En la onceava entrega de la sección Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con Lydia Havens, poeta (Twitter: @lizardhavens / Instagram: @lizardhavens). ¡Podéis conseguir su poemario completo, "Survive Like the Water" (en inglés), aquí!
También he publicado la entrevista en inglés para que todas podáis leerla en ambos idiomas. ¡No soy traductora profesional, pero lo he hecho lo mejor que he podido!
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1. Mi verso favorito tuyo dice: “Los hombres me
llaman sexy de la misma forma en que me avisan de que me sangra la nariz”. Esto
me hace pensar mucho en la misoginia, la (hiper)-sexualización y la
deshumanización. ¿Cuál es, para ti, el problema principal con cómo los hombres
tratan a las mujeres en un mundo patriarcal? ¿Cuál es, para ti, la clave para
construir relaciones, tanto sexuales como románticas, en las que la compasión y
el respeto sean la clave en vez de la violencia y el poder?
Desde mi experiencia personal (lo que no quiere decir que este sea el
caso para todo el mundo), el mayor problema ha consistido en todas las formas
en que los hombres pueden desautorizarme. A menudo los hombres desautorizan mis
talentos y habilidades cuando se trata de mi trabajo. A menudo los hombres
desautorizan mis experiencias y emociones cuando se trata del hecho de que soy
superviviente de trauma (y cuando se trata sencillamente del hecho de que soy
una persona más joven que se identifica y se presenta de forma “femenina”). Esto
puede ser molesto y exasperante si tengo suerte, y directamente peligroso si no
la tengo. Me han amenazado por tener demasiada ambición, y me han amenazado por
sentir demasiado. Así que, quizás, mi problema principal ha sido que no importa
cómo me presente, normalmente no me siento a salvo. Creo que la compasión es
normalmente la solución “fácil” –muchos hombres en mi vida no asociaban o
todavía no asocian la compasión con la masculinidad o con “ser un hombre”, lo
que creo que contribuye en gran medida a la misoginia.
2. ¿Qué influencias, qué temas han conformado tu acercamiento tanto al
feminismo como a la “mujeridad”?
De hecho, recientemente he
salido del armario y he empezado a identificarme públicamente como persona no
binaria, así que no creo que pueda verdaderamente hablar de lo que la
“mujeridad” ha llegado a significar para mí. Pero mis mayores influencias en mi
feminismo y en mi “feminidad” son las mujeres que me han criado, y mi
comunidad. Mi madre nos crio a mi hermana y a mí completamente sola durante
alrededor de 5 años, todo mientras trabajaba a jornada complete como abogada de
oficio. Mi abuela fue profesora de inglés durante 40 años, y ahora invierte su
tiempo en un voluntariado como mentora para niños y niñas de acogida. He
crecido a base de historias sobre todo lo que han superado, tanto en sus
lugares de trabajo como en sus vidas personales. Ahora mismo trabajo como
Mánager de Comunicación & Eventos para una organización literaria sin
ánimos de lucro dirigida principalmente por mujeres y personas no binarias.
Antes de eso, trabajaba para otra organización literaria sin ánimos de lucro
que hacía un montón de necesario trabajo de activismo, tuviese que ver o no con
la poesía. Ha sido ese tipo de trabajo lo que me ha influenciado más como
feminist y activista, y las personas que había detrás. Me gustaría dar algunos
nombres: Sarah Gonzales, Teré Fowler-Chapman, Tara Lzicar, Cheryl Maddalena,
Kate Lange.
Creo que mi feminismo está directamente relacionado con mi identidad: soy
superviviente de trauma, convivo con “trastornos mentales” y soy “queer”, y eso
me ha influenciado definitivamente, pero también lo han hecho las partes más
privilegiadas de mi identidad. Soy una persona blanca, capacitada físicamente,
he fluctuado entre diferentes posiciones de clase un par de veces en mi vida, y
a pesar de que soy una persona no binaria, la mayoría del tiempo todavía “paso”
públicamente como mujer cisgénero. No quiero sencillamente luchar por los
derechos de las personas que se parecen a mí –quiero luchar por los derechos de
todas las personas que todavía necesitan derechos.
3. En tu poema “Chica” Es El Color Más Cálido,
nos encontramos con el verso: “dos chicas besándose en París, ignorando la
política que hay en esto.” Esto me hace pensar en si podemos encontrar un
cierto equilibrio entre admitir que todo arte es político y no debemos fingir
lo contrario, y encontrar un lugar de confort donde podamos sencillamente
existir sin seguir luchando más de lo que ya lo hacemos sencillamente
existiendo. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Es
posible conseguir ese equilibrio?
Con ese verso en particular, en realidad no estaba pensando sobre cómo el
arte puede ser político –estaba pensando sobre cómo sencillamente existir puede
verse como algo político. Recuerdo que, después del tiroteo de Pulse en
Orlando, estaba hablando con alguien a quien conocía de mi infancia sobre las
acciones que podía llevar a cabo como una persona blanca, cisgénero y
heterosexual, y contestó: “Sencillamente odio la política. No quiero
involucrarme en nada más desastrado que mi propia vida.” Esa respuesta fue por
supuesto exasperante, pero también fascinante de cierta manera, para mí. Como
persona “queer” nunca he pensado en esto como en la política; siempre he
pensado en ello como en mi experiencia de vida, y la experiencia de vida de
otras personas en la comunidad LGBT+ (y en el caso del tiroteo de Pulse, se
trataba de la experiencia de vida de las personas LGBT+ racializadas).
