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sábado, 26 de enero de 2019

Entrevista: Las Kellys Madrid

Las Kellys (Web) es una Asociación a nivel español de camareras de piso; en su caso, limpian hoteles. Sus reivindicaciones abarcan desde el derecho a la jubilación anticipada hasta la vinculación de la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan, pasando por el fin de las externalizaciones o el aumento de las inspecciones de trabajo. Actualmente tienen presencia en ocho territorios, y yo he tenido el placer y el honor de entrevistar a Ángela, compañera de Las Kellys Madrid (Twitter / Instagram / Facebook). Así que allá vamos con la entrevista.

·Empecemos por el principio ¿cómo nacen Las Kellys? ¿Qué impulsa a todas estas mujeres, camareras de piso que limpian hoteles, a reunirse y auto-organizarse por un bien común?

A partir de un grupo de Facebook que hizo una compañera, empezaron a juntarse mujeres y todas veían que tenían los mismos problemas. Y llegó la compañera de Lanzarote y vimos que había que salir del Facebook; nos juntamos de manera un poco clandestina en mi casa, en Madrid, donde nació la asociación. Vinieron de Barcelona, de Cádiz, de Lanzarote y yo, que estaba en Madrid.
Estuvimos todo el fin de semana con un modelo de estatutos que había, ajustando ese modelo para hacer nuestros propios estatutos. Y ese lunes nos registramos como Asociación.
Veíamos que todo empezaba con la Reforma Laboral, porque este trabajo siempre ha sido duro, pero con la prevalencia de los convenios de empresa empezaron los ERE, empezó la externalización, y con ella nuestros problemas. Pero no solamente eso, porque por ejemplo, las compañeras de las islas no tenían tanto ese problema, pero sí mucha sobrecarga. Las enfermedades eran muy comunes; la espalda, los lumbares, la ciática, las manos… y nos organizamos. Así, empezamos a movernos, con el apoyo mutuo, a darnos a conocer, a denunciar todo esto.

·El paso fundamental, el de trascender de “desahogarse por Internet a la auto-organización”, lo dais en 2015 ¿cómo ha sido el proceso de reunirse, conocerse, movilizarse hasta ahora? ¿Han cambiado los objetivos desde los inicios hasta el momento actual?

Pues no, la verdad es que nacimos para mejorar nuestras condiciones, y en ello seguimos. Primero, como te he dicho antes, el tema de la visibilización y la denuncia; nos fundamentamos muchísimo en el apoyo mutuo, con otros colectivos en lucha. Sobre todo, otros colectivos también de mujeres, por el tema de la vulnerabilidad en el trabajo, la feminización de la pobreza… las mujeres del trabajo doméstico, del trabajo a domicilio, los cuidados.
Respecto a cómo comenzamos, empezamos a reunirnos, a hacer asambleas, y a darnos a conocer. A contactar con las camareras de piso, que querían hablar, pero no querían dar la cara porque tenían mucho miedo.
Poquito a poco, con esta toma de contacto con ellas, nos fueron conociendo, fuimos auto-empoderándonos, y así, poco a poco, todo el mundo, la prensa, quería hablar con nosotras. Porque nadie se creía lo que contábamos. Cuando les decíamos la cantidad de habitaciones que limpiábamos, que si te ponías mala te despedían, nuestros sueldos… cómo puede ser, eso es explotación. Y como te digo, al ser mujeres se aprovechaban mucho de la situación de vulnerabilidad, porque con la crisis, había mujeres que perdían derechos fundamentales, cobrábamos menos, nos hacían contratos en que no trabajabas por jornada, sino por producción, dependiendo de las habitaciones que hicieras.
Y cuando ellas veían que no eran las únicas que tenían ese problema, se lo iban contando a sus amigas, venían a las asambleas, llamaban, contactaban… porque, aunque muchas no querían dar la cara, también hay trabajos internos. Sobre todo siendo mujeres de familias monoparentales, con problemas de desahucio, mujeres migrantes que tienen que mandar dinero a su país… yo misma soy divorciada. Y en mi caso, por ejemplo, el trabajo que me ofrecían en Madrid era de un nivel que yo no quería aceptar, por eso me muevo. Pero claro, hay otras compañeras que no pueden, que no se pueden quejar, porque es esto o nada.

·Vuestras reivindicaciones son amplias (nos habláis del derecho a la jubilación anticipada o del fin de las externalizaciones), pero el fin parece ser uno: el derecho a la dignidad humana. ¿Podéis hablarnos en mayor profundidad de cómo se articula esta lucha, de cuáles han sido los logros hasta el momento y cuáles son los mayores obstáculos?

Mira, el tema de la dignidad es muy importante, porque cuando te anulan… nosotras nacimos precisamente porque nos han ido llevando poco a poco al precipicio, y no esperaban que nos diéramos la vuelta y nos encaráramos. Por ejemplo, estas enfermedades que tenemos, que vas al médico y te dicen que no están reconocidas como enfermedades laborales; y que todo esto te pasa porque eres mujer, porque ya tienes una edad, porque estás con la menopausia… tenemos una compañera a la que no le quieren reconocer sus problemas como enfermedades laborales, este proceso necesitaría una baja, un reconocimiento de cómo te has hecho eso.
Cuando estás contratada con una empresa externa, directamente anulan tu contrato. Hemos conseguido, en este tiempo, que se reconozcan el codo de tenista, el manguito rotador, el túnel carpiano como enfermedades laborales, eso lo conseguimos el año pasado, y ahora tú vas a la mutua y te lo aceptan como baja laboral.
Hicieron falta muchas inspecciones de trabajo, muchas denuncias, y dar mucho la cara. Hemos conseguido que las compañeras vayan denunciando y se añadan denuncias, y claro, que todo el mundo sepa quiénes son Las Kellys.
El otro día, hablando con una compañera periodista, le decía que estamos muy cansadas, porque lo que necesitamos son cambios legislativos; nos hemos reunido hasta con el Parlamento Europeo, con muchas instituciones. El Ministerio de Turismo nos dijo que nos protegerían para que no nos pudieran externalizar, pero no nos han hecho caso. Esa modificación del Estatuto no se ha llevado a cabo.
Nos está preguntando mucha gente sobre cómo nos va a beneficiar la subida del salario mínimo; nos va a beneficiar, evidentemente, porque nos va a subir el salario mínimo a todos. Pero nosotras, concretamente, ya estamos cobrando un 40% de lo que tendríamos que cobrar; porque estamos trabajando por producción, y no por jornada, ganando mucho menos. La subida del salario, por tanto, mientras no haya otros cambios legislativos que pongan por encima los convenios sectoriales, no va a evitar que estas empresas se las ingenien para seguir aprovechándose.
Fíjate, la media de habitación viene a costar 114€ en un hotel, y lo paga el cliente cuando se aloja en este hotel. El hotel, a la empresa externa, le paga una media de 6 o 10€, y la empresa externa, a la camarera, le paga 2’50€. Cuando estás de vacaciones, o cuando estás de baja, no produces; y recordemos que hablamos de contratos por producción.

