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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Esto es por las enfermas mentales, recital a distancia

ambivalentlyyours.tumblr.com
Desde el primer momento, Esto es por las enfermas mentales se escribió para ser recitada. Mi sueño es declamarla un día frente a una audiencia de personas, de mujeres como yo; enfermas, no solo válidas sino valiosas. Porque a las locas se nos da muy bien gritar, y se nos da todavía mejor escuchar a nuestras hermanas

http://www.goear.com/listen/76c5918/esto-es-enfermas-mentales-pensando-lila

martes, 24 de noviembre de 2015

Mente Diversa I: Esquizofrenia

Este artículo marca el comienzo de una serie de artículos de mitad semana concienciando sobre trastornos mentales y/o neurodivergencias y desmontando mitos alrededor de los enfermos y el tratamiento de estos, basados en este hilo de mi Twitter https://twitter.com/_Missmovin0n/status/664162671361658880. He decidido empezar con la esquizofrenia porque está terriblemente estigmatizada y quienes la tienen sufren y han sufrido de los mayores abusos psiquiátricos y médicos imaginables, pero continuaré con el trastorno límite de la personalidad y el trastorno obsesivo-compulsivos (de los que ya he hablado en el ya mencionado hilo).










lunes, 23 de noviembre de 2015

A las deprimidas nos han robado nuestras depresiones

A las deprimidas nos han robado nuestras depresiones.

¿Que qué quiero decir? Quiero decir que la depresión aparece en la tele, en las series y en las películas y también en los libros, pero no lo hace de forma realista. Ved Skins, American Horror Story; el repertorio de camisetas de Urban Outfitters con estampados tan sanos como depression o eat less. Se mercantiliza la depresión de forma que guionistas y productoras toman una enfermedad asesina, una dura realidad, y la convierten en un producto estético que vender a jóvenes vulnerables cuando no en una tragedia poética.

Así, tenemos chicas delgadas y guapas como deprimidas, como si las gordas no pudieran estar tristes. Como si las feas no pudieran estar tristes. Como si los chicos no pudieran estar tristes. Porque la imagen que estamos transmitiendo a la juventud de la depresión está tan feminizada que si ya nos parece inimaginable que un chico tenga emociones “de mujer”, más todavía que lo hundan. Tenemos chicas delgadas y guapas llorando en la bañera, cortándose las muñecas y bebiendo y drogándose (que es, desde luego, una cara de la depresión; pero, recalco, solo una); pero no tenemos jóvenes que tardan horas en lograr levantarse de la cama, que se quedan sin ganas de comer, que se olvidan de 
ducharse.

Porque esa depresión, la de verdad, no es atractiva. Porque las depresiones de verdad no venden.

Así, nos encontramos con que se ha mercantilizado la depresión y se ha proyectado una imagen que casi roza el fetiche de la joven deprimida. Una joven deprimida que espera a su príncipe azul, a aquel que la hará feliz de nuevo y le curará la depresión. Aquel que le besará los cortes de las muñecas hasta cicatrizarlos mágicamente. Porque así son los príncipes azules, siempre lo han sido. De pequeña te rescataban del dragón y de mayor te rescatan de ti misma.
El problema es que los príncipes azules no existen, ni pequeños ni mayores. El problema es que nadie te salva de ti misma, menos aun de tu depresión. El problema es que educamos a las chicas para que sueñen con que las salven en vez de para que aprendan a salvarse ellas mismas. El problema es que yo misma soñaba con el galán que me salvaría de mi depresión en vez de esforzarme por aprender a convivir con ella yo sola.
El problema es que reducimos a las mujeres con depresión a lastimeras imágenes, vírgenes de la desolación, siempre al alcance de algún príncipe salvador. El problema es que soy una mujer, soy una persona, no un conglomerado de lágrimas y cicatrices que hace bonito en una escena cinematográfica.

Pero lo peor de todo es que este público masculino que fantasea con chiquillas dependientes e inseguras a las que engatusar no fantasea con sacar de la cama a una joven mujer maloliente. Con acompañarte a ducharte cuando los mechones de cabello graso se te pegan a la frente. Con tener que interrumpir una película porque eres incapaz de concentrarte en nada. Con quedarse sin follar porque, ya sea por la depresión o por efectos secundarios de la medicación, has perdido la libido.
Así, nos retratan a las chicas con depresión como algo que no somos y acabamos atrayendo compañías que no están preparadas para cuidarnos con lo que tenemos.

