminista del Estado a vosotras, Las Kellys? ¿Podemos hablar de solidaridad, de una misma lucha incluso?

Sí. Claro que se puede hablar de solidaridad; de hecho, cada vez que hacemos alguna concentración, enseguida encontramos el apoyo de las feministas. Nos tenemos que apoyar entre nosotras, porque tarde o temprano, todo nos alcanza; por ejemplo, en los hoteles, nos empezaron a externalizar a nosotras, el 30% de las plantillas de los hoteles, el sector más amplio. Los hoteles se abren para vender habitaciones, habitaciones limpias, porque nadie paga por alojarse en una habitación sucia. Y si nosotras representamos ese porcentaje de la plantilla de un hotel ¿por qué nos han externalizado a nosotras? ¿Por qué no lo han hecho con otro departamento? Está claro que no queremos que se lo hagan a ningún departamento, porque por encima de todo, Las Kellys nos basamos en el apoyo mutuo, en la solidaridad.
Pero lo que quiero decir con esto es que les ha sido tan fácil barrernos a las mujeres… claro que es una causa feminista, porque nos lo hacen a una, y nos lo hacen a todas. Los trabajos que hacemos las mujeres no están valorados, y cuando llegas a casa, tienes que seguir limpiando, cuidar de tus hijos; tenemos mujeres que son el soporte familiar: trabajan fuera y dentro. Llevan la gestión de toda la casa. Son economistas. Ya está bien.
No hay más que ver lo que está pasando con los malos tratos, con la violencia; no se trata sólo de la violencia física, sino también de la violencia institucional. Tenemos mujeres que van a solicitar una beca para el comedor y no se la conceden, compañeras que están desahuciadas…
Nosotras hacemos trabajos residuales, hay muy poquitos hombres limpiando las habitaciones, y los que lo hacen es porque no encuentran trabajo de lo suyo; en cuanto les sale un contrato de lo suyo, se van, y luego ya volverán. Saben que ese trabajo siempre va a estar ahí. Entran y salen como solución. Pero son trabajos que han hecho las mujeres desde siempre, y parece que como los hemos hecho nosotras siempre, tenemos que callar y otorgar.
En el programa Equipo de Investigación, sale un director de hotel diciendo que contrata hombres porque tienen menos cargas familiares y menos faltas. Eso es patriarcado. ¿Los hijos son sólo nuestros, de las mujeres? ¿No son de los dos?

·Por último, no puedo dejar de preguntaros cuáles son vuestras principales exigencias ahora mismo; todos y todas sabemos lo mucho que lucháis y lleváis luchado, pero ¿cuáles son los objetivos a corto y largo plazo?

A corto y largo plazo, es que no se pueda externalizar el trabajo estructural que hacemos. Tú puedes externalizar que te limpien la piscina porque hay fecha de inicio y fecha de final; pero limpiar las habitaciones de un hotel es el pilar del hotel, lo necesitas siempre. Eso nos está enfermando, y esa sobrecarga que se deriva es el origen de muchas enfermedades.
El tema de la jubilación también es crucial; que nos podamos jubilar, porque si pretenden que aguantemos así… yo tengo compañeras con 50, 40 y hasta 30 años con el lumbago para siempre tocado, con problemas de discos.
Luego, por otra parte, queremos que se vincule lo que es la categoría de los hoteles, como las estrellas que tiene un hotel, que se le dan al hotel en función de los metros de la habitación, o del minibar, o del teléfono en la habitación… con la calidad del trabajo que realizamos nosotras en esos hoteles. Tenemos compañeras trabajando en hoteles de 5 estrellas, la Cadena Barceló, por ejemplo; y ellas están externalizadas, no tienen garantizados sus derechos más mínimos. No tienen ni un plato de comida, se tienen que llevar el tupper.
En un hotel de cinco estrellas, ellas no tienen los mismos derechos que los compañeros de Recepción. Queremos que se vinculen ambos ámbitos, la categoría del hotel y la categoría de las trabajadoras, que haya una especie de sello.
Ahora, por ejemplo, hemos participado como Jurado en un Premio llamado Hotel Feliz organizado por la Alcaldesa de Madrid; han otorgado el premio a un hotel que cumple en sostenibilidad, en derechos, en igualdad… y había varias candidaturas de hoteles externalizados. Una empresa externa las discrimina. Han tenido en cuenta, desde el Ayuntamiento de Madrid, nuestro fallo y por ende, no han tenido en cuenta esas candidaturas.
Nosotras tenemos claro que sí tenemos una relación subordinada en los hoteles, que tenemos unos jefes; el problema es cuando nos explotan, nos quieren denigrar, hundir, humillar… ahí no hay subordinación que valga. Ahí nos tenemos que insubordinar.