·La Asociación se plantea inicialmente como apartidista, primando “el debate sobre vuestra situación laboral” antes que “preferencias políticas personales”. Sin embargo, estoy segura de que tenéis mucho que decir respecto al panorama político actual ¿se notan mejoras con los cambios de Gobierno, y cuál es el papel de los sindicatos más tradicionales cuando se trata de la lucha de las camareras de piso? Es decir ¿cómo veis vosotras el panorama ahora?

Respecto al panorama, nosotras siempre hemos visto más apoyos de la izquierda. La Asociación es plural, cada una de nosotras simpatiza con un partido o un sindicato; es importante que la Asociación sea, como tú dices, apartidista. Pero siempre hemos encontrado muchísimos más apoyos de los partidos de la izquierda que de los partidos del centro-derecha. Estuvimos en la Moncloa, por ejemplo, mientras que con Ciudadanos no nos hemos reunido nunca, incluso hemos coincidido con Albert Rivera, nos ha visto con las camisetas, y ni nos preguntó, ni nos saludó…
Por otro lado, se aprobó, en el Pleno de Madrid, hacer un estudio para ver en qué situación estaban nuestros contratos en los hoteles de Madrid, y ese estudio jamás se hizo. Lo hemos reclamado muchas veces y nunca se ha hecho. No sé si será por los intereses, dado que estamos hablando de gente con mucho dinero, gente con mucho poder, de cadenas de hoteles.
Actualmente la situación sigue estando igual, porque aunque nos reunamos con los partidos políticos y tengan voluntad de cambio, esos cambios, como te digo, no llegan. Y además, en el Senado está gobernando por mayoría absoluta el Partido Popular. Hemos hecho ponencias, hemos expuesto nuestros testimonios, y siempre nos hemos encontrado con el muro del Partido Popular.
Nos movemos mucho con el apoyo feminista, con el apoyo de las mujeres, el movimiento 8M… coño, que somos mujeres, tenemos que tomar conciencia de lo que significa ser mujeres.
Sí que estamos un poco decepcionadas, porque los cambios legislativos no llegan. Cuando a nosotras nos externalizan y nos aplican la Reforma Laboral, se calcula que somos alrededor de doscientas mil mujeres que trabajamos en los hoteles; cuando empieza todo esto, a nosotras nadie nos hace un estudio, no nos hacen un estudio de enfermedades, de cómo nos va a afectar en nuestra vida ese sueldo, nos dicen: es lo que toca, es lo que hay.
Entonces ahora seguimos batallando, seguimos hablando con todo el mundo, contando todo esto; denunciando y poniendo en evidencia a los hoteleros. Y también a los sindicatos. Porque una cosa está clara, hasta que nosotras no nos hemos auto-organizado, los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO); los que se sientan con la patronal, estaban burocratizados. Por qué vemos que no se están haciendo estudios psicosociales y ergonómicos a las camareras de piso, pregunto; y me dicen que es muy complicado.
En el País Vasco estamos muy contacto con el ELA, que gestiona parte del dinero de las subvenciones, y lo deja para una caja de resistencia. Así, cuando las trabajadoras y los trabajadores entran en conflicto, subsisten gracias a las cajas de resistencia. Y han conseguido tumbar externalizaciones, con huelgas, en la Cadena Barceló y en la Cadena NH. Si se puede en el País Vasco ¿por qué no se puede en el resto?
Estamos muy cabreadas, porque te decía que nos hemos reunido con el Ministerio de Trabajo, y no se ha modificado el Estatuto de Trabajadores; la primera noticia que hemos tenido es que se han reunido con estos sindicatos ya mencionados para subirles las subvenciones. Nosotras trabajamos cuando tenemos días libres, cuando salimos de trabajar, nos reunimos en centros sociales, en cafeterías… no estamos en contra de los sindicatos, son la herramienta que necesitamos para defender nuestros derechos; lo estamos de los sindicatos tal y como están establecidos, que no luchan como es debido. Si nosotras podemos hacerlo, con esta situación que te cuento ¿cómo ellos no pueden?
Y no gusta que tengamos voz propia, que queramos ser autónomas. No somos borregas. Nos dicen que somos mujeres no cualificadas. La Patronal de hoteles de Tenerife ha hecho un vídeo (está en el Facebook de Las Kellys Lanzarote) en que nos pintan como si no supiéramos hacer la o con un canuto, porque como limpiamos habitaciones… lo que pasa es que por circunstancias de la vida hemos acabado haciendo esto. Como yo, que no encontraba trabajo de lo mío. Y he ido haciendo cursos, y actualmente soy gobernanta de hotel, pero sé perfectamente que esto nos afecta a todos los del departamento de pisos.

·La exigencia de una dignidad y unos derechos comunes a todas las mujeres, así como la revalorización de los cuidados, vienen siendo reivindicaciones feministas fundamentales. ¿Hay un apoyo desde el Movimiento Feminista del Estado a vosotras, Las Kellys? ¿Podemos hablar de solidaridad, de una misma lucha incluso?