Sin embargo, quizás no deberíamos quejarnos. Al menos, nosotras aparecemos en los medios como algo más que un chiste (como nuestras hermanas las obsesivo compulsivas) o una historia de terror (como nuestras primas las esquizofrénicas, psicóticas, psicópatas y sociópatas y las de los trastornos de personalidad). Al menos, con nosotras al público se le permite simpatizar. Aunque no sea con nosotras de verdad.
Porque hasta aquí llega la representación para las enfermas mentales, para las neurodivergentes. Deprimidas, auto-lesivas, anoréxicas y bulímicas. Las demás son tan solo disparadores de risas y miedos. Si es que existen en los medios.

Nosotras, mientras tanto, somos carnaza de fetiche y por eso existen artículos como este llamado “5 razones por las que salir con una chica con un trastorno alimenticio* (solo de los que te hacen perder peso, desde luego; a las que viven con trastorno alimenticio por atracón ni las menciona).
“Su obsesión con su cuerpo mejorará su imagen en general”, porque no hay nada tan estiloso como la ropa talla saco para ocultar una supuesta gordura.
“Te costará menos dinero” porque no come, en teoría, pero no estás contabilizando el tiempo que perderás esperando en la consulta del psiquiatra (si tienes suerte; a una mala, acabarás en la sala de espera del hospital) y las lágrimas que derramarás por ella. Ah, no, que los hombres no lloran.
“Es frágil y vulnerable” y yo creo que esta frase habla por sí sola. Un hombre que encuentra un punto a favor de una mujer el que sea más fácil de controlar y de hacer trizas de una sola palabra es un hombre que no se merece volver a tocar a otra jamás.
“Probablemente tenga dinero propio” que se gastará en medicinas cuando mejore y en laxantes cuando recaiga. No hay regalos suficientes que puedan compensar por la impotencia de ver sufrir a tu pareja. Ni necesitas que te la compensen cuando realmente la amas, porque ya lo hacen su brillante personalidad y sus horas a tu lado.
“Es mejor en la cama” porque “es un hecho conocido que las locas son geniales en la cama”. Sí; las locas, cuando nuestras obsesiones corporales nos permiten desnudarnos y no nos aterroriza la posibilidad de que nos utilicen para luego humillarnos públicamente, cuando aún nos queda algo de libido, podemos ser geniales en la cama.

Y podría escribir tanto sobre esto. Sobre cómo unas enfermas mentales tenemos algo de espacio y a otras se las expulsa del espacio público directamente porque lo suyo no se puede mercantilizar para un público femenino adolescente vulnerable y un consumidor masculino fetichista. Sobre las muñecas rotas y atractivas que hacéis de nosotras las deprimidas.
Porque mi enfermedad mental tiene público mientras venda, pero no se supone que yo hable públicamente de ella; en teoría, para eso ya está mi psiquiatra. Porque mi depresión os gusta en vuestras pantallas en blanco y negro y en vuestros brazos salvadores, pero no en mi boca sincera de enferma que nunca se queda sin voz para gritar. Porque mi depresión no es ni tan trágica, ni tan estética. Es mi realidad, y convivo (como muchas otras miles) con ella.

Pero prefiero acabar este artículo, como siempre, de protesta con la promesa de una declaración de amor: pronto publicaré otro que ya esbocé en mi cuenta de Twitter, otro en el que escribo sobre cuánto me gustamos las enfermas mentales. Con los síntomas que dan miedo. Con los efectos secundarios más jodidos. Con las marcas y las manchas más feas.

Tal como somos. Mujeres. Personas. Algo más que títeres, que bestias sexuales, que princesas que salvar del dragón de la depresión.

*afortunadamente, en respuesta a este nauseabundo artículo existe un poema slam de Megan Maughanhttps://www.youtube.com/watch?v=HRklWPkftiA

jueves, 12 de noviembre de 2015

"Dos Literas", Ollie Renee Schminkey

Este es un poema que prácticamente no puedo escuchar sin llorar. Un poema en que Ollie nos cuenta cómo amar a alguien, cómo estar con alguien, cuando tu cabeza y tu corazón están en tu contra. Cuando te vuelven en su contra. Cuando tu trauma va más allá de lo que esa persona jamás ha sufrido. Me parece imprescindible.


