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domingo, 2 de septiembre de 2018

Entrevista: Priya-Alika Elias, escritora y crítica cultural india


Os traigo una entrevista con Priya-Alika Elias (Twitter) (versión en inglés). Priya-Alika Elias es una escritora y crítica cultural que vive en India. Le interesa encontrar nuevas maneras de pensar en el feminismo, la raza, y la justicia social. ¿Qué le debemos cada uno al otro? ¿Qué está mal en las relaciones románticas hoy en día? ¿Cómo pueden ser mejores los hombres, y cómo pueden las mujeres racializadas liberarse? Estas son algunas de las cosas que para ella son más importantes. Antes abogada defensora, a Priya le preocupa enormemente la naturaleza de la desigualdad en el mundo; en todas sus formas y tamaños.

1. Llevo siguiéndote en redes sociales años y siempre he pensado que tu entendimiento de las relaciones románticas y del sentido de lo que les pertenece y en general el comportamiento de los hombres, sobre todo de los hombres blancos, era uno muy necesario, dado que nombrar el principal problema de nuestras vidas amorosas (que es, para mí, la socialización patriarcal); nos permite avanzar y comenzar a cambiar lo que damos por hecho y lo que nos han educado para simplemente aceptar. Respecto a esto ¿qué crees que las mujeres y los hombres deberíamos cambiar para que nuestras relaciones románticas sean más saludables para ambas partes, pero especialmente para nosotras las mujeres? ¿Cuál crees que es el principal problema cuando hablamos de la forma en que los hombres se relacionan con las mujeres de sus vidas y de la que tratan a sus parejas románticas?

El principal problema que los hombres parecen tener en las relaciones viene del patriarcado; no parecen ver a las mujeres como personas. No apoyan lo suficiente a las mujeres, no escuchan, no aceptan que las mujeres son sencillamente igual de complejas y dependientes que los hombres. En su lugar, tratan a sus novias y parejas como terapeutas/cuidadoras, gratis. “Mi novia siempre está ahí para mí, eso es lo que más me gusta de ella” ¡bueno, tu amor no debería basarse en lo que ella pueda hacer por ti!
Tanto los hombres como las mujeres tienen que cambiar. Las mujeres tienen que cambiar la asunción de que su propósito es encontrar una relación romántica (para poder dejar de conformarse), y los hombres tienen que desaprender los mensajes tóxicos que les han inculcado sobre las mujeres (para poder tratar mejor a sus parejas).

2. Como ya he dicho, creo que la socialización patriarcal es el núcleo de la mayoría de dinámicas menos saludables y más opresivas que hay en juego cuando hablamos de las relaciones románticas. Me interesa especialmente entender la forma en que los hombres interiorizan los patrones de comportamiento y los valores en una sociedad patriarcal ¿de qué forma crees que la mayoría de los hombres crecen convirtiéndose en personas con un mayor sentido de lo que les pertenece, más egoístas y más descuidados que sus parejas?

A los hombres (sobre todo en el contexto sur-asiático del que provengo) se les mima desde que nacen. Incluso mientras crecen, se les protege de las consecuencias de sus acciones (‘los hombres, ya se sabe ¡son como niños!’). Se les anima a ser egoístas y a priorizar sus carreras (¿cuándo fue la última vez que a un hombre le preguntaron cómo equilibraba la carrera y la familia?).
Cuando te educan para ser egoísta, y te enseñan que el mundo te debe respeto, eso se manifiesta de forma natural en tus relaciones. Creo que los hombres heterosexuales son muy, muy reticentes a sacrificarse por sus mujeres. Esperan que sus parejas cambien para acomodarles, pero son reticentes a trabajarse más allá del mínimo del trabajo doméstico y partir las facturas. Y por supuesto, menosprecian el trabajo de las mujeres en la casa/en la crianza de los niños. ¡Nadie les ha hecho ser conscientes de lo difícil que puede ser el ser ama de casa, o ser madre!

