Os traigo una entrevista con Ambar IL, superviviente de abusos sexuales en la infancia y de sus consecuencias y activista. Es superviviente de abusos sexuales en la infancia y de sus consecuencias.
Desde hace trece años intenta visibilizar y concienciar, con su propia historia, que los abusos sexuales en la infancia existen, más cerca y con más frecuencia de lo que la sociedad quiere creer, que conllevan secuelas y que tienen consecuencias importantes en la vida de quien los sufre.
Afortunada de poder contarlo y de haber llegado hasta aquí a pesar de todo.
·Eres superviviente de abusos sexuales en tu infancia, y de sus
consecuencias. ¿A qué te refieres con “sus consecuencias”? Es decir ¿qué tan
graves pueden llegar a ser los efectos a corto y largo plazo de sufrir abusos
sexuales de niña?
Las
secuelas y consecuencias son otra de las caras del abuso sexual que van más
allá del hecho físico. Mi lucha es, desde que empecé hace 13 años con el que fue
mi nacimiento en esta causa con mi primer blog “Abusos en la Infancia, ¿por
qué?”; dar a conocer, visibilizando y concienciando con mi propio testimonio,
varias de las secuelas y consecuencias de esos abusos. Son gritos silenciosos
que no se oyen, no se escuchan y es verdad que en un alto porcentaje no quieren
escucharse; pero también ocurre que estos gritos no saben interpretarse y pasan
completamente desapercibidos por el entorno de la víctima, por la mayor parte
de la sociedad que con ello obliga a la víctima, de manera involuntaria, a
naufragar a la deriva de su propia vida en la más completa soledad.
Sí, los
efectos a corto y largo plazo pueden ser desde moderados hasta graves y muy
graves. Existe, entre tantos otros tópicos típicos socialmente arraigados, la
socorrida idea de que con los abusos, una vez acaba el acto físico, sexual,
hacia la víctima; ya ha terminado todo y a otra cosa, que esto es como una
gripe, se pasa y se olvida. No, no se olvida. De hecho yo siempre constato, al
menos bajo mi experiencia y la de cientos de supervivientes que conozco, que no
se olvida, se aprende a vivir con ello. Sí es cierto que muchas víctimas,
durante años incluso, de manera
inconsciente, borran de su mente el suceso para evitar convivir con ese dolor y
poder seguir con sus vidas. A este hecho se le denomina amnesia disociativa.
Pero después puede reaparecer, como de hecho nos sucede a muchos supervivientes, de manera
imprevisible y por algún detonante repentino vuelve a tu memoria de manera
gradual o completa todo el suceso y los detalles del mismo. Convivir con las
secuelas y consecuencias que tienen en tu vida los abusos sexuales es una ardua
tarea que conlleva mucho desgaste emocional, físico y/o psicológico en una mayoría
de casos. Y no son sólo secuelas psicológicas las que dejan los abusos, son también
físicas. Hay muchos casos de fibromialgia en supervivientes ¿es casualidad o
consecuencia? La alta y estrecha correlación de los abusos sexuales en la
infancia con tantas secuelas psíquicas y físicas debería ser causa de
preocupación y de abordaje de manera prioritaria. Es necesario visibilizar
todas estas secuelas, estas consecuencias; porque nos afectan no sólo a los supervivientes
sino a toda la sociedad. Bajas laborales, gastos médicos, psico-comportamientos
(algunos delictivos) que influyen social y económicamente.
Siempre
acabo las entradas de mi primer blog con una frase que creé porque me pareció
totalmente coherente con esto que comento: “Cada abuso que evitamos, son muchas
vidas que salvamos”.
·Sin embargo, haría énfasis en la elección de la palabra
“superviviente” en vez de sólo “víctima”. Eres una superviviente. ¿Podrías
contarnos, entonces, cómo ha sido tu proceso de recuperación, de sanación si es
que podemos llamarlo así, y cuáles crees que son las herramientas, las ayudas
necesarias para recuperase de los abusos en la infancia?