"Mi pareja y yo dormimos en dos literas juntas,
Y así podemos fingir
Que tenemos una cama lo suficientemente grande para las dos.
A veces
Cuando nos movemos al dormir
Las camas se separan la una de la otra,
Y nos despertamos con este hueco entre nosotras.
Anoche me encontró llorando en nuestra cocina,
Me ofreció sus manos como un vaso de leche tibia con miel,
Pero mi tristeza no requiere caricias suaves.
He llorado lo suficiente en mi vida
Como para que ya no sea excitante ni peligroso.

Estoy agradecida porque a mi pareja nunca la hayan violado,
Estoy agradecida porque su boca nunca se haya tornado más cenizas que lengua,
Pero a veces es tan solitario sentir que no valgo nada yo sola.
Cuando hablo de la nauseabunda sensación de la que todavía queda rastro,
Incluso cinco años después,
Sus ojos son un cielo lleno de lástima.
Lástima, la emoción que se da un festín
Mientras habla de los hambrientos.
A ella no le hace falta salir del cine durante la escena de violación,
El aviso de contenido sensible no se le aplica.
Es tan fácil hablar de cuán vergonzoso es
Cuando nunca te has tenido que sentir avergonzada de clamar la palabra superviviente.

Es decir,
Que lo más difícil de su día
Es qué elegir para desayunar.
Es decir,
Que a veces me despierto
Y hay tanto espacio entre nosotras
Que solo está el duro suelo de parqué
Donde pensaba que estaría su cuerpo.
Es decir, que la amo,
Pero mi vida es un trabajo de mierda
Que nunca ha sido lo bastante pobre como para tener que conservar.

El sufrimiento no es un concurso.
No hay premio si gano.
No hay nada romántico en las cicatrices de los huesos de mis caderas.
Pero hay una barrera lingüística.
Nuestra diferencia estrangula cada conversación.
Vamos a hacer la compra y cada hombre en la parada del autobús tiene la cara de mi violador.
Ella dice la palabra amor con un poco de demasiada fuerza
Y sus manos me están empujando para hundirme.
¿Cómo le explico que un Buick no es sólo un tipo de coche,
Que es un cementerio?
Que no puedo tener sexo con las luces encendidas
Porque seré capaz de verle ahí.
¿Cómo le explico por qué nuestra habitación está siempre tan oscura?

Cuando habla del instituto,
Habla de los chicos cuyas manos inexpertas
No sabían cómo tocar su cuerpo,
Y todo en lo que puedo pensar es cómo él no sabía cómo apartar las suyas de mí,
Dios mío.
¿Cómo le explico que a veces llorar y tener sexo parecen lo mismo?

Pero amar a alguien implica inventar vuestro propio idioma
Implica convertirse en un sótano durante el tornado
Es convertirse en un espacio seguro
Implica convertir sus manos en una pregunta
Y apartar sus manos cuando la respuesta es no

En este nuevo idioma, borramos la lástima
Y escribimos en empatía
No necesito que lo sienta,
Sólo necesito que me escuche.

En este nuevo idioma, llamamos al contenido sensible sólo una excusa
Para que ella vea otro lado de mí
Llamamos a la distancia una excusa para reorganizar la geografía
Llamamos a llorar catarsis
De la forma en que después de un buen polvo o una buena llorera
Me siento tan cansada que podría sencillamente colapsar
Y no,
La tristeza no es una tristeza fácil.
Esta conversación no es una conversación fácil.
Pero que sea fácil y que merezca la pena no son sinónimos.
Así que nos despertamos, en medio de la noche

Y juntamos nuestras camas de nuevo."

lunes, 2 de noviembre de 2015

Esto es por las enfermas mentales

Esto es por las enfermas mentales.

Esto es por las que nunca, jamás marcharán en una manifestación.

Esto es por las que guardan un bote de pastillas en la mesita de noche.
Por las que dijeron no a las pastillas.
Por las que dijeron PASTILLAS, POR FAVOR.
Por las que no pueden permitirse las pastillas
Porque todavía tenemos que pagar por sobrevivir
Incluso cuando quien sostiene el cuchillo
Duerme en nuestro propio pecho.
"Anxiety Girl- destrozando el patriarcado de colapso en colapso"

Esto es por las de manos sudorosas y hombros temblorosos.
Por las que no pueden gritar por sus derechos porque se les descontrola la respiración.
Por las que lo llaman un buen día
Cuando pueden sostener la respiración.
Por las que lo llaman Renacimiento
Cuando pueden sostenerse ellas mismas.