Sí. Claro que se puede hablar de solidaridad; de hecho, cada vez que hacemos alguna concentración, enseguida encontramos el apoyo de las feministas. Nos tenemos que apoyar entre nosotras, porque tarde o temprano, todo nos alcanza; por ejemplo, en los hoteles, nos empezaron a externalizar a nosotras, el 30% de las plantillas de los hoteles, el sector más amplio. Los hoteles se abren para vender habitaciones, habitaciones limpias, porque nadie paga por alojarse en una habitación sucia. Y si nosotras representamos ese porcentaje de la plantilla de un hotel ¿por qué nos han externalizado a nosotras? ¿Por qué no lo han hecho con otro departamento? Está claro que no queremos que se lo hagan a ningún departamento, porque por encima de todo, Las Kellys nos basamos en el apoyo mutuo, en la solidaridad.
Pero lo que quiero decir con esto es que les ha sido tan fácil barrernos a las mujeres… claro que es una causa feminista, porque nos lo hacen a una, y nos lo hacen a todas. Los trabajos que hacemos las mujeres no están valorados, y cuando llegas a casa, tienes que seguir limpiando, cuidar de tus hijos; tenemos mujeres que son el soporte familiar: trabajan fuera y dentro. Llevan la gestión de toda la casa. Son economistas. Ya está bien.
No hay más que ver lo que está pasando con los malos tratos, con la violencia; no se trata sólo de la violencia física, sino también de la violencia institucional. Tenemos mujeres que van a solicitar una beca para el comedor y no se la conceden, compañeras que están desahuciadas…
Nosotras hacemos trabajos residuales, hay muy poquitos hombres limpiando las habitaciones, y los que lo hacen es porque no encuentran trabajo de lo suyo; en cuanto les sale un contrato de lo suyo, se van, y luego ya volverán. Saben que ese trabajo siempre va a estar ahí. Entran y salen como solución. Pero son trabajos que han hecho las mujeres desde siempre, y parece que como los hemos hecho nosotras siempre, tenemos que callar y otorgar.
En el programa Equipo de Investigación, sale un director de hotel diciendo que contrata hombres porque tienen menos cargas familiares y menos faltas. Eso es patriarcado. ¿Los hijos son sólo nuestros, de las mujeres? ¿No son de los dos?

·Por último, no puedo dejar de preguntaros cuáles son vuestras principales exigencias ahora mismo; todos y todas sabemos lo mucho que lucháis y lleváis luchado, pero ¿cuáles son los objetivos a corto y largo plazo?

A corto y largo plazo, es que no se pueda externalizar el trabajo estructural que hacemos. Tú puedes externalizar que te limpien la piscina porque hay fecha de inicio y fecha de final; pero limpiar las habitaciones de un hotel es el pilar del hotel, lo necesitas siempre. Eso nos está enfermando, y esa sobrecarga que se deriva es el origen de muchas enfermedades.
El tema de la jubilación también es crucial; que nos podamos jubilar, porque si pretenden que aguantemos así… yo tengo compañeras con 50, 40 y hasta 30 años con el lumbago para siempre tocado, con problemas de discos.
Luego, por otra parte, queremos que se vincule lo que es la categoría de los hoteles, como las estrellas que tiene un hotel, que se le dan al hotel en función de los metros de la habitación, o del minibar, o del teléfono en la habitación… con la calidad del trabajo que realizamos nosotras en esos hoteles. Tenemos compañeras trabajando en hoteles de 5 estrellas, la Cadena Barceló, por ejemplo; y ellas están externalizadas, no tienen garantizados sus derechos más mínimos. No tienen ni un plato de comida, se tienen que llevar el tupper.
En un hotel de cinco estrellas, ellas no tienen los mismos derechos que los compañeros de Recepción. Queremos que se vinculen ambos ámbitos, la categoría del hotel y la categoría de las trabajadoras, que haya una especie de sello.
Ahora, por ejemplo, hemos participado como Jurado en un Premio llamado Hotel Feliz organizado por la Alcaldesa de Madrid; han otorgado el premio a un hotel que cumple en sostenibilidad, en derechos, en igualdad… y había varias candidaturas de hoteles externalizados. Una empresa externa las discrimina. Han tenido en cuenta, desde el Ayuntamiento de Madrid, nuestro fallo y por ende, no han tenido en cuenta esas candidaturas.
Nosotras tenemos claro que sí tenemos una relación subordinada en los hoteles, que tenemos unos jefes; el problema es cuando nos explotan, nos quieren denigrar, hundir, humillar… ahí no hay subordinación que valga. Ahí nos tenemos que insubordinar.

lunes, 22 de octubre de 2018

Entrevista: Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz, antropólogo, activista y autor de Bifobia

Os traigo una entrevista con Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz. Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz (Madrid, 1991) está terminando un doctorado en antropología por la Universidad Autónoma de Madrid, centrándose en la promoción turística, el Orgullo LGTBI y la ciudad de Madrid. Es el autor de Bifobia (Egales, 2017), el primer libro sobre la bisexualidad en el activismo LGTBI español. Ha publicado en diferentes formatos y contextos académicos y periodísticos, habiendo impartido también conferencias sobre la intersección de los estudios urbanos y de la diversidad sexual y de género. Activista LGTBI, como miembro de la madrileña asociación Arcópoli, ha estado igualmente vinculado a la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB).


·Eres activista LGTB, luchando desde Madrid por una sociedad libre de LGTBIfobia. ¿Cómo empezaste a moverte en el mundo del activismo, qué te llevó a decidir definitivamente dedicar al menos una parte de tu vida a luchar por una sociedad mejor? Y ¿cuáles son para ti los mayores retos a afrontar por las organizaciones y colectivos LGTBI en la actualidad?

