jueves, 17 de enero de 2019

Entrevista: Elana Dykewomon, activista, escritora y profesora lesbiana

Elana Dykewomon es una activista, escritora, editora y profesora lesbiana judía estadounidense. Es autora, entre otras obras, de la novela Beyond the Pale (narrativa lesbiana varias veces premiada); así como de numerosas obras en prosa, poesía y ensayo. Se dedica, en sus propias palabras, a cambiar el mundo palabra por palabra. Aquí va la entrevista (y aquí la entrevista, también en inglés).


·Eres una activista, editora y escritora lesbiana, judía. Para muchas personas, esta elección de palabras, estas palabras hilvanadas no tienen sentido en absoluto o les parecen una contradicción, una imposibilidad. Pero no lo son ¿cómo influye el hecho de que seas judía en tu vivencia como lesbiana, y viceversa? ¿Cómo llegaste a denominarte a ti misma así; a reconciliarte contigo misma siendo ambas?

Soy judía secular, atea y espiritual, así que no tuve que pasarlo mal con las escrituras religiosas una vez me convertí en adulta (aunque mi familia de nacimiento era algo practicante en cuanto a la religión, en el sentido de deberías-saber-quiénes-son-los-tuyos del post-Holocausto). Quizás sea un poco más complicado; yo sabía que era lesbiana cuando era niña, y tenía una profunda sensación de ser una forastera entre los forasteros. Los movimientos de las mujeres y de las lesbianas me salvaron la vida. Muchas lesbianas judías se convirtieron en activistas entonces. Yo descubrí, cuando estaba escribiendo mi novela, Beyond the Pale, que las mujeres judías han sido activistas en Estados Unidos desde que estamos aquí, sobre todo en la Etapa Progresista (1890-1920). Ser judía permea mi sentido del humor, mi noción de ser diferente; no precisamente al contrario que ser lesbiana, en muchos sentidos. He escrito tanto novelas como ensayos sobre esto, y editaré una nueva antología de escritos de feministas judías como número de Sinister Wisdom, con Judith Katz, en 2019.

·Últimamente he estado leyendo sobre teología feminista; me resultó un shock tan grande descubrir que había una teología más allá de las palabras y la violencia de los hombres religiosos y de sus instituciones. ¿Qué papel crees que la teología feminista, y sobre todo la teología feminista judía, juega en nuestra comprensión de nosotras mismas como mujeres espirituales y aun así rebeldes? ¿Y cuáles son los principales retos por afrontar para las feministas espirituales y religiosas hoy en día?

Conozco a algunas feministas judías religiosas, muchas de las cuales sitúan su sentido de la espiritualidad alrededor de la presencia de mujeres, tanto dentro como fuera de las escrituras. Algunas de mis amigas creen en los textos sagrados del judaísmo, y han trabajado re-interpretando y expandiéndolos tanto como inclusivos de, como en forma de celebración de las mujeres. La poesía siempre ha sido mi faro en lo que respecta a nutrirme y encontrar un sendero espiritual; y los antiguos textos están llenos de poesía, así como de la violencia y misoginia que hemos experimentado. Los retos que las mujeres afrontamos en las instituciones religiosas son mayormente políticos, creo yo, como lo son nuestros retos en todas partes dentro de organizaciones jerárquicas. Si yo fuera la encargada de elegir “el” texto religioso, elegiría la poesía y los comentarios de lesbianas como Irena Klepfisz, Audre Lorde, Chrystos, Gloria Anzaldúa.

·Como lesbiana, muy a menudo siento que el activismo LGBTI mayoritario se centra principalmente en las experiencias masculinas de la violencia, del prejuicio y de la opresión. Hoy en día hay un mayor enfoque de las identidades y la Historia de las mujeres lesbianas, bi, trans e intersex; pero aun así siento que nunca se cubren nuestras necesidades cuando se trata de la necesidad de praxis y políticas verdaderamente transversales y centradas en las mujeres. ¿Cómo te sientes acerca de esto? ¿Cuál es tu visión en lo que respecta a la reunión de las personas LGBTI para subvertir el patriarcado y organizarnos contra su violencia, al mismo tiempo que se aboga por un separatismo lesbiano parcial e incluso total?