jueves, 17 de enero de 2019

Interview with Elana Dykewomon - lesbian activist, writer & teacher

Elana Dykewomon is a Jewish lesbian activist, writer and teacher based in USA. Her novel Beyond the Pale stands out in between her literary works - an example of an award-winning lesbian narrative - just like many other prose, poetry and essay works. Her work, in her own words, is to change the world, word by word. Here's the interview - and here's the interview, in Spanish too.

·You’re a Jewish lesbian activist, editor and writer. To many people, this word choice, these words put together, don’t make sense at all or seem to them like a contradiction, like an impossibility. But they aren’t – how does your being Jewish shape your lesbian experience, and vice versa? How did you first come to call yourself this way – to reconcile yourself with being both?

I'm a secular, atheist, spiritual Jew, so I didn't have to struggle with religious strictures once I was an adult (although my birth family was somewhat observant religiously, in a post-Holocaust you-should-know-your-people way). Perhaps it's a little more complicated – I knew I was a lesbian when I was a child, and had a profound sense of being an outsider among outsiders. The women's & lesbian movements saved my life. Many Jewish lesbians became activists then. I found, when I was writing my novel, Beyond the Pale, that Jewish women have been activists in the U.S. for as long as we've been here – and many of those women were clearly lesbians, particularly in the Progressive Era (1890-1920). Being Jewish shapes my sense of humor, my sense of difference – not unlike being a lesbian in many ways. I have written both novels and essays about this, and will be editing a new anthology of Jewish Feminist writing as an issue of Sinister Wisdom with Judith Katz in 2019.

·I’ve recently been reading on feminist theology – it was such a shock for me to find out there was a theology beyond the words and violence of religious men and their institutions. What role do you feel like feminist theology, and especially Jewish feminist theology, plays in the understanding of ourselves as spiritual yet rebellious women? And which are the main challenges faced by spiritual and religious feminists nowadays?

I know some religious Jewish feminists, many of whom locate their sense of spirituality in female presence, both in and out of scripture. Some of my friends believe in the sacred texts of Judaism, and have worked at re-interpreting & expanding them as both inclusive of and celebrating women. Poetry has always been what I look to for spiritual nourishment and direction – and the old texts are full of poetry as well as the violence and misogyny we have experienced. The challenges women face in religious institutions are primarily political, I think, as are our challenges everywhere in hierarchical organizations. If I were in charge of choosing "the" religious text, I would choose poetry and commentary by lesbians like Irena Klepfisz, Audre Lorde, Chrystos, Gloria Anzaldúa.

·As a lesbian, I so often feel like mainstream LGBTI activism focuses mainly on men’s experience of violence, prejudice and oppression. Nowadays there’s more of a focus on lesbian, bi, trans and intersex women’s History and identities, but I still feel like our needs are never met when it comes to the need for truly transversal and women-centric praxis and politics. How do you feel about this? What’s your insight on LGBTI people getting together to subvert the patriarchy and organize against its violence, meanwhile advocating for partial or even absolute lesbian separatism?