Como siempre digo, no se superan, se aprende a vivir con ellos y a que
condicionen tu vida lo menos posible. ¿Podemos llamar sanar a este hecho? Sí, por
supuesto, hay quien llama sanar a esta actitud. A mí personalmente me gusta más
“aprender a vivir con ello y que me condicione lo menos posible” porque sanar
lo entiendo como una recuperación total de algo que ha afectado a nuestra salud
física y/o mental y en este caso, cuando has sufrido abusos, violencias
sexuales en tu infancia y/o adolescencia; la recuperación total, yo al menos la
considero imposible.
Me considero superviviente por haber sobrevivido a unos actos que
cometieron con mi persona, en mi infancia y adolescencia, de los que fui
victima en ese momento. Una vez pasa el hecho físico empieza la otra difícil
tarea de vivir con todo ello en tu haber, en tu mente, en tu día a día y a eso
se le llama sobrevivir. Has sobrevivido a un acto horrible pero tienes que
seguir con tu vida como puedas, por lo tanto estás sobreviviendo, eres un/una
superviviente.
Mi proceso de aprender a vivir con ello ha sido muy largo y lento. De
manera progresiva he ido superando
etapas, conseguí escapar del sistema prostitucional sola, conseguí, después de
que los proxenetas me iniciaran en la cocaína, sólo tomar durante un año y
medio y dejarla completamente, conseguí erradicar la anorexia y la bulimia
severas que he sufrido durante 20 años sin ayuda profesional porque realmente,
aquí también soy crítica, no supieron tratar el tema del trastorno alimentario
que sufría desde el trauma previo, solo desde el aspecto físico y la
autoestima, craso error en muchos casos. Sobreviví a un intento de suicidio
grave y conseguí nunca más sentir ganas de volver a intentarlo, a pesar de
todo. Conseguí escapar de relaciones de pareja tóxicas y de violencia de género
que en varias ocasiones había sufrido. He aprendido a que el
estrés postraumático complejo que tengo crónico, por todo lo vivido, me
condicione lo menos posible en mi vida. Una mezcla de fuerza interior y ganas
de vivir a pesar de todo, un poco de amor por ti misma que aparece un día de la
nada y la creencia, aunque sea pequeña, de que un día todo cambiará. Esa quizá
es la fórmula para seguir adelante y como digo ir superando etapas, poco a poco
y alejarte de lo que te daña y te lastra.
Es importante, cuando te quitan todas las herramientas psicológicas y
emocionales, volver a adquirirlas. Cierto que lleva mucho tiempo el lograrlo,
que es algo que se va consiguiendo de manera paulatina y progresiva, que
depende de muchos factores personales y, en muchos casos, hace falta apoyo
externo. La diferencia entre una víctima
de abusos con apoyo en un inicio a otra que no lo tiene es muy considerable.
Pero si se carece de ese apoyo, entre las que me incluyo y como ha sucedido a
muchos supervivientes, sí es cierto que es más complicado avanzar en tu reconstrucción,
tu proceso es más largo y queda, de alguna manera, supeditado a tu propia
fortaleza interna; que ya es una cuestión muy personal e innata de cada individuo.
Puede también que aparezca un apoyo a última hora y de manera inesperada y que
esa mano (metafórica o real) donde te puedas agarrar sea la que te dé el último
impulso para dar el paso más grande.
Como digo, es una mezcla de factores, de variables que dependerán
mucho de tu propia personalidad, de factores externos y de circunstancias
diversas.
·Eres activista en redes sociales, visibilizando y concienciando sobre
tu historia. ¿Cuáles crees que son las medidas necesarias, políticas y
sociales, que se deberían tomar desde las instituciones para prevenir algo tan
doloroso como lo son los abusos sexuales a niños y niñas? ¿Y cómo podemos
actuar las personas adultas si sospechamos que alguien está abusando de un niño
o una niña de nuestro entorno?