Life Size (2000).
3. Pero el género y la socialización patriarcal están lejos de ser lo único que impide a las personas vivir vidas más plenas y saludables, sobre todo cuando hablamos de las relaciones románticas. Como tú misma has dicho ¿cómo pueden liberarse las mujeres racializadas? Si, en las palabras de Audre Lorde, “No soy libre mientras cualquier otra mujer no sea libre, incluso si sus cadenas son muy distintas de las mías” ¿cuál es la clave de una lucha verdaderamente interseccional y colectiva por la liberación del patriarcado y del a supremacía blanca, es decir, cuáles crees que son las necesidades cruciales para la liberación de las mujeres racializadas hoy en día y cómo crees que las personas blancas, tanto hombres como mujeres, pueden apoyaros?

Como mujer india, estoy muy cansada de la falsa preocupación de la gente blanca por las mujeres indias. Las mujeres racializadas conocemos nuestras vidas, nuestras propias luchas y cadenas. Debemos ser libres para hablar de ellas, sin que las personas blancas intenten jugar al salvador. Como siempre, un buen aliado blanco es aquel que escucha y que pregunta: ‘¿Cómo puedo apoyarte? Utilizaré mis recursos para amplificar tu voz.’
 ¿Cómo podemos liberarnos las mujeres racializadas? Debemos ser liberadas del peso de las expectativas del resto de la gente. Las mujeres racializadas no debemos sufrir abusos, violaciones, violencia doméstica, y acoso en silencio. ¡Las mujeres racializadas no somos las responsables del honor de la familia!
 Cada día, se enseña a niños y niñas pequeñas que las mujeres racializadas deben ser XYZ. Esa carga es mortal, y esa carga debe eliminarse. El único progreso que puedo visualizer es mediante la educación. Eduquemos a nuestras niñas para que puedan liberarse a sí mismas.

4. Por otro lado, como lesbiana, me preocupa ser testigo de cómo debates tan cruciales sobre las relaciones románticas y la vida amorosa en la sociedad actual son tan a menudo heteronormativas en el major de los casos. A mí también me preocupa la desigualdad en el mundo en todas sus formas y tamaños ¿crees que el feminismo de la cultura dominante hoy en día deja fuera los problemas a los que pueden enfrentarse las mujeres marginadas, como la misoginia racializada, la lesbofobia o la bifobia…? ¿Por qué, y cómo podemos mejorar nuestros movimientos para que todas las mujeres oprimidas se sientan verdaderamente bienvenidas en las organizaciones y movilizaciones?

Sí, esto también me preocupa a mí. Yo también soy culpable de esto, tristemente. Estamos profundamente atadas por el feminismo de la cultura dominante, y a menudo olvidamos que no encaja con todo el mundo. Mujeres blancas heterosexuales con sombreros de coños rosas no deberían y no deben ser la cara del movimiento (es interesante que los nombres asociados con el movimiento #MeToo son los de mujeres como Rose McGowan y Asia Argento, en vez de la mujer negra uqe lo fundó, Tarana Burke).
Estoy cansada de lo que parecen ser debates sin fin sobre “la división desigual del trabajo emocional en las relaciones cisgénero heterosexuales.” Estas preocupaciones son reales, sí ¡pero no son las únicas (o ni siquiera las más urgentes)!
Tenemos que hacer sitio para las mujeres marginadas en nuestro feminismo. Tenemos que recordar que a las lesbianas también las oprimen los hombres. Sólo porque no salgan con hombres ¡no quiere decir que se libren de las sandeces de los hombres! Creo que necesitamos hablar más sobre las relaciones que no son románticas, y sobre cómo la misoginia se manifiesta en esas. Lo que es más importante, necesitamos dejar que otras personas hablen en vez de ocupar demasiado espacio nosotras mismas.