Por las que intercambiaron secretos de la infancia
Por pintura amarilla,
Pero Freud nunca supo realmente cómo ayudar.

Esto es por las que no solo oyen voces,
Por las que tienen un coro entero en la cabeza.

Esto es por aquellas a las que nos dicen
‘el lugar de una mujer está
En la revolución’
Cuando ni siquiera podemos salir de la cama,

Por las que tienen cambios de humor y le prenderían fuego al mundo hoy
Y se tragarían las cenizas mañana por la noche.

Esto es por las que tienen amnesia y olvidan quiénes son
Aun cuando es de lo que más orgullosas están.

Esto es por las que no pueden ni leer un libro
Cómo van a formarse en una ideología entera.

Esto es por las que no pueden luchar de la mano de hombres
Porque sus voces les disparan flashbacks.

Esto es por las que no pueden beber y rechazan todas las invitaciones
Por las que no pueden beber y siguen yendo
Por las que no deberían beber
Pero se presentan borrachas, drogadas, fumadas en las concentraciones y asambleas
"No te veas a ti misma a través de sus ojos"
Porque no logran dejar de consumir.

Esto es por las que llevan con tanto orgullo las cicatrices auto-infligidas como sus banderas
Por las que se avergüenzan todavía de ambas.

Esto es por las que necesitan avisos de contenido sensible para el mero contacto humano.

Esto es por las que leen liberación sexual
Pero solo oyen: folla, folla, folla así, folla más
Cuando ellas solo quieren poder dejar de follar.

Esto es por las supervivientes de abuso sexual que parece que no son lo bastante revolucionarias por no hacer la revolución follando.
Por las que no pueden parar de follar para hacerse daño y no son “buenas víctimas”.

Esto es por las malas feministas,
Por las tontas,
Por las que no denuncian
Por las que permanecen junto a sus maltratadores.

Esto es por las que no se atreven a llamarlo acoso, abuso
O violación.

Esto es por las que convencen a sus amigas y novias de que se puede estar gorda y ser guapa
Pero se racionan la comida cuando engordan un gramo.
Por las que se hinchan a comida vegana en las cafetas
Pero no pueden acostarse sin vomitarla antes al llegar a casa.
Por las que no pueden dejar de comer
Y no parecen tener derecho a quererse mientras lo intentan.
"Lo normal no es tan normal"

Esto es por las que quieren hacerse vegetarianas o veganas
Pero tendrían que dejar de odiar la comida para empezar
Por las que quieren hacerse vegetarianas o veganas
Pero sienten que ya es bastante cruz para sus padres el tener una hija enferma.

Esto es por las que oyen que el suicidio, la medicación, la psiquiatría son de débiles
Y no pueden recordar nada que les requiriera mayor fuerza que el pedir ayuda.
Por las que se saltan manifestaciones, charlas y asambleas porque tienen terapia
Y terapia no es un capricho, terapia es sudor
Terapia es supervivencia.

Esto es por las que no armarán jamás una barricada capaz de parar el diluvio universal que lloran cada día.
Por las que lloran en público.
Por las que sollozan en las charlas.
Por las que berrean en las concentraciones.

Esto es por las que se saben todo el abecedario del consentimiento
Pero nunca logran articular un “no”.
Por las que se quedan paralizadas de miedo ante una agresión y no pueden nunca ayudar a la víctima,
Sobre todo cuando las víctimas son ellas mismas.
Por las que no pueden soñar con hacer suya la noche
Cuando todavía no es suyo ni su cuerpo.

Esto es por las que no saben distinguir entre el miedo inculcado al violador y sus trastornos paranoides.

Esto es por las que no saben distinguir entre sus paranoias y las microagresiones.

Esto es por las que quieren soñar con un futuro distinto pero están demasiado ocupadas teniendo alucinaciones.

Esto es por las que oyen que hay que acabar con la monogamia y tienen impulsos suicidas ya sólo de que sus amigas hablen con otras chicas.
"El dolor te cambiará pero no tiene por qué definirte"

Esto es por las que ven listados sus síntomas en todas las listas de símbolos de maltrato
Por las que temen ser inherentemente tóxicas.