Para empezar, hay una clara deficiencia, desidia, dejadez en
prevención, visibilización y concienciación acerca de este tema. Partiendo de
esta base, todo lo demás es una ardua tarea que debemos hacer o que estamos
haciendo, en la medida en que cada uno puede y según en qué fase de su propio
proceso esté, los supervivientes o personas sensibilizadas con la causa.
Los gobiernos deberían ponerse las pilas con este tema, lanzar
campañas continuadas, no de manera esporádica sino de manera contundente,
repetitiva y mediática. Protocolos de actuación, enseñanzas de estos mismos protocolos
y también, muy importante, prevención a nivel social y educativo para adultos y
para la propia infancia. Que haya verdadera concienciación de los
comportamientos de una niña o niño susceptibles de que esté siendo o haya sido
víctima de abusos, especialización por parte de profesionales de atención
sanitaria, de salud mental, de trabajadores sociales, jueces, abogados, etc.
Todo el sistema que envuelve a un acto como este, empezando por las propias
familias (aunque en una mayoría de casos es de donde procede el agresor), los
centros educativos, la justicia y la propia sociedad.
Si una persona adulta sospecha de que una niña o niño está siendo
abusado se puede indagar intentando
evitar la re-victimización del menor, mediante el análisis de sus dibujos.
Intentar hablar con el niño o niña, pero como digo, hay que tener mucho cuidado
para no re-victimizarlo y que deje de hablar por el dolor que le supone
contarlo. Iniciar un protocolo de actuación que, aunque no sea muy específico,
puede derivar, de alguna manera, en la ayuda adecuada para el o la menor.
Hablar con profesores, con la familia, pero teniendo en cuenta que el agresor
puede estar también en uno de estos dos ámbitos, por lo que es un tema que hay
que tratar con mucho cuidado, todos los pasos que se den deben ser muy cautelosos
porque puede suponer una re-victimización para la niña o niño.
Por eso es tan importante que se atienda ya este tema, que se inicien
e instauren protocolos de actuación, que se fomente la prevención, la visibilización
y la concienciación de este tema, para poder saber ver, intuir los
comportamientos que pueden ser sospechosos tanto en una niña o niño abusado
como en un adulto agresor y que la propia infancia esté informada y pueda
identificar si está siendo víctima de abuso sexual. Tanto a mí como a muchas
niñas y niños nos ha sucedido que al no conocer este tema, al no saber qué nos
estaban haciendo, no reconocíamos que estábamos siendo víctimas de abusos
sexuales. Entre la manipulación psicológica a la que te somete el agresor y la
carencia de información antes y por desgracia en la actualidad, se da el cóctel
idóneo para el silencio de las víctimas y la impunidad de los agresores.
·El feminismo, o los feminismos, llevan mucho tiempo peleando contra
la llamada cultura de la violación, abogando por los derechos de las
supervivientes y, antes incluso, por una educación feminista, antipatriarcal,
que prevenga que las mujeres en particular y cualquiera en general sea víctima
de estos. ¿Cuál es para ti el papel de la lucha y la organización política
feministas en lo que se refiere a la lucha contra los abusos sexuales en la
infancia? ¿Crees que se afrontan de forma adecuada y efectiva los casos de
abusos sexuales a niños y niñas por parte de teóricas, activistas, mujeres y
personas feministas?
Bueno, en este tema soy un poco crítica, porque veo varios sectores
del feminismo que no están por la labor de proteger a la infancia, como sector
altamente vulnerable. Reconozco que, al igual que hay sectores del feminismo
que parece que no lo tienen muy en cuenta; hay otros que sí se están
involucrando de manera activa en esta lucha y empiezan a aunar sus fuerzas para
empezar a abordar esta lacra. Las mujeres son vulnerables, la infancia también.