This is another book-length answer. My own desire and intelligence is fairly simple: I want to focus on women and lesbians because I believe we are worthy of each other's full attention. It is only within my lifetime that the word "lesbian" can be said out loud in public places – and still, not all that many. We have the right to know each other in each other's company – it's the first step to self-definition.
 I have also come to appreciate & participate in coalition work, and think coalitions are strongest where the participants in coalition come out of strong home-bases, whether we conceptualize those as separatist or not. I know we have to be aware of our enemies in an intersectional way (that is: constantly be alert to white-supremacy, colonialism, classism, ableism and misogyny). And it's clear that all those institutions of oppression exist within us, conscious or not. Being an activist means being alert to your own psyche, to grow and change. Yet I don't want reaction to oppression to be what defines my commitment. I want to work for a vision of a better world.

·You’re a prolific writer and editor. To me, like to many other women, culture is a weapon itself, or at least helps us make our own lived experiences and relationships into a weapon to fight the patriarchy. What’s the book scene like when it comes to being a woman who writes and edits, and especially when you’re unapologetically lesbian? What would your advice be for young lesbians like me out there who want to put their own words and art out there but are still scared and insecure about our own power?

The book scene – it depends which book scene in which country. In England, for instance, white lesbian writers have had quite a lot of mainstream success. In the U.S., not so much. But in the U.S., there are still a number of lesbian publishers – most successfully of genre fiction (mystery, romance, speculative), but also of "literary" fiction, non-fiction and poetry. There is one national conference a year specifically for lesbian writers (Golden Crown) and a number of regional ones. The LGBT literary conferences have been, in my experience, welcoming of lesbian participation. Getting published when you're starting out is a problem – and the proliferation of social media platforms makes it more complicated, harder to be heard in the general background noise.  
Advice to young lesbian writers: get into a writing support group of other lesbian writers (or any other writers with whom you feel kinship). Do not be afraid to share your ideas and inspirations with others, and start sending your work to journals and publications that reflect the communities you want to be part of. Some of my most wonderful friendships are with the lesbian writers I "came of age" with in the 1970s – we weren't often in the same place at the same time, but we shared the desire to write openly as lesbians about lesbian experience (as well as anything else we wanted to address).  Jewelle Gomez, Gloria Anzaldúa, Dorothy Allison, Irena Klepfisz, Chrystos – and the writers who came just before and after us – gave me a sense of the whole world. So – find your cohort, do your work, publish as soon as you can, be not afraid of what you think, nor of what others think of you. Do not be distracted by internet noise or a sense that you're not "getting enough out there." Writing is not easy work, but if it's what you experience as what you need to do, keep working.   

·Speaking of books, was there one what played a vital role in your own understanding of yourself as the person that you are nowadays, an unstoppable activist and creator?

The first novel I read  by a lesbian with "homosexual" themes was Nightwood by Djuna Barnes – a disturbing and clouded view of what happens to intimacy when people are despised. And then I read a lot of pulp fiction, in which lesbians always die or go straight. I guess these were formative in the sense that I determined to write a lesbian novel with a happy ending, and I was lucky to publish it with one of the first lesbian publishing houses, Daughters, Inc. in 1974. After that, Audre Lorde's Zami and Monique Wittig's Les Guérillères were critical to my development as a writer. I heard the  great bisexual poet, Muriel Rukeyser, read at an anti-Vietnam war rally in 1968 – the only woman among all the "cool" guys – and her moral determination and presence – an emissary of conscience from the world of women – had a profound affect on my ability to see myself as a poet & activist.

·Nowadays, it seems to me like social media is to everyone the main source of knowledge on politics and society, on our own identities and resistance too. We all tend to organize via social media, we raise awareness via social media and even call for action on there too. However, as a young lesbian mad woman with some experience with women’s organization in a former local feminist collective in my city, I feel like we should never forget the vital role that community meetings and actually getting together with other women-loving women to share our own experiences, to self-publish our own zines and to march and protest and even cry and rage together. What’s your insight on this? Is the political and activist scene much different to the way it was when you got started, and what do you think we’ve gotten better at and is there anything we’re losing track of?

