Os traigo una entrevista con Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz. Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz (Madrid, 1991) está terminando un doctorado en antropología por la Universidad Autónoma de Madrid, centrándose en la promoción turística, el Orgullo LGTBI y la ciudad de Madrid. Es el autor de Bifobia (Egales, 2017), el primer libro sobre la bisexualidad en el activismo LGTBI español. Ha publicado en diferentes formatos y contextos académicos y periodísticos, habiendo impartido también conferencias sobre la intersección de los estudios urbanos y de la diversidad sexual y de género. Activista LGTBI, como miembro de la madrileña asociación Arcópoli, ha estado igualmente vinculado a la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB).
·Eres
activista LGTB, luchando desde Madrid por una sociedad libre de LGTBIfobia.
¿Cómo empezaste a moverte en el mundo del activismo, qué te llevó a decidir
definitivamente dedicar al menos una parte de tu vida a luchar por una sociedad
mejor? Y ¿cuáles son para ti los mayores retos a afrontar por las
organizaciones y colectivos LGTBI en la actualidad?
Antes de participar en la asociación Arcópoli
estuve varios años militando en Juventudes Socialistas de Madrid y, tras
dejarlo, pensé durante meses en volver a militar en alguna organización,
dedicando tiempo a algo más que los estudios o el trabajo. En los cuatro años
que llevo en Arcópoli los grandes desafíos han ido cambiando, y creo que ahora
mismo la mayor barrera es la sociocultural y no la legal: tenemos leyes en gran
parte de las Comunidades Autónomas, y lo que queda es que vayamos todos, todas
y todes aceptando no solo las leyes sino los principios que hay detrás.
·También
eres antropólogo, e investigas el cruce de la diversidad sexual y de género con
los estudios urbanos y turísticos. En lo que respecta al fenómeno de que el
auge turístico de una ciudad vaya de la mano de la promoción del ambiente
LGTBI, y sobre todo G, hay voces a favor y voces en contra; se debate sobre la
inclusión y la participación de la ciudadanía, pero también sobre los posibles
efectos negativos, como las consecuencias sobre los barrios pobres y los
colectivos marginados que comporta la gentrificación. ¿Qué puedes contarnos tú
sobre este fenómeno desde una perspectiva más profesional, cuál es tu punto de
vista? ¿Por qué se caracteriza, en concreto, el caso madrileño con el Orgullo
LGTBI, el Barrio de Chueca…?
El turismo LGTBI —sí, de hecho sobre todo G—
lleva unas pocas décadas siendo investigado por cada vez más disciplinas académicas,
y gran parte de los estudios o bien no entran en juicios de valor o en visiones
dicotómicas, o bien comparan los efectos positivos y negativos de estas formas
de turismo, que han de ser en todo momentos descritas en plural. La
gentrificación y la turistificación, vayan de la mano o no, son procesos en los
que debemos o podemos pensar al hacer turismo, y para las personas LGTBI no es
una excepción: al elegir nuestros destinos turísticos, dónde y qué consumir, o
qué hacer, estamos incidiendo de formas variadas en nuestros lugares de origen
y de destino, que pueden verse como una red. Algunos eventos como la sección
LGBT de FITUR, la feria internacional de turismo de Madrid, nos muestran cómo
de conectados y comparados están los diferentes destinos y las prácticas
turísticas LGTBI. También nos muestran que este segmento no está libre de las
inercias del turismo en general: o bien podemos optar por viajes totalmente
organizados, distribuidos de forma masiva, o bien podemos buscar un viaje
individualizado, o bien podemos caer en la infinita variedad entre los dos
extremos. Chueca tiene un papel importante en cualquier caso: puede ser una
visita inexcusable para el turismo LGTBI más previsible en Madrid o en el
Estado español o, buscando una experiencia menos masificada, puede ser
precisamente un punto a evitar. En todo caso, Chueca tiene, como otros barrios
similares, características que ayudan a que sea popular para el turismo: una
ciudad bien conectada con medios de transporte; una presencia importante en
productos culturales como películas, series o novelas; un evento anual que la
lleva a pantallas y a redes sociales, etc.
·Ahora,
hablemos de tu libro. Eres autor de Bifobia (Egales, 2017), el primer libro
publicado sobre la bisexualidad en el activismo LGTBI español. ¿Cómo surgió la
idea de escribir este libro, y qué ha caracterizado el proceso de escritura y,
sobre todo, de investigación que ha llevado a que este se materialice? ¿Qué es,
para ti, lo más importante que has aprendido gracias a escribirlo?
Bifobia nació desde la asociación Arcópoli. Yo ya tenía la intención de
participar como socio en los actos del Año de la Visibilidad Bisexual en la
Diversidad, un año temático convocado por la FELGTB, Federación Estatal de
Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales. Pensé en aportar algo más, desde la
antropología, y me fijé en la escasa o nula producción académica y de
divulgación sobre la cuestión en el Estado español, y pensé, de forma
totalmente pragmática, que era un buen nicho que aprovechar y ocupar. Desde esa
decisión fueron meses de búsqueda bibliográfica y, sobre todo, de entrevistas y
de observación participante con activistas bisexuales en Arcópoli. Ambas
técnicas son las más típicas del trabajo de campo etnográfico y de la
antropología, y en este caso supusieron ir acompañando a los y las activistas
durante los actos de todo el Año Bisexual, entrevistándoles cada cierto tiempo.