Así que aunque los derechos LGBT+ casi siempre se enlazan directamente con
la política, yo siento que mi existencia como una persona que no es cisgénero,
que no es heterosexual no siempre tiene por qué ser política. La mayoría del
tiempo, sencillamente estoy existiendo.
4. ¿Cómo te diste cuenta de que no eras
heterosexual? ¿Qué le dirías a una persona más joven que se da cuenta de lo
mismo, que se siente sola, aislada…? ¿Cómo intentarías transmitirle algo de
esperanza, apoyo, e incluso algo del deseo de luchar contra este mundo heteronormativo?
Me di cuenta de que no era heterosexual a una edad bastante temprana
–alrededor de los 12 o así. Crecí alrededor de algunas familiares y amigas de
la familia que no son heterosexuales, y que fueron lo bastante maravillosas
como para tomarse el tiempo de contestar muchas preguntas que yo tenía sobre mi
propia sexualidad. Me identifiqué 100% como persona “gay” durante bastante
tiempo, pero me di cuenta hará un año y medio de que eso no era necesariamente
cierto para mí, así que me he identificado como bi desde entonces. Salir del
armario a una edad tan temprana mientras asistía a una escuela de secundaria
bastante conservadora no fue… la experiencia más agradable. Me enfrenté a mucha
homofobia verdaderamente violenta (en lo que no voy a entrar ahora), pero ahora
me hallo en un lugar en mi vida en el que puedo, mayoritariamente, ser quien
soy sin miedo. Ese es un enorme privilegio que trato de no dar por hecho.
Lo que les diría a personas más jóvenes que estén enfrentándose a problemas
similares sería: no le debéis a nadie una explicación sobre quiénes sois, y a
quiénes amáis, sobre todo si esa explicación os pone en peligro. No os sintáis
obligadas a salir del armario, y recordad que no tenéis por qué salir del
armario con todas las personas de vuestra vida. Encontraréis formas de amar
quienes sois que serán calladas y discretas, y esas formas importan exactamente
lo mismo que las ruidosas y orgullosas. Vosotras importáis, y nadie
puede quitaros eso. Aferraos a vuestras heroínas LGBT+, pero encontrad a la
heroína que hay en vosotras mismas, también.
5. Una de mis frases favoritas en el mundo, de
Dunya Mikhail, dice: “Todavía siento que la poesía no es medicina –es una
radiografía. Te ayuda a ver la herida y entenderla.” ¿Qué significa la poesía
para ti, cómo te ayuda a seguir respirando, a mantenerte viva en un mundo tan
duro, tan cruel?
¡De hecho, acabo de terminar un proyecto para una clase que habla sobre
exactamente esto! Empecé a escribir poesía en un momento de mi vida que era
increíblemente oscuro y estaba lleno de tragedia, como un medio para intentar
entender esas tragedias. La escritura se convirtió muy rápidamente en un medio
de supervivencia para mí, también, y en un medio para sentir que se me
escuchaba. Siempre he tenido una voz, pero la poesía me enseñó cómo utilizar
esa voz. Así que ahora, como persona adulta, me he dado cuenta de que no creo
que pudiese sobrevivir sin escribir (o podría, pero sería sencillamente
absolutamente lamentable para mí). La poesía está conectada con tantas de las
cosas buenas que están presentes en mi vida actual: he conocido a todas mis
mejores amigas a través de la poesía. Cuando la gente les pregunta a mis padres
lo que su hija mayor hace, dicen: “Es poeta” con orgullo. He encontrado mi
mayor felicidad a través de la poesía, y mirando en retrospectiva, sinceramente
no estoy segura de si seguiría viviendo si no hubiera empezado a escribir y
recitar poesía de forma tan febril. La poesía me encontró cuando lo necesitaba
totalmente, y me ha ayudado a sobrevivir, pero también a vivir, desde entonces.
6. ¿Cómo te sientes al escribir poesía en este
momento, en un mundo completamente dominado por escritores hombres pero que, al
mismo tiempo, está siendo testigo del nacimiento de tanta poesía escrita por
mujeres y personas alineadas con la “mujeridad” marginadas por la sociedad?
Jaja, a veces puede ser un poco frustrante si hablo con sinceridad. Ha
habido tantos momentos en los que los hombres han recibido reconocimiento por
mis éxitos como poeta (otros poetas, que sucede que son hombres, unos pocos
profesores/mentores –incluso mi padre en algún momento, y mi padre no es un
escritor de ningún tipo), o he trabajado en proyectos con poetas hombres en los
que han acabado siendo ellos los que han recibido la mayoría del reconocimiento
y la gloria. Pero también he tenido la suerte suficiente como para convertirme
en parte de una comunidad verdaderamente maravillosa de mujeres/personas de
género disconforme/personas no binarias/personas “femme” poetas, y aunque la
mayoría del tiempo estamos sencillamente creando vínculos a partir de nuestras
frustraciones y agotamiento a raíz de estos problemas compartidos, creo que
estamos haciendo un trabajo increíble aun así. Algunas de las poetas más
espectaculares que conozco no son hombres, y sucede que todas ellas son algunas
de las poetas más infravaloradas que conozco, también.
Me gustaría finalizar
esta conversación con una lista de mujeres/personas de género
disconforme/personas no binarias/personas “femme” poetas que verdaderamente
adoro (la cual está totalmente abreviada, y si pudiera sencillamente me pasaría
todo el día siguiente dando nombres): Dorothy McGinnis, Linette Reeman, Alexa
Lemoine, Faith Culhane, JohnQ, Sara Mae, Jess Rizkallah, Talicha Johnson,
Taylor Steele, Cecily Schuler, and Evander Meraki.