See the end of my last answer about Muriel Rukeyser. It's important to show up in person. The internet is full of noise. Yes, it's much more possible to get the word out to many more people, and be aware of many more things at once. That's important. But it works against choosing – we are individuals with limited energy. We need to make conscious choices about where we want to put that energy and who we want to work with. Sometimes we get so overwhelmed by information that all we can do is sign petitions and witness from a distance. It's important to get together with others and work on specific things. No one can do everything, but everyone can do something. We tend to lose track of that – and it's one of the first lessons of activism: pick projects you can complete and feel proud of participating in.

·Last, I’m curious about your forthcoming projects and books. Could you tell us about anything you’re working on, and what’s the quote or mantra that stays with you when it comes to lesbian resistance?

I am currently working on a play about the moral dilemmas we face when those we're close to (partners, parents, siblings, friends) ask us to help them die. My spouse, Susan, developed Lewy Body dementia and a seizure disorder in the 25th year we were together – and died in the 27th. The play is inspired by my experience with her, and the experience of seeking counsel from many other women who have dealt in their own relationships with the right to die.  I am also going to edit an issue of Sinister Wisdom with Judith Katz on Jewish Lesbians next year. Those are my two main projects – I also have a book of poems or three on my hard drive, waiting to be organized.
A mantra? I've been stuck on this question for weeks. Because it's not a simple quote – it's a lifetime of gestures and interactions. It's Gloria Anzaldúa sitting on the floor of her house in Santa Cruz with me, drawing a picture of the Aztec god who was buried in dismembered pieces and rose again whole, to illustrate the challenge that we, as lesbian writers, faced. It's my partner Susan, after Lucy Jane Bledsoe came to the house the week Susan died, and gave us a private reading – raising her arms in joy, saying "So many Lesbians!" It's my first lover, from when we were 17, coming to my mother's funeral without my having to ask her. It's the delight of going to Jewelle Gomez's off-Broadway premiere of her play, Waiting for Giovanni.  It's my 40-year friendship with Dolphin, who spends most Friday nights with me since Susan died. It's all the connections – a litany of lesbian writers and friends with whom I've been privileged to be in conversation – and the depth of the kindness we have shown each other. No single quote covers it. But always keep the banners of friendship and kindness in view.

Entrevista: Elana Dykewomon, activista, escritora y profesora lesbiana

Elana Dykewomon es una activista, escritora, editora y profesora lesbiana judía estadounidense. Es autora, entre otras obras, de la novela Beyond the Pale (narrativa lesbiana varias veces premiada); así como de numerosas obras en prosa, poesía y ensayo. Se dedica, en sus propias palabras, a cambiar el mundo palabra por palabra. Aquí va la entrevista (y aquí la entrevista, también en inglés).


·Eres una activista, editora y escritora lesbiana, judía. Para muchas personas, esta elección de palabras, estas palabras hilvanadas no tienen sentido en absoluto o les parecen una contradicción, una imposibilidad. Pero no lo son ¿cómo influye el hecho de que seas judía en tu vivencia como lesbiana, y viceversa? ¿Cómo llegaste a denominarte a ti misma así; a reconciliarte contigo misma siendo ambas?

Soy judía secular, atea y espiritual, así que no tuve que pasarlo mal con las escrituras religiosas una vez me convertí en adulta (aunque mi familia de nacimiento era algo practicante en cuanto a la religión, en el sentido de deberías-saber-quiénes-son-los-tuyos del post-Holocausto). Quizás sea un poco más complicado; yo sabía que era lesbiana cuando era niña, y tenía una profunda sensación de ser una forastera entre los forasteros. Los movimientos de las mujeres y de las lesbianas me salvaron la vida. Muchas lesbianas judías se convirtieron en activistas entonces. Yo descubrí, cuando estaba escribiendo mi novela, Beyond the Pale, que las mujeres judías han sido activistas en Estados Unidos desde que estamos aquí, sobre todo en la Etapa Progresista (1890-1920). Ser judía permea mi sentido del humor, mi noción de ser diferente; no precisamente al contrario que ser lesbiana, en muchos sentidos. He escrito tanto novelas como ensayos sobre esto, y editaré una nueva antología de escritos de feministas judías como número de Sinister Wisdom, con Judith Katz, en 2019.