Antes de participar en la asociación Arcópoli estuve varios años militando en Juventudes Socialistas de Madrid y, tras dejarlo, pensé durante meses en volver a militar en alguna organización, dedicando tiempo a algo más que los estudios o el trabajo. En los cuatro años que llevo en Arcópoli los grandes desafíos han ido cambiando, y creo que ahora mismo la mayor barrera es la sociocultural y no la legal: tenemos leyes en gran parte de las Comunidades Autónomas, y lo que queda es que vayamos todos, todas y todes aceptando no solo las leyes sino los principios que hay detrás.


·También eres antropólogo, e investigas el cruce de la diversidad sexual y de género con los estudios urbanos y turísticos. En lo que respecta al fenómeno de que el auge turístico de una ciudad vaya de la mano de la promoción del ambiente LGTBI, y sobre todo G, hay voces a favor y voces en contra; se debate sobre la inclusión y la participación de la ciudadanía, pero también sobre los posibles efectos negativos, como las consecuencias sobre los barrios pobres y los colectivos marginados que comporta la gentrificación. ¿Qué puedes contarnos tú sobre este fenómeno desde una perspectiva más profesional, cuál es tu punto de vista? ¿Por qué se caracteriza, en concreto, el caso madrileño con el Orgullo LGTBI, el Barrio de Chueca…?

El turismo LGTBI —sí, de hecho sobre todo G— lleva unas pocas décadas siendo investigado por cada vez más disciplinas académicas, y gran parte de los estudios o bien no entran en juicios de valor o en visiones dicotómicas, o bien comparan los efectos positivos y negativos de estas formas de turismo, que han de ser en todo momentos descritas en plural. La gentrificación y la turistificación, vayan de la mano o no, son procesos en los que debemos o podemos pensar al hacer turismo, y para las personas LGTBI no es una excepción: al elegir nuestros destinos turísticos, dónde y qué consumir, o qué hacer, estamos incidiendo de formas variadas en nuestros lugares de origen y de destino, que pueden verse como una red. Algunos eventos como la sección LGBT de FITUR, la feria internacional de turismo de Madrid, nos muestran cómo de conectados y comparados están los diferentes destinos y las prácticas turísticas LGTBI. También nos muestran que este segmento no está libre de las inercias del turismo en general: o bien podemos optar por viajes totalmente organizados, distribuidos de forma masiva, o bien podemos buscar un viaje individualizado, o bien podemos caer en la infinita variedad entre los dos extremos. Chueca tiene un papel importante en cualquier caso: puede ser una visita inexcusable para el turismo LGTBI más previsible en Madrid o en el Estado español o, buscando una experiencia menos masificada, puede ser precisamente un punto a evitar. En todo caso, Chueca tiene, como otros barrios similares, características que ayudan a que sea popular para el turismo: una ciudad bien conectada con medios de transporte; una presencia importante en productos culturales como películas, series o novelas; un evento anual que la lleva a pantallas y a redes sociales, etc.


·Ahora, hablemos de tu libro. Eres autor de Bifobia (Egales, 2017), el primer libro publicado sobre la bisexualidad en el activismo LGTBI español. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro, y qué ha caracterizado el proceso de escritura y, sobre todo, de investigación que ha llevado a que este se materialice? ¿Qué es, para ti, lo más importante que has aprendido gracias a escribirlo?

Bifobia nació desde la asociación Arcópoli. Yo ya tenía la intención de participar como socio en los actos del Año de la Visibilidad Bisexual en la Diversidad, un año temático convocado por la FELGTB, Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales. Pensé en aportar algo más, desde la antropología, y me fijé en la escasa o nula producción académica y de divulgación sobre la cuestión en el Estado español, y pensé, de forma totalmente pragmática, que era un buen nicho que aprovechar y ocupar. Desde esa decisión fueron meses de búsqueda bibliográfica y, sobre todo, de entrevistas y de observación participante con activistas bisexuales en Arcópoli. Ambas técnicas son las más típicas del trabajo de campo etnográfico y de la antropología, y en este caso supusieron ir acompañando a los y las activistas durante los actos de todo el Año Bisexual, entrevistándoles cada cierto tiempo. Fue un proceso apasionante y divertido, aunque con momentos duros, al encontrar formas de bifobia en las que yo había caído en el pasado —soy un aliado monosexual—, incluso entre personas activistas muy politizadas.


·El título del libro, Bifobia, deja bien claro que las personas bis sufren en esta sociedad patriarcal una violencia y una discriminación por ser quienes son, por existir fuera de la norma heterosexual y de la obligatoriedad de la elección “de un sexo u otro, de un género u otro”. Me interesa especialmente saber sobre la fundamentación de este prejuicio tan antiguo pero tan en auge todavía sobre las personas bis, sobre su identidad y sus elecciones de vida: ¿qué relación hay entre el patriarcado que rige nuestras vidas en esta sociedad y la susodicha bifobia?

La bifobia, al igual que la homofobia y la transfobia, puede rastrearse hasta una raíz: el patriarcado o el sexismo. Como sistema de clasificación y de distribución de recursos —como la visibilidad—, el sexismo marca claramente un binarismo que las bisexualidades se cargan. Puede verse ahí la relación, aunque puede argumentarse también que lo binario tiene un papel fundamental en gran parte de las culturas y sociedades del mundo. Puede verse la analogía con la represión de las personas, al margen de su orientación sexual, por resistirse a satisfacer las expectativas del sistema patriarcal.


·Al respecto de la bifobia, en la presentación de tu libro a la que tuve el placer de asistir, nos explicabas que es muy difícil encontrar estadísticas que reflejen los índices de agresiones, de violencia física sufrida con motivo de ser bis. ¿Qué tipo de violencia es, desde tu punto de vista como investigador, la que más repercute en las vidas de las personas bis? En la misma presentación, una mujer comentaba que no hay que olvidar los altísimos índices de abusos sexuales sufridos por las mujeres bis. ¿Pudiste investigar y entender mejor esta epidemia de violencia sexual mediante la investigación para tu libro?