Entre esta infancia están las futuras mujeres del futuro, los futuros hombres. Si
partimos desde esta base, si educamos, si protegemos, si hay una ayuda previa
en todos los niveles a esta infancia... ¿hasta qué punto no estaríamos creando
nuevas generaciones de mujeres y hombres no traumatizados por estas violencias,
en el respeto y en una igualdad de condiciones y derechos? El feminismo debería
ser también una fuente de protección a la infancia, a estas niñas futuras
mujeres, a estos niños futuros hombres.
·En los últimos años, han salido a la luz múltiples casos de abusos a
niños varones a manos de cargos de la Iglesia Católica. ¿Crees que un posible
un cambio en la organización eclesiástica para apoyar de pleno a las personas
supervivientes y cortar por lo sano con las políticas de encubrimiento y
culpabilización que amparan a quienes abusan, y si es así, en qué consistiría
para ti este cambio?
Creo que la institución eclesiástica es como la de las familias, se
ampara en la ley del silencio, del encubrimiento, de la protección al agresor,
que no a la víctima, la que como siempre, queda relegada a la marginalidad e invisibilidad,
completamente sola; sin ningún tipo ni de ayuda ni de protección, ni física ni
psicológica.
Un cambio sería dejar este encubrimiento, denunciarlo, no permitirlo,
hacerlo público más aún de lo que se está empezando a llevar a cabo; pero no
sólo por los medios de comunicación o por las propias víctimas cuando reúnen la
fuerza para romper el silencio, sino por ellos mismos, por los mismos que
componen y forman parte de la iglesia, que son los primeros que deberían
posicionarse en contra de los que cometen estos atroces actos, aunque formen
parte de su propia institución. Cuando se silencia y se encubre pasan a ser
cómplices, al igual que sucede, repito, en las familias donde existen casos de
incestos. A la Iglesia le ocurre como a la familia, son instituciones que,
socialmente, desde hace siglos, nos han vendido como entidades protectoras y
cuidadoras cuando, obviamente, está demostrado por muchos factores que tanto en
una como en otra habitan dentro de las mismas lobos con piel de cordero que
pueden destrozar no sólo infancias, destrozan vidas enteras. Y va siendo hora
de que realmente empecemos a llamar a las cosas por su nombre y seamos
coherentes con la verdadera naturaleza de muchos de los que forman de estas dos
social y culturalmente consagradas instituciones. Cuando supuestamente Jesús
dijo: “dejad que los niños se acerquen a mí”, no creo que se refiriera a ese
tipo de acercamiento. La iglesia debe posicionarse de una vez en contra de los
que atentan contra tantas infancias, contra tantas vidas y contra lo que
supuestamente promueven sus propias creencias.
·Cuando salen a la luz estos casos, se habla mayoritariamente de niños
varones. Los feminismos deben, desde mi punto de vista, abogar por la
protección de todos los seres vivos pero, especialmente, de las mujeres y de la
infancia, pues somos de los sectores más vulnerables y violentados de la
población. Pero ¿hay un factor de género a tener en cuenta cuando hablamos de
mayor vulnerabilidad en la infancia, y crees que se abordan o se deberían
abordar de igual manera los abusos sexuales a niños y a niñas?
Sí, deben abordarse de igual manera, la infancia es vulnerable de por
sí, al margen del género. Y conozco bastantes supervivientes hombres, por parte
de la iglesia y por parte de su propio entorno cercano. También es cierto que
si a una chica, a una mujer le cuesta hablar de esos abusos, de esa violencia
sexual que sufrió, el estigma, la vergüenza que acompaña a un chico, a un
hombre superviviente es mucho mayor; por lo que mantienen el silencio acerca de
lo ocurrido mucho más tiempo incluso que las supervivientes mujeres.
