Cómo amar tu cuerpo en 10
sencillos pasos:
1. Reconoce
cuánto te ama. Date cuenta de que nunca le correspondes y aun así sigue
amándote así.
Reconoce cómo tu cuerpo sana y cicatriza tus heridas, acumula cada gramo de
comida para nutrirte, aguanta sin agua ni sueño, soporta drogas y sustancias.
Dale las gracias. Pídele perdón por dar tanto por sentado, aunque lo cierto
es que nunca te ha culpado.
2. Encuentra las partes de
ti que sí te gustan. Resáltalas. Subráyalas.
Si odias tu nariz
pero te gusta tu boca, cómprate un pintalabios. Si detestas tus piernas y no
quieres enseñarlas, encuentra el tipo de pantalón que más las favorezca. Si no
puedes soportar mirarte al espejo de cuerpo entero, maquíllate y haz una obra
de arte de tu cara.
No tienes por qué
dejar de odiar lo que llevas años detestando, pero empieza a amar aquello que
nunca te ha estorbado lo suficiente como para llamar tu atención.
3. Deja
de hacerle daño. Si no puedes mimarlo, al menos para de herirlo, insultarlo,
desnutrirlo.
Cúrate las heridas, vuelve a desayunar todas las mañanas, manda callar a tu
cabeza cuando te encuentres con tu reflejo.
Puede que no sea tu amigo, pero ¿qué te ha hecho tu cuerpo para ser tu peor
enemigo?
4. Cuida de él aunque lo
encuentres feo. La gente cuida de sus bebés y los bebés son feos.
Relaciónate con
tu cuerpo como lo harías con un bebé: trátalo como un proyecto en construcción,
como una promesa que respira. Descubre cuánto te queda por crecer y no te des
por perdida.
Mímate. Cómprate
jabones, acepta los besos ajenos y aprende a dártelos tú. Regálale ejercicio, paseos, comida deliciosa y
saludable, personas que te llenen, libros interesantes, películas fascinantes,
sexo genial.
5. No esperes a amarlo para
actuar como si ya lo hicieras. Finge. Sobreactúa.
Bromea sobre lo
buena que estás en vez de sobre lo fea que eres. No consientas a nadie que se
ría de ninguna parte de ti. Sobrevalora tus logros, prémiate por cada notable
como si fuera un sobresaliente, apláudete.
Al actuar como si
te amaras, sólo se te acercarán personas dispuestas a amarte tanto como pareces
hacerlo tú. Personas a tu altura. Personas que te valoren y te enseñen, poco a
poco, a valorarte.
6. Deja
de observarlo y empieza a utilizarlo: es un instrumento, no un adorno.
Baila, salta, agujeréate la ceja. Hazte un tatuaje. Fotografíate. Pinta
sobre tu piel.
¿No has oído nunca eso de que el arte no tiene por qué ser bello, basta con
que te haga sentir algo?
7. Si
este mundo le queda pequeño, constrúyele otro a su medida. A su altura.
Compra por Internet en tiendas que sí tengan tu talla. Deja de ver
America’s Next Top Model y cámbialo por una serie cuya protagonista sí se
parezca a ti. Deja de leer revistas sobre cómo perder peso, cómo hacer que tu
pecho parezca mayor, cómo librarte de los granos.
Empieza a escribir en su lugar un libro sobre cómo amarte a ti misma y te
prometo que un día serás capaz de acabarlo.
8. Aprende
a relacionarte de forma natural con tu cuerpo desnudo. Tócate frente al espejo.
Duerme desnuda. Quítate el sujetador más a menudo. Acaricia tu pecho plano
de mujer. Extiende loción sobre las partes que más odies de tu cuerpo.
Acepta tu desnudez.
9. Desaprende
la belleza obligatoria. Explora con libertad tu fealdad.
Ríete demasiado alto aunque se te pongan muecas, sal de todas formas aunque
no te haya dado tiempo a lavarte el pelo. Hazte un septum en esa nariz torcida,
cómprate una camiseta con la que se te vea la tripa.
Como leí una vez, no somos guapas, no somos feas, estamos enfadadas. La
rabia te liberará.
10. Haz
memoria. El resto vendrá solo, aunque tarde.
Lo
prometo.
Magnífico post, Sol, me encantan tus posts en serio. Son geniales.
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