Diversos estudios, incluyendo la investigación que hay detrás de Bifobia, afirman que la invisibilidad y los estereotipos son las formas más comunes de violencia que sufren las personas no monosexuales. La combinación no deja de ser paradójica: se junta una escasa visibilidad de las personas bisexuales con un conocimiento de estas basado en estereotipos y mitos. Estas formas de violencia pueden parecer menores, al compararlas con agresiones físicas motivadas por la homofobia y la transfobia, pero estudios cuantitativos hablan de graves efectos de la bifofia y del monosexismo, sobre todo en cuanto a salud mental. Al investigar un contexto activista y con un grupo reducido de personas no monosexuales tuve pocas ocasiones para encontrarme con violencia más allá de la simbólica, por lo que solo pude encontrar información sobre abusos sexuales en la literatura académica. El cruce del monosexismo con el sexismo, o de la bisexualidad con el género, está por suerte ampliamente estudiado, de formas cuantitativas y cualitativas.


·A menudo, conversando y debatiendo con compañeros y amigos bis, me cuentan cómo algunos de los peores casos de bifobia los han sufrido por parte de gais y lesbianas de su entorno, de los movimientos incluso. ¿Has podido investigar esta violencia interna mientras escribías Bifobia? ¿Qué sucede con el movimiento contra la LGTBIfobia que tan a menudo caemos, nosotros mismos, en bifobia?

Al estudiar la bifobia en un contexto activista LGTB la violencia más presente fue, precisamente, por parte de gais y de lesbianas. Las reuniones, la preparación de actos o incluso las fiestas fueron escenarios diversos en los que pude conocer una bifobia por parte de compañeros que yo también reproduje antes de concienciarme —asumiendo que siempre es un trabajo en proceso—. Una primera explicación de esta fuente de violencia, por parte de compañeros y compañeras, está en la educación: nos hemos criado en el mismo sistema, y, salvo que nos vayamos politizando y concienciando, vamos reproduciendo las mismas formas de opresión, aunque sean incoherentes con nuestros objetivos personales o colectivos. Por otra parte están los factores específicos. Investigadoras como Amanda Udis-Kessler o Paula Rust han estudiado la bifobia en contextos activistas, señalando cómo las personas LG podemos reproducir el monosexismo por intereses personales, políticos, así como por entender las reivindicaciones bisexuales como un agravio comparativo o como una incompatibilidad con las trayectorias personales de activistas.


·Por último, no puedo dejar de preguntarte desde mi propia resistencia como lesbiana y, también, desde la esperanza: a través de la escritura de tu libro y de tu trayectoria como activista del movimiento LGTBI ¿cuál es tu perspectiva de los logros y retos para el colectivo, cómo definirías todo lo que vamos consiguiendo a día de hoy y, por supuesto, todo lo que nos queda por conseguir?

Los meses desde la publicación del libro y sus presentaciones me han ayudado a conocer a muchas personas, así como la situación del activismo y de la política en varias ciudades y comunidades autónomas. Me han animado a pensar que vamos mejorando, y que gracias a las leyes, las redes sociales y la educación, podemos encontrar personas LGTBI cada vez más concienciadas en cualquier parte del Estado español —y no solo en las grandes ciudades, o donde están las asociaciones más visibles—. Las agresiones físicas y simbólicas o el desajuste entre los discursos y vocabularios de los diferentes activismos y del resto de la sociedad me parecen retos importantes para el presente y el futuro más inmediato, pero creo que vamos en buen camino.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Entrevistando a la Resistencia: p.nitas*, artista feminista

En la décima entrega de la sección Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con p.nitas*. Ella es Inma, ilustradora, "artivista" y ciberactivista feminista extremeña; se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y desde hace más de 12 años se dedica a dibujar su propio universo utilizando gritos y cuerpos de mujeres como medio de expresión, desde una sensibilidad radicalmente feminista (Web: p.nitas* / Twitter: @p.nitas* / Facebook: p.nitas*).


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1. ¿Cómo nace el proyecto p.nitas*? ¿A qué se debe el nombre y qué es lo que te impulsa a seguir dándole vida a esta regeneración artística y feminista?

El proyecto p.nitas* nace durante mis estudios de Bellas Artes en la Universidad de Barcelona. Fruto de un proceso de búsqueda y casi por accidente me encontré con ellas, pues surgieron desde los garabatos que hacía en los márgenes de los cuadernos en las clases teóricas.

El nombre viene de la profunda tristeza que sentía en aquella etapa de mi vida y de la sensación que tuve cuando empecé a dibujarlas, como si estuviera sacando mis penitas hacia fuera a través de los dibujos de cuerpos de mujeres desnudos y gritando.

Mis ilustraciones a veces resultan agresivas a quien las mira, en ocasiones algunas personas me han contado que han necesitado tiempo para entenderlas y verlas desde la distancia para poco a poco acercarse a ellas. Lo que he sentido durante los más de 10 años que llevo dibujando pnitas, es que no dejan indiferente, tanto si te gustan como si no y que han sido la primera puerta para muchas personas por la que acercarse y enrar en el feminismo. Al conocer mi trabajo se ha abierto una puerta que lleva a otra puerta que se abre y a través de cada una de ellas, muchas compañeras y amigas han tomado conciencia de lo que significa el feminismo y del papel que tenemos para juntas acabar con la opresión que el sistema capitalista, racista heterocispatriarcal ejerce sobre nosotras.



Lo que me impulsa a seguir es la necesidad de expresarme y que solo sé hacerlo a través de los dibujos. Es mi terapia y a la vez mi modo de vida, así que no hay un solo día en el que pueda estar sin dibujar. Incluso cuando no estoy dibujando estoy pensando en dibujar.


2. Dibujas muchos cuerpos. Y muchas vulvas. Yo ahí me pregunto: ¿cómo desestigmatizar, destabuizar toda la genitalidad asociada a la mujer (y por ende censurada e incluso violentada mediante mutilaciones) como puede ser creando y hablando sobre coños, reglas, pezones...; sin caer en la perpetuación del sistema binarista que asocia unos genitales a un género e invisibiliza y violenta a su vez a nuestras compañeras trans, pues también hay mujeres que tienen pene, que no tienen tetas, que no tienen la regla? ¿Has realizado alguna ilustración o ilustraciones con la intención de visibilizar y reivindicar también las cuerpas trans?