·Últimamente he estado leyendo sobre teología feminista; me resultó un shock tan grande descubrir que había una teología más allá de las palabras y la violencia de los hombres religiosos y de sus instituciones. ¿Qué papel crees que la teología feminista, y sobre todo la teología feminista judía, juega en nuestra comprensión de nosotras mismas como mujeres espirituales y aun así rebeldes? ¿Y cuáles son los principales retos por afrontar para las feministas espirituales y religiosas hoy en día?

Conozco a algunas feministas judías religiosas, muchas de las cuales sitúan su sentido de la espiritualidad alrededor de la presencia de mujeres, tanto dentro como fuera de las escrituras. Algunas de mis amigas creen en los textos sagrados del judaísmo, y han trabajado re-interpretando y expandiéndolos tanto como inclusivos de, como en forma de celebración de las mujeres. La poesía siempre ha sido mi faro en lo que respecta a nutrirme y encontrar un sendero espiritual; y los antiguos textos están llenos de poesía, así como de la violencia y misoginia que hemos experimentado. Los retos que las mujeres afrontamos en las instituciones religiosas son mayormente políticos, creo yo, como lo son nuestros retos en todas partes dentro de organizaciones jerárquicas. Si yo fuera la encargada de elegir “el” texto religioso, elegiría la poesía y los comentarios de lesbianas como Irena Klepfisz, Audre Lorde, Chrystos, Gloria Anzaldúa.

·Como lesbiana, muy a menudo siento que el activismo LGBTI mayoritario se centra principalmente en las experiencias masculinas de la violencia, del prejuicio y de la opresión. Hoy en día hay un mayor enfoque de las identidades y la Historia de las mujeres lesbianas, bi, trans e intersex; pero aun así siento que nunca se cubren nuestras necesidades cuando se trata de la necesidad de praxis y políticas verdaderamente transversales y centradas en las mujeres. ¿Cómo te sientes acerca de esto? ¿Cuál es tu visión en lo que respecta a la reunión de las personas LGBTI para subvertir el patriarcado y organizarnos contra su violencia, al mismo tiempo que se aboga por un separatismo lesbiano parcial e incluso total?

Esta es otra respuesta de longitud de libro. Mi propio deseo e inteligencia es bastante simple: quiero centrarme en las mujeres y en las lesbianas porque creo que nos merecemos la completa atención de cada una de cada una y de la otra. Ha sido sólo a lo largo de mi vida que la palabra “lesbiana” ha empezado a poderse decir en voz alta en lugares públicos; y aun así, en tantos. Tenemos el derecho de conocernos las unas a las otras en nuestra propia compañía; es el primer paso hacia la auto-definición.
También he llegado a apreciar y participar en trabajos de coalición, y creo que las coaliciones más fuertes son aquellas en que los participantes de la coalición provienen de comunidades de base fuertes, las conceptualicemos o no como separatistas. Sé que debemos ser conscientes de nuestros enemigos de forma interseccional (es decir, estar constantemente alerta respecto a la supremacía blanca, el colonialismo, el clasismo, el capacitismo y la misoginia). Y está claro que todas esas instituciones de la opresión existen dentro de nosotros, consciente o inconscientemente. Ser activista implica estar alerta respecto a tu propia psique, implica crecer y cambiar. Y aun así no quiero que la reacción a la opresión sea lo que define mi compromiso. Quiero trabajar por una visión de un mundo mejor.