Fue un proceso apasionante y divertido, aunque con momentos duros, al encontrar
formas de bifobia en las que yo había caído en el pasado —soy un aliado
monosexual—, incluso entre personas activistas muy politizadas.
·El
título del libro, Bifobia, deja bien claro que las personas bis sufren en esta
sociedad patriarcal una violencia y una discriminación por ser quienes son, por
existir fuera de la norma heterosexual y de la obligatoriedad de la elección
“de un sexo u otro, de un género u otro”. Me interesa especialmente saber sobre
la fundamentación de este prejuicio tan antiguo pero tan en auge todavía sobre
las personas bis, sobre su identidad y sus elecciones de vida: ¿qué relación
hay entre el patriarcado que rige nuestras vidas en esta sociedad y la
susodicha bifobia?
La bifobia, al igual que la homofobia y la
transfobia, puede rastrearse hasta una raíz: el patriarcado o el sexismo. Como
sistema de clasificación y de distribución de recursos —como la visibilidad—,
el sexismo marca claramente un binarismo que las bisexualidades se cargan.
Puede verse ahí la relación, aunque puede argumentarse también que lo binario
tiene un papel fundamental en gran parte de las culturas y sociedades del
mundo. Puede verse la analogía con la represión de las personas, al margen de
su orientación sexual, por resistirse a satisfacer las expectativas del sistema
patriarcal.
·Al
respecto de la bifobia, en la presentación de tu libro a la que tuve el placer
de asistir, nos explicabas que es muy difícil encontrar estadísticas que
reflejen los índices de agresiones, de violencia física sufrida con motivo de
ser bis. ¿Qué tipo de violencia es, desde tu punto de vista como investigador,
la que más repercute en las vidas de las personas bis? En la misma
presentación, una mujer comentaba que no hay que olvidar los altísimos índices
de abusos sexuales sufridos por las mujeres bis. ¿Pudiste investigar y entender
mejor esta epidemia de violencia sexual mediante la investigación para tu
libro?
Diversos estudios, incluyendo la
investigación que hay detrás de Bifobia,
afirman que la invisibilidad y los estereotipos son las formas más comunes de
violencia que sufren las personas no monosexuales. La combinación no deja de
ser paradójica: se junta una escasa visibilidad de las personas bisexuales con
un conocimiento de estas basado en estereotipos y mitos. Estas formas de
violencia pueden parecer menores, al compararlas con agresiones físicas
motivadas por la homofobia y la transfobia, pero estudios cuantitativos hablan
de graves efectos de la bifofia y del monosexismo, sobre todo en cuanto a salud
mental. Al investigar un contexto activista y con un grupo reducido de personas
no monosexuales tuve pocas ocasiones para encontrarme con violencia más allá de
la simbólica, por lo que solo pude encontrar información sobre abusos sexuales
en la literatura académica. El cruce del monosexismo con el sexismo, o de la
bisexualidad con el género, está por suerte ampliamente estudiado, de formas
cuantitativas y cualitativas.
·A
menudo, conversando y debatiendo con compañeros y amigos bis, me cuentan cómo
algunos de los peores casos de bifobia los han sufrido por parte de gais y
lesbianas de su entorno, de los movimientos incluso. ¿Has podido investigar
esta violencia interna mientras escribías Bifobia? ¿Qué sucede con el
movimiento contra la LGTBIfobia que tan a menudo caemos, nosotros mismos, en bifobia?
Al estudiar la bifobia en un contexto
activista LGTB la violencia más presente fue, precisamente, por parte de gais y
de lesbianas. Las reuniones, la preparación de actos o incluso las fiestas
fueron escenarios diversos en los que pude conocer una bifobia por parte de
compañeros que yo también reproduje antes de concienciarme —asumiendo que
siempre es un trabajo en proceso—. Una primera explicación de esta fuente de
violencia, por parte de compañeros y compañeras, está en la educación: nos
hemos criado en el mismo sistema, y, salvo que nos vayamos politizando y
concienciando, vamos reproduciendo las mismas formas de opresión, aunque sean
incoherentes con nuestros objetivos personales o colectivos. Por otra parte
están los factores específicos. Investigadoras como Amanda Udis-Kessler o Paula
Rust han estudiado la bifobia en contextos activistas, señalando cómo las
personas LG podemos reproducir el monosexismo por intereses personales,
políticos, así como por entender las reivindicaciones bisexuales como un
agravio comparativo o como una incompatibilidad con las trayectorias personales
de activistas.
·Por
último, no puedo dejar de preguntarte desde mi propia resistencia como lesbiana
y, también, desde la esperanza: a través de la escritura de tu libro y de tu
trayectoria como activista del movimiento LGTBI ¿cuál es tu perspectiva de los
logros y retos para el colectivo, cómo definirías todo lo que vamos
consiguiendo a día de hoy y, por supuesto, todo lo que nos queda por conseguir?
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