Mi trabajo trata de resignificar el significado otorgado al cuerpo de la mujer desde la antropología del sistema heterocispatriarcal, romper con el sistema binario de sexo/género y subvertir el orden de nuestra sociedad.

Mayoritariamente dibujo sobre lo que soy y sobre mí misma, pero también en ocasiones he ilustrado cuerpas trans. Por ejemplo el dibujo más reciente que he realizado sobre los disturbios de Stonewall es un ejemplo de ello.


3. También dibujas a muchas mujeres que gritan. ¿Qué significa, para ti, gritar en un patriarcado más allá de alzar la voz en una manifestación? Teniendo en cuenta que no todas podemos gritar, ya sea en su sentido más físico por algo tan evidente pero a la vez tan invisible como las diferentes capacidades físicas de cada mujer, como en su sentido más metafórico por diferentes situaciones de mujeres que todavía no se atreven a ser una parte activa de la lucha por nuestra liberación. Hay algo desgarrador, también, en tus ilustraciones de mujeres gritando. ¿Qué conciencias crees que remueves al representar ese desgañitarse, ese dejarse la piel por una causa tan crucial?

Para mí dibujar mujeres gritando habla de que lejos del silencio que el patriarcado un día otorgó como uno de los valores más importantes de la mujer, mis ilustraciones no se callan, no tienen los labios cerrados, ni la boca ni los labios vulvares.

Esas dificultades para decir lo que pienso también las he tenido y las tengo, aunque estoy aprendiendo a superarlas. He sentido impotencia por querer hablar en público y no ser capaz de hacerlo, durante casi toda mi vida, por sentir que lo que pensaba no tenía sentido, ni merecía ser escuchado. A través de mis dibujos, hablo también de esto y de la necesidad de cambiar el orden establecido participando en todas las esferas públicas y sociales, escuchándonos, reconociéndonos y haciendonos escuchar.


4. Como conocida ilustradora, artista feminista, tu obra se ha vuelto viral; y habrás recibido muchas buenas palabras, muy sentidas. ¿Puedes hablarnos de alguna de esas anécdotas que a una se le quedan grabadas, frases de agradecimiento y reconocimiento, gestos de compañerismo y sororidad que no se olvidan?

Tampoco soy tan conocida, esa es la verdad. Pero si que he tenido muchas experiencias muy positivas relacionadas con mi trabajo. Lo que más me conmueve, después de todos estos años es una sensación que me acompaña siempre y que se hace intensa en los momentos más difíciles. La sensación de que no estoy sola, de que nunca voy a estarlo, pues me siento parte de una red muy grande que se extiende a nivel global y que está formada por personas de todas las edades, partes del mundo incluso por quienes ya no están, pero que han dejado con nosotras un legado que sigue vivo.


5. Ahora mismo, estás en medio de tu campaña de recaudación para poder hacer realidad el Calendario y Agenda Feminista de 2018 bajo el lema "Viva la Victoria": Grandes Logros Feministas y Comunitarios. Nos cuentas: "en estos tiempos convulsos e individualistas que vivimos, recuperar estas hazañas, traerlas a nuestra vida diaria y darles fuerza e importancia es un ejercicio de memoria colectiva y de genealogía feminista, y que nos ayuda a recordar que la unión es la manera de derrocar al sistema capitalista racista y hetero-cis-patriarcal". ¿Qué estás aprendiendo durante este proceso que tanta esperanza debe desprender al volvernos conscientes de la fuerza de nuestra lucha, de la fuerza de nuestra unión? Y ¿cómo crees que puedes aportar tu granito de arena a la lucha por la liberación de las cuerpas racializadas y migrantes, de las cuerpas disidentes sexuales o LGTBI, por medio de la ilustración (teniendo en cuenta que muchas veces el arte feminista se limita a la reivindicación de la lucha y las imágenes de mujeres blancas, occidentales, cisgénero y heterosexuales)?

Estoy aprendiendo a gestionar una de las partes que más me cuesta de mi trabajo y es la de monetizar mi tiempo y mi creatividad. Tengo que reconocer que detesto necesitar dinero o vender mi trabajo, pero a la vez me hace muchísima falta como a todo el mundo, pues tengo personas a mi cargo y estoy aprendiendo con la financiación colectiva a sentirme menos incómoda con esta parte del trabajo.

Mi granito de arena está intentando ser interseccional y representar la liberación de las cuerpas racializadas y migrantes, de las cuerpas disidentes sexuales o LGTBI, a nivel global y no sólo desde la perspectiva euro blanca. En primer lugar me he propuesto dibujar sobre comunidades de todas partes del mundo y sobre logros que no fueran especialmente conocidos aunque sí significativos por lo que han supuesto en sus comunidades y el efecto mariposa que han tenido y siguen teniendo.


Mi ilustración del mes de Mayo sobre los disturbios de StoneWall, con motivo del día contra la homofobia y la transfobia habla de de las cuerpas disidentes sexuales o LGTB. Como sabemos fueron liderados por mujeres negras trans. Subrayar y visibilizar lo significativo de las luchas colectivas y el legado que acontecimientos a lo largo del planeta y de la historia han dejado y lo que ha supuesto para cuestionar el orden establecido. Son ejemplos de múltiples feminismos derrocando los múltiples patriarcados.


6. Por último ¡estoy segura de que a todas nos encantaría que nos hablaras un poco más de ti! Háblanos de aquellas aficiones, gestos, vínculos que prenden la mecha de la esperanza en medio de la penumbra de este mundo tan cruel; del deporte, la espiritualidad, los lazos con otras personas (y sobre todo, con otras mujeres)... del arte en todas sus formas, tanto en calidad de creadora como de público y consumidora... del activismo, también

Pues hace dos años que he sido mamá, mi vida gira en torno al artivismo feminista mientras cuido de mi hija. Resulta que nunca me había imaginado lo que significaba realmente. Sigo abrumada de lo que supone tener una personita creciendo a tu lado, del abanico de sentimientos que ni me había imaginado existían.  También durante esta etapa mi faceta artivista se ha hecho más intensa y los lazos con otras personas y sobre todo, con otras mujeres me han resultado el sostén, la fuerza con la que conseguir superar la adversidad aprendiendo y creciendo tanto en el plano personal como profesional, tanto en el plano físico como en el virtual.

lunes, 16 de octubre de 2017

Entrevistando a la Resistencia: Javier Erro, autor de Saldremos de esta

En la sexta entrega de la sección Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con Javier Erro, autor del libro Saldremos de esta: Guía de salud mental para el entorno de la persona en crisis (Facebook: Javier Erro).