·Eres una escritora y editora prolífica. Para mí, como para muchas otras mujeres, la cultura es un arma en sí misma, o como mínimo nos ayuda a hacer de nuestras propias experiencias de vida y nuestras relaciones un arma para combatir el patriarcado. ¿Cómo es el mundo del libro cuando hablamos de ser una mujer que escribe y edita, y sobre todo cuando eres lesbiana sin una pizca de arrepentimiento? ¿Cuál sería tu consejo para las jóvenes lesbianas como yo ahí fuera que sacamos nuestras propias palabras y nuestro propio arte ahí fuera pero seguimos asustadas e inseguras de nuestro propio poder?

El mundo del libro… depende de qué mundo del libro y en qué país. En Inglaterra, por ejemplo, las escritoras lesbianas blancas han tenido bastante éxito mayoritario. En Estados Unidos, no tanto. Pero aun así en Estados Unidos hay un buen número de editoras lesbianas; con mayor éxito en lo que respecta a la ficción de género (misterio, romántica, especulativa), pero también a la ficción “literaria”, la no ficción y la poesía. Hay una conferencia nacional anual específicamente para escritoras lesbianas (Golden Crown) y un buen número de otras regionales. Las conferencias literarias LGBT han sido, desde mi experiencia, acogedoras con la participación lesbiana. Que te publiquen cuando estás empezando es un problema; y la proliferación de plataformas en redes sociales lo hace más complicado, hace más difícil que se te oiga entre el ruido de fondo general.
Mi consejo para las jóvenes escritoras lesbianas: entrad en grupos de apoyo de escritura de otras escritoras lesbianas (u otros escritores con quienes sintáis un compañerismo). No tengáis miedo de empezar a compartir vuestras ideas e inspiración con el resto, y empezad a enviar vuestro trabajo a revistas y publicaciones que sean un reflejo de las comunidades de las que queráis ser parte. Algunas de mis amistades más maravillosas son con las escritoras lesbianas con las que “maduré” en los setenta; a menudo no estábamos en el mismo lugar al mismo tiempo, pero compartíamos el deseo de escribir abiertamente como lesbianas sobre la experiencia lesbiana (así como cualquier otra cosa que quisiéramos abordar). Jewelle Gomez, Gloria Anzaldúa, Dorothy Allison, Irena Klepfisz, Chrystos (y las escritoras que llegaron justo tras nosotras y antes de nosotras) le dieron un sentido a todo mi mundo. Así que encontrad vuestra cohort, haced vuestro trabajo, publicad tan pronto como podáis, no tengáis miedo de lo que pensáis, ni de que lo que el resto piense de vosotras. No os distraigáis con el ruido de Internet o la sensación de que no “estáis ahí fuera lo suficiente”. Escribir no es un trabajo fácil, pero si es lo que experimentáis como lo que necesitáis hacer, seguid trabajando.

·Hablando de libros ¿hubo uno que jugara un papel esencial en tu propio entendimiento de ti misma como la persona que eres hoy en día, una activista y creadora imparable?

La primera novela que leí de una lesbiana con temas “homosexuales” fue Nightwood, de Djuna Barnes; una visión inquietante y confusa de lo que pasa con la intimidad cuando se desprecia a las personas. Y después leí mucha literatura pulp, en la que las lesbianas siempre mueren o se vuelven hetero. Supongo que estas fueron formativas en el sentido de que determiné que escribiría una novela lesbiana con final feliz, y fui afortunada de publicarla con una de las primeras casas editoriales lesbianas, Daughters, Inc. en 1974. Después de eso, Zami, de Audre Lorde, y Les Guérillères, de Monique Wittig, fueron fundamentales para mi desarrollo como escritora. Oí´recitar a la gran poeta bisexual, Muriel Rukeyser, en una concentración contra la Guerra de Vietnam en 1968. Ella era la única mujer entre todos los tíos “guays”, y su determinación moral y su presencia (una emisaria de la conciencia del mundo de las mujeres) tuvieron un profundo efecto en mi capacidad de verme a mí misma como poeta y activista.