Esta es otra respuesta de longitud de libro. Mi propio deseo e inteligencia es bastante simple: quiero centrarme en las mujeres y en las lesbianas porque creo que nos merecemos la completa atención de cada una de cada una y de la otra. Ha sido sólo a lo largo de mi vida que la palabra “lesbiana” ha empezado a poderse decir en voz alta en lugares públicos; y aun así, en tantos. Tenemos el derecho de conocernos las unas a las otras en nuestra propia compañía; es el primer paso hacia la auto-definición.
También he llegado a apreciar y participar en trabajos de coalición, y creo que las coaliciones más fuertes son aquellas en que los participantes de la coalición provienen de comunidades de base fuertes, las conceptualicemos o no como separatistas. Sé que debemos ser conscientes de nuestros enemigos de forma interseccional (es decir, estar constantemente alerta respecto a la supremacía blanca, el colonialismo, el clasismo, el capacitismo y la misoginia). Y está claro que todas esas instituciones de la opresión existen dentro de nosotros, consciente o inconscientemente. Ser activista implica estar alerta respecto a tu propia psique, implica crecer y cambiar. Y aun así no quiero que la reacción a la opresión sea lo que define mi compromiso. Quiero trabajar por una visión de un mundo mejor.

·Eres una escritora y editora prolífica. Para mí, como para muchas otras mujeres, la cultura es un arma en sí misma, o como mínimo nos ayuda a hacer de nuestras propias experiencias de vida y nuestras relaciones un arma para combatir el patriarcado. ¿Cómo es el mundo del libro cuando hablamos de ser una mujer que escribe y edita, y sobre todo cuando eres lesbiana sin una pizca de arrepentimiento? ¿Cuál sería tu consejo para las jóvenes lesbianas como yo ahí fuera que sacamos nuestras propias palabras y nuestro propio arte ahí fuera pero seguimos asustadas e inseguras de nuestro propio poder?

El mundo del libro… depende de qué mundo del libro y en qué país. En Inglaterra, por ejemplo, las escritoras lesbianas blancas han tenido bastante éxito mayoritario. En Estados Unidos, no tanto. Pero aun así en Estados Unidos hay un buen número de editoras lesbianas; con mayor éxito en lo que respecta a la ficción de género (misterio, romántica, especulativa), pero también a la ficción “literaria”, la no ficción y la poesía. Hay una conferencia nacional anual específicamente para escritoras lesbianas (Golden Crown) y un buen número de otras regionales. Las conferencias literarias LGBT han sido, desde mi experiencia, acogedoras con la participación lesbiana. Que te publiquen cuando estás empezando es un problema; y la proliferación de plataformas en redes sociales lo hace más complicado, hace más difícil que se te oiga entre el ruido de fondo general.
Mi consejo para las jóvenes escritoras lesbianas: entrad en grupos de apoyo de escritura de otras escritoras lesbianas (u otros escritores con quienes sintáis un compañerismo). No tengáis miedo de empezar a compartir vuestras ideas e inspiración con el resto, y empezad a enviar vuestro trabajo a revistas y publicaciones que sean un reflejo de las comunidades de las que queráis ser parte. Algunas de mis amistades más maravillosas son con las escritoras lesbianas con las que “maduré” en los setenta; a menudo no estábamos en el mismo lugar al mismo tiempo, pero compartíamos el deseo de escribir abiertamente como lesbianas sobre la experiencia lesbiana (así como cualquier otra cosa que quisiéramos abordar). Jewelle Gomez, Gloria Anzaldúa, Dorothy Allison, Irena Klepfisz, Chrystos (y las escritoras que llegaron justo tras nosotras y antes de nosotras) le dieron un sentido a todo mi mundo. Así que encontrad vuestra cohort, haced vuestro trabajo, publicad tan pronto como podáis, no tengáis miedo de lo que pensáis, ni de que lo que el resto piense de vosotras. No os distraigáis con el ruido de Internet o la sensación de que no “estáis ahí fuera lo suficiente”. Escribir no es un trabajo fácil, pero si es lo que experimentáis como lo que necesitáis hacer, seguid trabajando.

·Hablando de libros ¿hubo uno que jugara un papel esencial en tu propio entendimiento de ti misma como la persona que eres hoy en día, una activista y creadora imparable?

La primera novela que leí de una lesbiana con temas “homosexuales” fue Nightwood, de Djuna Barnes; una visión inquietante y confusa de lo que pasa con la intimidad cuando se desprecia a las personas. Y después leí mucha literatura pulp, en la que las lesbianas siempre mueren o se vuelven hetero. Supongo que estas fueron formativas en el sentido de que determiné que escribiría una novela lesbiana con final feliz, y fui afortunada de publicarla con una de las primeras casas editoriales lesbianas, Daughters, Inc. en 1974. Después de eso, Zami, de Audre Lorde, y Les Guérillères, de Monique Wittig, fueron fundamentales para mi desarrollo como escritora. Oí´recitar a la gran poeta bisexual, Muriel Rukeyser, en una concentración contra la Guerra de Vietnam en 1968. Ella era la única mujer entre todos los tíos “guays”, y su determinación moral y su presencia (una emisaria de la conciencia del mundo de las mujeres) tuvieron un profundo efecto en mi capacidad de verme a mí misma como poeta y activista.