1. ¿Qué te motivó a escribir el libro Saldremos de esta?

Lo que principalmente me motivó… o mejor, creo que es mejor explicar un poco el momento. Fue cuando empecé a trabajar como psicólogo, venía de los movimientos sociales, acostumbrado a aplicar una perspectiva crítica a todo lo que había a mi alrededor; al comenzar a trabajar como psicólogo, me planteo cómo aplicar esta perspectiva crítica a mi trabajo, que es donde pasaré mucho tiempo y donde podré plasmar una posible transformación social.
Me puse a buscar material pero, a pesar de encontrar análisis más o menos certeros, la mayoría se basaban en constructos teóricos, sesudos y con un lenguaje muy especializado para personas especializadas en lo revolucionario, o la revuelta. Lo que no habían eran propuestas prácticas y, además, se planteaba que después de la revolución social todos los sufrimientos psíquicos iban a desaparecer, que en mi opinión es una propuesta un tanto utópica.
Además personas cercanas empezaron a pedirme consejo y me puse a reflexionar como alguien que es parte del entorno de otras personas que han experimentado sufrimiento psíquico o como alguien que lo ha experimentado él mismo. Esto me sirvió para hacer un cúmulo, con mi saber (mi conocimiento profesional) y con las experiencias de otras personas que habían experimentado el sufrimiento psíquico.
¿Que por qué escribí esta guía? Porque, pese a formar parte de ciertos movimientos sociales que en principio intentan aplicar una perspectiva colectiva, me di cuenta de que había una ausencia de herramientas concretas, específicas, sin mucha teoría de por medio, desde una perspectiva colectiva para el sufrimiento psíquico.


2. En una sociedad en que los profesionales de la salud mental reproducen tan a menudo conductas dañinas para sus pacientes, llegando incluso a vulnerar sus derechos mediante prácticas como la medicación forzada o la contención mecánica ¿cuál crees que puede ser el papel de un psicólogo concienciado que intente cambiar algo aun trabajando dentro del sistema?

El sistema son muchas cosas al mismo tiempo. Aquí, en España, un sistema público y un sector más privado donde se pueden hacer otras cosas. También tenemos el sector de asociaciones, colectivos de activistas, Grupos de Apoyo Mutuo… en cada uno de estos territorios se pueden hacer diferentes cosas.
En el terreno público no tengo tanta información de primera mano, pero sí conozco casos de profesionales que intentan sumarse a campañas como la de “0 contenciones” y que se han visto presionados o ninguneados por jefes o compañeros. ¿Se puede hacer más dentro del sistema público? Ahí entramos en una polémica, preguntarnos si introducir por ejemplo un Grupo de Apoyo Mutuo dentro de las instituciones las mejora, o si anula esta propuesta al quitarle el elemento de alternativa.
En cuanto a las asociaciones, por ejemplo de familiares, muchas llevan a cabo un discurso biologicista tradicional y psiquiatrizado; además, a menudo reciben subvenciones por parte de farmacéuticas. Por otro lado tenemos colectivos más de base, como FlipasGAM en Madrid o GAMValencia aquí, que tratan de crear desde una perspectiva completamente horizontal alternativas a las instituciones. Para mí tienen una potencialidad que me parece impresionante, a muchos niveles, a nivel pragmático y a nivel de discurso, pues están aportando visiones nuevas que yo todavía no había visto.
Después quedaría el sector privado, donde yo me muevo ahora mismo, teniendo mi consulta. La verdad es que tienes un poquito más de libertad respecto al sistema público, institucional, pero estás limitado por factores como el económico; tienes que cobrar una cantidad de dinero que hace que no sea accesible para todo el mundo.
Así, en todos los sectores hay un montón de contradicciones. Pero ¿qué puede hacer un profesional en ese sentido? Creo que lo primero es repensar, replantearse en todos los sentidos. Replantearse el tema de los privilegios dentro de los tratamientos o las terapias, cómo los espacios sanitarios son lugares donde el profesional ejerce un poder, disfruta de una serie de privilegios lo quiera o no (que se traducen en una serie de opresiones para la persona con sufrimiento psíquico, todo micro, pero no por ser micro deja de ser importante).
Un ejemplo de un privilegio del psicólogo o psiquiatra es elegir qué lenguaje se va a utilizar, qué temas se van a hablar y qué temas no. El privilegio de poder ser crítico con su propio trabajo, cosa que la persona con sufrimiento psíquico no se suele poder permitir.
Yo creo que ese es el primer paso, y creo que dado el contexto actual en España de explosión de colectivos y activismos de salud mental, hay que esperar un poquito más antes de dar otro paso, ver qué sucede, reflexionando. Y dando paso al debate, que no se está dando ahora mismo dentro del contexto profesional.


3. En tu libro no se habla mayoritariamente de diagnósticos, sino de vivencias o dolencias. Para ti ¿cuál es la diferencia entre ambas etiquetas (pues ninguna deja de serlo)?