Esto es por las que quieren reventar el sistema y tienen miedo de los ruidos fuertes.

Esto es por las que imparten charlas entre repeticiones obsesivas y compulsiones manuales
Por aquellas a las que nunca dejarán impartir charlas por estos mismos motivos.

Esto es por las esquizofrénicas que ven su enfermedad convertida en una estética “antisistema”.

Esto es por las locas controladas que oyen hablar de ese “loco” controlador
Por las psicópatas maltratadas cuya enfermedad es un insulto intercambiable por “maltratador”.

Por las supervivientes que buscan espacios arco iris y sólo encuentran fiestas y conversaciones alrededor del sexo.
Por las supervivientes a las que nadie cree porque las agredió su pareja del mismo sexo
Por las supervivientes que tienen que verse cara a cara con sus agresores y maltratadores en espacios “liberados”.

Esto es por las que sufren abusos incluso sexuales a manos a manos de amigos, parejas y psiquiatras y se amplifica la tragedia de que, por locas, nadie las cree.

Esto es por las que quieren que el poder sea para la gente
Pero no son capaces de rodearse de esa misma gente.

Esto es por las que sufren maltrato
Pero nadie lo llama así porque es "sólo" psicológico
Aun cuando esos son los golpes que peores cicatrices dejan.

Esto es por las que no son maltratadas por sus parejas ni sus familias
Pero nadie parece entender que un amigo también puede ser mucho más que tóxico.

Esto es por las que quieren cambiar la realidad
Pero no distinguen bien dónde acaba esta
Y donde empieza su enfermedad.

Esto es por las que quieren despertar a los alienados
Y a veces se preguntan si no será porque ellas ya nunca consiguen dormir.

Esto es por las que no permiten que las defina su reflejo en ningún espejo
Pero hace mucho que no son capaces de mirarse en ellos.

Esto es por las que no se reconocen en los espejos.

Esto es por las que se muerden las uñas, se arrancan la piel, se estiran del pelo
Por las que llevan las marcas de lo mental grabadas físicamente en el cuerpo.
"Cuando la herida no se cure, lleva con orgullo tu dolor"

Esto es por las que se hacen daño sin necesidad del filo de una cuchilla
Por las que usan el fuego, la boca, los puños
Por las que no necesitan echar mano de lo físico para hacerse sangrar.


Esto es por las autistas que no encuentran ni un solo manual de relaciones sanas, de sexo con consentimiento
Que incluya sus formas de comunicación.

Esto es por las que huelen mal, por las del pelo graso, por las del aliento con olor a dientes sin cepillar durante días
Por las que no se pueden ni duchar.

Esto es por las que saben que se ha esterilizado a la fuerza a mujeres por ser como ellas
Y aun así su lucha como enfermas mentales es “de segundas”.

Esto es por las que luchan a través de Internet
Porque todavía no pueden hacerlo en la calle.

Esto es por las que nunca podrán salir a la calle.

Esto es por todas nosotras, porque lo somos todo: no sólo válidas sino valiosas, tan importantes, vitales y cruciales como la más cuerda y la más sana. Porque esta también es nuestra lucha, y doblemente, porque además de ser mujeres estamos enfermas y eso les ha ayudado a mandarnos callar tanto desde fuera como desde dentro.

Pero venimos cargadas de palabras, y a las locas se nos da muy bien gritar.

jueves, 29 de octubre de 2015

"El embarazo y la salud mental: Cómo un psiquiatra me dijo que no debería tener hijos", Marisa Lancione

Esta es la segunda traducción que cuelgo en el blog y se trata de un artículo muy importante para mí. Como enferma mental y lesbiana, no necesito que nadie me explique que ser mujer duplica cualquier estigma que una arrastre y todavía no tengo la edad como para enfrentarme a este problema, pero que esto esté pasando y haya pasado en nuestra sociedad me avergüenza, me indigna y me preocupa. Por eso, he traducido (con su permiso) un artículo muy cercano e ilustrativo de Marisa Lancione, una mujer bipolar que escribe sobre sus vivencias y su enfermedad en su web: madgirlslament.com. Espero que aprendáis de ella tanto como yo.