Es verdad que las niñas, por la propia educación patriarcal
socialmente establecida desde hace siglos, nos vemos más expuestas, más
presionadas, más cosificadas, más agredidas ya desde la infancia por el simple
hecho de ser niñas. Yo muchas veces me pregunto, si en vez de nacer niña
hubiera nacido niño... ¿mi abuelo hubiera abusado también de mí? ¿Hubiera tenido
tanto interés en arrancarme de los brazos de mis padres para llevarme a vivir
con él?
·Recientemente ha habido mucha polémica relacionada con el eterno
debate feminista de la prostitución o el trabajo sexual. Tú, que eres
superviviente del sistema prostituyente ¿qué puedes contarnos sobre la mayor
vulnerabilidad de las supervivientes de abusos a acabar en las redes de este
sistema, y cuáles crees que son las políticas feministas que deberían ponerse
en funcionamiento en lo que se refiere a la prostitución o trabajo sexual?
Como superviviente de abusos en mi infancia pero también de trata y
prostitución, en mi activismo siempre, siempre, hago un fuerte hincapié en la
estrecha correlación que guardan los primeros con la entrada en el sistema
prostitucional. Entre un 85-90% de
mujeres en situación de prostitución tienen en sus historias situaciones de
abusos y violencias sexuales y/o maltrato en sus infancias y/o adolescencias.
Yo misma soy un testimonio de esta realidad, todas las compañeras que conocí
esos años en la prostitución, tanto como víctima de trata como cuando estuve de
manera autónoma, todas, habían sufrido episodios reiterados de abusos sexuales
siendo niñas y/o adolescentes. Siempre, cuando se habla de abolicionismo
remarco, recalco la necesidad de abordar este tema, de erradicarlo, puesto que
parece invisibilizado por muchos sectores no sólo sociales si no también dentro
del propio feminismo. Cierto es que ya parece que se va teniendo en cuenta y
estoy empezando a escuchar algunas voces dentro del feminismo que, parece, están
por la labor de abordar esta lacra.
Sólo habría que plantearse, si realmente se abordara este tema, si
realmente hubiera políticas de prevención, visibilización, concienciación que
consiguieran ir erradicando los abusos sexuales en la infancia ¿no nos
encontraríamos con generaciones de niñas y niños no traumatizados y evitaríamos
así, además de las consecuencias y secuelas derivadas de los mismos, que muchas
niñas fueran susceptibles de ser prostituidas o de prostituirse?
Pienso que mi teoría no es tan descabellada y que valdría la pena como
sociedad ser coherentes con la realidad y empezar a abordar lo que tanto daño
nos está causando hasta ahora y a lo que tan poca importancia le estamos
otorgando.
·Por último, me gustaría hacerte una pregunta, si cabe, algo más
personal, algo más íntima. Si tuvieras que compartir unas pocas palabras con
todas esas ahora víctimas, un día supervivientes, que quizás no atisben la
esperanza en su futuro, que todavía no han salido o no las han sacado ¿cuáles
serían tus palabras para ellas?
Sinceramente, en los momentos en que más hundida me encontraba dentro
del sistema prostituyente y fuera de él, no me hubiese valido de nada lo que me
hubieran dicho. No tienes fuerza para salir, normalmente estás abandonada
emocional y físicamente, eres muy vulnerable y entras en un círculo vicioso y
no suele haber nadie en quien confiar o en quien apoyarte en la mayoría de
casos. ¿Consejo? No hay ninguno válido al cien por cien porque cada una viene y
tiene unas circunstancias en su historia y en su vida diferentes a las demás,
una fortaleza interna distinta. Es ir tirando como se pueda cada día y no
perdiendo la esperanza de que el futuro puede ser mejor y que tu vida, algún
día, será mejor de lo que lo ha sido hasta ahora.
Y si yo he podido salir creyéndome incluso que era “mi libre elección”
cuando estaba prostituida por trata, con anorexia y bulimia severas pesando 38
kg, tomando cocaína y con intentos de suicidio y estrés postraumático para
soportarlo, ninguna de ellas es menos que yo y también pueden conseguirlo.