La primera diferencia es la de “quién nombra qué”. Los diagnósticos son nombres que hemos puesto, que ponemos los profesionales, a diferentes sufrimientos; y “sufrimientos” me parece un término más global, más válido incluso, que engloba algo que le puede pasar a muchas personas.
No es lo mismo decir que una persona está diagnosticada con un Trastorno de Ansiedad, o con Abuso de Sustancias, que decir que está experimentando un sufrimiento psíquico que le conlleva ansiedad, abuso de sustancias, o lo que sea. Si ya planteas que lo que la persona está pasando es por un sufrimiento psíquico, entonces la atención que le vas a dedicar va a ser completamente diferente; la forma en que vas a hablar con esa persona va a ser totalmente diferente.
Si una persona tiene un diagnóstico de depresión vas a ir directamente a tratar esos síntomas, mientras que si está experimentando un sufrimiento psíquico vas a tratar de hablar lo que le sucede, pues el sufrimiento debe ser compartido.
El diagnóstico ahora mismo es lo que es, pero tiene una historia detrás que marca lo que es; está atravesado por una historia, la historia de la psicopatología, una serie de discursos e ideologías más o menos conservadoras (generalmente bastante) que son las que han marcado que tengan que ser este tipo de clasificaciones tan cerradas y tan exclusivistas.
Una reflexión que no se hace sobre los diagnósticos y sobre, en general, la psicología y la psiquiatría, es una historia crítica (hay alguna excepción, como Rafael Huertas). Recoger esta historia crítica puede llevarnos a afilar mejor lo que tiene que ser o lo que tiene que dejar de ser este sistema de diagnóstico.
También me gustaría apuntar que no me gustaría ser yo quien plantee una alternativa sólida al sistema diagnóstico existente, porque entonces se podría convertir en otro nuevo sistema cerrado, con las mismas taras que lo que tenemos ahora mismo. Esta es una cuestión sobre la que yo creo que hay que reflexionar mucho, el tema de las escuelas terapéuticas, que muchas veces deciden o se auto-proclaman más liberadoras que lo que existe ahora mismo (proclamando que tienen una relación más horizontal con las personas o que promueven un cambio social). Yo no digo que esto no sea así, sino que pueden convertirse en la nueva hegemonía dentro de la salud mental, que hay que centrarse en reflexiones mucho más globales, como por ejemplo el término sufrimiento psíquico, el término horizontalidad, el término colectivo, el término social… también el feminismo, también el racismo, toda una serie de opresiones que se entrecruzan. En vez de hablar de psicoanálisis, Gestalt, psiquiatría comunitaria, psicología social, terapia narrativa o un montón de ejemplos.


4. Si acudiera a ti una persona “loca”, “enferma mental” o cómo queramos o quiera llamarse desesperada por encontrar comprensión y apoyo en un mundo que no promueve la auto-comprensión y los cuidados sino el seguir a ciegas las pautas dictadas por psiquiatras que demasiado a menudo nos tratan de forma impersonal ¿qué le dirías? ¿Cuál o cuáles serían tus consejos?

Ojalá lo supiera. A mí sí que me gusta el término “empoderamiento”. Suele haber una crítica, la gente suele decir “no me gusta el término pero lo voy a utilizar”, pero a mí me gusta: el poder existe, va a seguir existiendo, y es mejor tenerlo nosotros que no tenerlo.
Empoderarse puede ser encontrar la capacidad de criticar al profesional que te está tratando, sea psiquiatra, sea psicólogo o sea lo que sea; supone revalorizar esta perspectiva más colectiva, centrada en el entorno, partiendo de la base de que los trastornos no existen, que lo que existe es una sociedad con problemas para aceptar, encajar el sufrimiento psíquico; o que la persona sea capaz de acomodar, transformar su entorno para adaptarlo al sufrimiento psíquico que está pasando. Creo que es una perspectiva bastante interesante. Una transformación de lo que entendemos por cuidados colectivos y por cuidados institucionales, institucionalizados.
También recomendaría mucha auto-formación, pues estamos hablando de algo tan importante como la vida de esta persona, y todo lo que tenga que ver con auto-gestionar el conocimiento, incluso generarlo uno mismo, me parece también importante; y es algo que no se promueve.


5. En las presentaciones de tu libro y en los posteriores debates, habrás recibido todo tipo de críticas más o menos constructivas hacia su contenido. ¿Puedes compartir con nosotras alguna de las reflexiones que más te han aportado, así como alguna experiencia que te haya conmovido y emocionado?

Efectivamente, he recibido muchas críticas. En Barcelona recibí una, que me llamó la atención y con la que estoy más o menos de acuerdo, que consistía en que el libro no dejaba de aportar una perspectiva centrada en la persona; es decir, un poco individualista, lo cual es cierto. Y también me plantearon en ese mismo debate que en el libro no hablo de cuestiones meramente sociales, lo cual también es cierto. Pero cuándo yo escribí el libro mi objetivo no era proporcionar una herramienta a personas involucradas en movimientos sociales o políticos, sino proporcionar una herramienta a cualquier persona, aunque no estuviera involucrada en estos movimientos.
La perspectiva de hacer activismo solamente dentro del campo de los movimientos sociales es demasiado exclusiva, privilegiada también; y para mí la política, o el campo social, es más amplio y tiene que ver con la sociedad en general, no solo con que los movimientos sociales tengan herramientas privilegiadas a las que el resto de personas no tengan acceso.
Eso como crítica. Asumo la incoherencia, que también es política, soy consciente de ello.
En cuanto a experiencias emocionantes, afortunadamente algo impagable para mí ha sido que muchas personas se acercaban después de muchas charlas y me daban las gracias por haberlo escrito porque les había cambiado un poco la perspectiva. Más que por utilizar las herramientas concretas que yo sugiero en el libro, me han comentado que lo que les ha empoderado (puedo utilizar este término pues hace referencia a la perspectiva que doy, de que la persona puede cambiar su entorno, desde lo colectivo, no desde lo individual) es la perspectiva que les puede haber dado.
Entonces, para mí eso es emocionante, esos momentos han sido bastante bonito. Es lo único que me ha dado la sensación de que realmente he hecho algo que es útil y válido.
Concretamente, en Madrid una chica me regaló un libro (fue un intercambio por el mío) que había escrito. Un libro muy chulo, muy bonito, donde explicaba una época que pasó, una serie de delirios. Me pareció, aparte de ser un gesto precioso, el que me lo diera y la emoción que yo veía que ella sentía; algo impagable.