"Cuando participé en un programa de pacientes hospitalizados, conocí a una mujer cuya familia hizo que un médico le practicara una histerectomía completa cuando tenía dieciocho años (entonces ya tenía más de cincuenta) a causa de su trastorno bipolar. Tanto su familia como su médico creían que no estaría en condiciones para ser madre y no querían arriesgarse a que tuviera un hijo que también pudiera desarrollar el trastorno. Me aterrorizó esta historia. Esta mujer no sólo había sobrellevado una enfermedad mental debilitante, sino que había tenido que sobrellevarla cuando la esterilización forzada era una realidad para aquellos internados en hospitales psiquiátricos.
Avanzamos hasta 2012, y se forzó a una mujer con trastorno bipolar y esquizofrenia de Massachusetts a abortar y sufrir una esterilización. En 2013, el gobierno del Reino Unido le retiró su bebé a la fuerza por cesárea a una mujer nacida en Italia y lo entregó a los servicios sociales a causa de la enfermedad mental de la madre.
Como mujer casada que todavía está decidiendo si quiere o no tener hijos, el estigma del embarazo, la maternidad, y la salud mental es preocupante. Pero hasta hace dos años, estas eran sólo historias que había escuchado o sobre las que había leído. Entonces pasé por mi propia experiencia, aunque en mucha menor medida, traumática.
Estábamos en diciembre (lo recuerdo porque era mi cumpleaños) y tenía una consulta con un nuevo psiquiatra. Como dije en una entrada previa, nunca he conocido a un psiquiatra que me haya gustado y estaba segura de que este iba a ser sólo otro nombre en mi lista. Nunca pensé que iba a ser probablemente una de las peores visitas psiquiátricas de mi vida.

Sentada en la sala de espera, sabía quién me estaba esperando. Iba a ser, indudablemente, un hombre (siempre son hombres). Iba a llevar gafas (siempre llevan gafas). Iba a estar ligeramente despeinado (siempre están despeinados). Iba a hacerme preguntas sobre mi historia por las que me siento culpable y avergonzada. Yo iba a llorar. Me iba a preguntar por qué y yo iba a intentar explicarme incoherentemente a través de las lágrimas. Iba a ser horrible, pero después se habría acabado.
Te estarás preguntando, ¿por qué es una evaluación psiquiátrica tan terrible? Es porque no es simplemente un médico echándole un vistazo al lunar de tu hombro. Estás compartiendo tus experiencias más personales y, muy a menudo, las más vergonzosas.

Imagina el momento más vergonzoso de tu vida entera. Quizás fue aquella vez que te tiraste un pedo durante tu presentación de sexto curso o aquel día en décimo que fuiste por ahí con la camisa metida por dentro de las medias TODO EL DÍA. Sea lo que sea, imagina ese momento y recuerda el miedo a que te juzgaran, la vergüenza, y la shame que sentiste. Ahora imagínate volver a contarle cada momento mortificante a un extraño en el bus.
Y no solo le estás volviendo a contar la historia a una audiencia pasiva, quien te escucha está haciendo preguntas. ¿A qué olía el pedo? ¿Qué habías comido ese día? ¿Alguna vez te habías tirado un pedo en público antes? ¿Tiene tu familia un historial de tirarse pedos en público?
Estas preguntas te hacen revivir no sólo el momento vergonzoso en sí mismo, sino todos los momentos que te llevaron a aquel incidente. Ahora te arrepientes de haber tomado judías en la comida porque deberías haberlo sabido. Tu familia siempre ha murmurado sobre el accidente de tu Tío Frank en 1965.

Y mientras hace las preguntas y tú contestas, toma notas. Inacabables notas. Intentas echar un vistazo por encima de su portapapeles para ver qué está garabateando, pero no puedes verlo. Lo sujeta contra su pecho. Y de estas notas salen archivos – archivos de los que nunca estás al tanto – incluso cuando lo solicitas (creedme, lo he preguntado).