·Hoy en día, me da la impresión de que las redes sociales son para todos la principal fuente de conocimiento sobre política y sobre la sociedad, sobre nuestras propias identidades y resistencia también. Todos tendemos a organizarnos a través de las redes sociales, creamos conciencia a través de las redes sociales e incluso llamamos a la acción desde allí, también. Sin embargo, como la joven lesbiana y loca que soy, con algo de experiencia con la organización de las mujeres en un colectivo feminista local en mi ciudad en el pasado, me parece que nunca deberíamos olvidar el papel fundamental que juegan los encuentros comunitarios y el hecho de juntarse con otras mujeres que aman a mujeres para compartir nuestras experiencias, para auto-editar nuestros propios fanzines y para manifestarnos y protestar e incluso para llorar y rabiar juntas. ¿Cómo lo ves tú? ¿Es la escena política y activista muy diferente de como era cuando tú empezabas, y en qué crees que hemos mejorado y hay algo a lo que le estemos perdiendo el rastro?

Volvamos al final de mi anterior respuesta sobre Muriel Rukeyser. Es importante aparecer en persona. Internet está lleno de ruido. Sí, es mucho más factible que muchas más personas se enteren, así como ser consciente de muchas más cosas al mismo tiempo. Eso es importante. Pero dificulta la elección; somos individuos con energía limitada. Tenemos que elegir conscientemente donde queremos invertir esa energía y con quién queremos trabajar. A veces nos sobrepasa tanto la información que todo lo que Podemos hacer es firmar peticiones y ser testigos en la distancia. Es importante juntarse con otras personas y trabajar en cosas específicas. Nadie puede hacerlo todo, pero todo el mundo puede hacer algo. Tendemos a perder la noción de eso; y es una de las primeras lecciones del activismo: elige proyectos que puedas completar y sentirte orgulloso de haber participado en ellos.

·Por último, tengo curiosidad sobre tus próximos proyectos y libros. ¿Podrías hablarnos de alguna cosa en la que estés trabajando? Y ¿cuál es la frase o el mantra con la que te quedas cuando hablamos de resistencia lesbiana?

Actualmente estoy trabajando en una obra de teatro sobre los dilemas morales que confrontamos cuando nuestras personas cercanas (parejas, progenitores, hermanos, amigos) nos piden que les ayudemos a morir. Mi esposa, Susan, desarrolló demencia y un trastorno convulsivo el año vigésimo quinto que llevábamos juntas; y murió el vigésimo séptimo. La obra se inspira en mi experiencia con ella, y la experiencia de buscar consejo de muchas otras mujeres que han lidiado en sus propias relaciones con el derecho a morir. También voy a editar un número de Sinister Wisdom con Judith Katz sobre lesbianas judías el año próximo. Esos son mis dos proyectos principales; también tengo un par de libros de poemas en el ordenador, esperando a que los organice.
¿Un mantra? Llevo atascada en esta pregunta semanas. Porque no es una simple frase; es toda una vida de gestos e interacciones. Es Gloria Anzaldúa sentada en el suelo de su casa de Santa Cruz conmigo, dibujando una imagen del dios azteca que fue enterrado en trozos desmembrados y renació de nuevo entero, para ilustrar el reto que nosotras, como escritoras lesbianas, afrontábamos. Es mi compañera, Susan, después de que Lucy Jane Bledsoe viniera a casa la semana que Susan murió, y nos ofreciera una lectura privada; alzando los brazos de felicidad, diciendo “¡Tantas lesbianas!”. Es mi primera amante, de cuando teníamos 17 años, viniendo al funeral de mi madre sin que hiciera falta que yo se lo pidiera. Es el placer de ir al estreno fuera de Broadway de la obra de Jewelle Gomez, Waiting for Giovanni. Es mi amistad de 40 años con Dolphin, que pasa la mayoría de las noches de viernes conmigo desde que Susan murió. Son todas las conexiones; una letanía de escritoras lesbianas y amigas con las que he tenido el privilegio de conversar, y la profundidad de la amabilidad que nos hemos demostrado las unas a las otras. Ninguna frase sola lo abarca. Pero mantengamos siempre las banderas de la amistad y de la amabilidad a la vista.

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