·Hoy en día, me da la impresión de que las redes sociales son para todos la principal fuente de conocimiento sobre política y sobre la sociedad, sobre nuestras propias identidades y resistencia también. Todos tendemos a organizarnos a través de las redes sociales, creamos conciencia a través de las redes sociales e incluso llamamos a la acción desde allí, también. Sin embargo, como la joven lesbiana y loca que soy, con algo de experiencia con la organización de las mujeres en un colectivo feminista local en mi ciudad en el pasado, me parece que nunca deberíamos olvidar el papel fundamental que juegan los encuentros comunitarios y el hecho de juntarse con otras mujeres que aman a mujeres para compartir nuestras experiencias, para auto-editar nuestros propios fanzines y para manifestarnos y protestar e incluso para llorar y rabiar juntas. ¿Cómo lo ves tú? ¿Es la escena política y activista muy diferente de como era cuando tú empezabas, y en qué crees que hemos mejorado y hay algo a lo que le estemos perdiendo el rastro?

Volvamos al final de mi anterior respuesta sobre Muriel Rukeyser. Es importante aparecer en persona. Internet está lleno de ruido. Sí, es mucho más factible que muchas más personas se enteren, así como ser consciente de muchas más cosas al mismo tiempo. Eso es importante. Pero dificulta la elección; somos individuos con energía limitada. Tenemos que elegir conscientemente donde queremos invertir esa energía y con quién queremos trabajar. A veces nos sobrepasa tanto la información que todo lo que Podemos hacer es firmar peticiones y ser testigos en la distancia. Es importante juntarse con otras personas y trabajar en cosas específicas. Nadie puede hacerlo todo, pero todo el mundo puede hacer algo. Tendemos a perder la noción de eso; y es una de las primeras lecciones del activismo: elige proyectos que puedas completar y sentirte orgulloso de haber participado en ellos.

·Por último, tengo curiosidad sobre tus próximos proyectos y libros. ¿Podrías hablarnos de alguna cosa en la que estés trabajando? Y ¿cuál es la frase o el mantra con la que te quedas cuando hablamos de resistencia lesbiana?

Actualmente estoy trabajando en una obra de teatro sobre los dilemas morales que confrontamos cuando nuestras personas cercanas (parejas, progenitores, hermanos, amigos) nos piden que les ayudemos a morir. Mi esposa, Susan, desarrolló demencia y un trastorno convulsivo el año vigésimo quinto que llevábamos juntas; y murió el vigésimo séptimo. La obra se inspira en mi experiencia con ella, y la experiencia de buscar consejo de muchas otras mujeres que han lidiado en sus propias relaciones con el derecho a morir. También voy a editar un número de Sinister Wisdom con Judith Katz sobre lesbianas judías el año próximo. Esos son mis dos proyectos principales; también tengo un par de libros de poemas en el ordenador, esperando a que los organice.
¿Un mantra? Llevo atascada en esta pregunta semanas. Porque no es una simple frase; es toda una vida de gestos e interacciones. Es Gloria Anzaldúa sentada en el suelo de su casa de Santa Cruz conmigo, dibujando una imagen del dios azteca que fue enterrado en trozos desmembrados y renació de nuevo entero, para ilustrar el reto que nosotras, como escritoras lesbianas, afrontábamos. Es mi compañera, Susan, después de que Lucy Jane Bledsoe viniera a casa la semana que Susan murió, y nos ofreciera una lectura privada; alzando los brazos de felicidad, diciendo “¡Tantas lesbianas!”. Es mi primera amante, de cuando teníamos 17 años, viniendo al funeral de mi madre sin que hiciera falta que yo se lo pidiera. Es el placer de ir al estreno fuera de Broadway de la obra de Jewelle Gomez, Waiting for Giovanni. Es mi amistad de 40 años con Dolphin, que pasa la mayoría de las noches de viernes conmigo desde que Susan murió. Son todas las conexiones; una letanía de escritoras lesbianas y amigas con las que he tenido el privilegio de conversar, y la profundidad de la amabilidad que nos hemos demostrado las unas a las otras. Ninguna frase sola lo abarca. Pero mantengamos siempre las banderas de la amistad y de la amabilidad a la vista.