Cuando por fin me llamó, le seguí al interior de la oficina que ahora parecía claustrofóbica con nosotros dos dentro. Rápidamente me lancé de lleno a por los detalles sangrientos de mi enfermedad. (Es como arrancar una venda – hazlo rápido y el dolor dura solo un segundo).
Nos sentamos silenciosamente por un momento mientras revuelvo en mi cartera buscando un pañuelo (¡no es una visita al psiquiatra sin algo de lágrimas!). Justo cuando encuentro un pañuelo errante, inhala y me pregunta, “¿Estás pensando en quedarte embarazada?”
Hago una pausa, momentáneamente pasmada ante la pregunta. Había visto a muchos psiquiatras, pero ninguno me había preguntado esto antes. Un momento después, contesto. “No próximamente.”
“Sabes que es peligroso quedarte embarazada mientras estás con esta medicación,” me contesta, ignorando mi respuesta mientras toma más notas en su portapapeles.
“Sí, conozco el riesgo que supone.” Arqueo la espalda, me siento a la defensiva. “Pero no pienso en quedarme embarazada pronto.”
“Bien, porque es peligroso y no solo para ti. No conocemos los riesgos del uso de medicación en el feto. Podría causar defectos de nacimiento y otros asuntos. No es al 100% pero sigue habiendo un riesgo. Necesitas saber todo esto antes de quedarte embarazada.”

“Sí, he hablado de ello con mi médico antes. Pero dado que no planeo quedarme embarazada próximamente, resolvimos que podíamos revisitar el asunto cuando estuviera pensando en ello. Ni siquiera sé si quiero tener hijos, de todas formas.”
Me mira desde abajo, inclina la cabeza a un lado y se ajusta las gafas antes de volver a bajar la mirada, a su portapapeles. “Sabes que tu trastorno es genético.”
Asiento, sintiendo cómo enrojecen mis mejillas. Interpreta mi silencio como que no lo entiendo (he olvidado mencionar que los psiquiatras también son siempre condescendientes).
“Eso quiere decir que se hereda,” habla despacio, enfatizando cada sílaba, “de la familia…”

“Sé lo que significa genético,” escupo entre dientes. No hay nada peor que la gente piense que eres estúpida.

“Así que sabes que hay una posibilidad de que tu hijo sea como tú.”

Le miro fijamente espantada, decaída ante las palabras que salen por su boca. ¡Aparentemente piensa que soy algún tipo de monstruo que no debería procrear! ¿Sería tan terrible que tuviera un hijo y tuviera trastorno bipolar? No le desearía mi enfermedad a mi hijo, pero mi vida no es horrible. Y me imagino que si mi hijo sí tuviera una enfermedad mental, yo tendría las herramientas para ayudarle a lidiar con ella.
De repente intenté imaginar mi vida sin hijos. Lo que una vez había parecido una elección, ahora parecía que era algo que me estaban quitando a la fuerza. Cualquiera que me conozca sabe que odio que me digan lo que hacer y este médico estaba sugiriendo que no debería tener hijos.
Por primera vez en mi vida, quería hijos desesperadamente. Quería un montón de hijos. Quería criarlos para que fueran saludables y felices y entonces quería empujar sus bellas caras de querubín sobre él como prueba, ¡ves, están bien! ¡Puedo ser madre!
Estaba tan enfadada, y dolida, y completamente estupefacta ante sus implicaciones que ni siquiera recuerdo cómo acabó la cita. Todo lo que recuerdo es abandonar el hospital con lágrimas corriéndome por la cara, pensando, es mi cumpleaños. Me ha arruinado el cumpleaños.
Han pasado dos años desde aquella cita y he compartido esta historia repetidas veces para ilustrar el estigma y el temor penetrantes que existen hacia aquellos con una enfermedad mental. Mi experiencia no es de ningún modo tan traumática como la de alguien a quien se le practicó una histerectomía forzada o un aborto forzado por conspiración de la familia, los amigos, y los médicos. Pero os cuento esta historia para ilustrar mi argumento de que los profesionales médicos son todavía profundamente ignorantes cuando llega el momento de discutir la enfermedad mental y la posibilidad de ser padres. Estos comentarios venían de un hombre que estaba supuestamente formado en este campo. Este es un hombre que trata a una población vulnerable. Este es un hombre que está usando su autoridad para extender el temor y la desinformación.
Aunque mi marido y yo todavía no hemos decidido si y/o cuando tendremos hijos, todavía queda un rastro del dolor y el enfado de este encuentro. Algunos días, cuando veo a mis amigos con sus hijos, pienso “Yo podría hacer eso. Yo podría ser madre un día.” Y entonces oigo su voz, “pero podrían salir como tú…”