5. Cuando hablamos del retrato de la sociedad y la cultura indias en los medios mayoritarios, la forma en que las naciones imperialistas a menudo exhiben imágenes y noticias sobre estadísticas alarmantes de violaciones allí me parece paternalista; no me parece una llamada a la acción para organizarnos como mujeres en todas partes, no me parece que se trate de concienciar sobre la violencia contra las mujeres en cualquier parte, pero sí que me parece a veces que se trata de perpetuar estereotipos racistas, imperialistas de “hombres racializados violentos” en “sociedades sin civilizar” atacando a las mujeres que “necesitan que las salven”. ¿Cuáles crees que son los problemas principales con los que necesitan trabajar las mujeres y los hombres en la sociedad india para prosperar y desaprender las violencias patriarcales, y cómo crees que podemos llamar a la solidaridad en todas partes sin caer en retratos coloniales de dicha sociedad?

India tiene un problema de violaciones, pero a menudo dudo antes de decirlo porque (como has señalado) parece que esté alimentando un estereotipo racista, global sobre los hombres racializados. La realidad es que en todas partes hay un problema de violaciones ¿no? Uno podría decir que en India, es especialmente malo a causa de las estructuras sociales (no porque los hombres racializados estén más predispuestos a la violación). La gente blanca puede expresar solidaridad con nosotros sin ser paternalistas ni infantilizarnos. Apoyad a las mujeres indias sin hablar por encima de ellas, y no hagáis preguntas racistas sobre por qué los hombres indios son tan animales (Occidente tiene su propia cultura de la violación particular; tomemos la violencia sexual en las fiestas de fraternidades, por ejemplo).
En India, a las mujeres racializadas (sobre todo aquellas que son menos privilegiadas) se las avergüenza, de hecho, por haber sido violadas. Es por esto por lo que tantas mujeres que han sido violadas se cuelgan. La vergüenza y el estigma que rutinariamente se despliega contra las mujeres indias (por qué estabas fuera tarde, debías estar deseándolo, eras virgen antes) es una herramienta poderosa de silenciar a las mujeres. Los hombres indios tienen que condenar las mentalidades de culpabilizar a la víctima cuando sea que se encuentren con ello (los hombres escuchan a otros hombres antes que a las mujeres).
En lo que respecta a las mujeres indias, creo que las madres son a menudo culpables de dejar que sus hijos se libren de las repercusiones del acoso y peores. Eso tiene que parar, inmediatamente. No eduquéis a vuestros hijos con dobles morales.
La mejor y más efectiva solución a largo plazo para acabar con la violencia patriarchal en la sociedad india sería educar a los niños y las niñas juntos. Enseñar a los hombres desde una edad temprana que las mujeres son sencillamente iguales a ellos; las mujeres no son objetos para que descarguéis vuestro deseo sexual o vuestro sentido de pertenencia frustrado sobre ellos.

El Venado Herido - Frida Kahlo (1946).
6. Eres tanto escritora como crítica cultural; deduzco que te son familiares tanto los retratos prejuiciosos de comunidades marginadas por parte de los medios mayoritarios, como los retratos culturales en forma de representación alternativa para las comunidades marginadas en los medios, más recientes. Cuando se trata de nuevas series, pelis o marcas de maquillaje y moda proporcionando representación más diversa y a veces incluso mensajes antirracistas, feministas, y pro-LGTBI ¿por qué crees que estamos siendo testigos de semejante cambio en la publicidad y las políticas culturales? ¿Y qué crees que deberíamos exigir cuando hablamos de retratos mediáticos de comunidades marginadas ahora que parece que está lo suficientemente de moda el, de hecho, escucharnos?

Bromeo con que las empresas han averiguado que es guay estar en contra de cómo funciona la sociedad. Sí que creo que es cierto, sin embargo. Por ejemplo, los productores de Hollywood le quitarán el papel a Scarlett Johansson un papel de persona racializada; si suficientes personas hablan de boicotear la peli en las redes sociales.
Por primera vez, estas poderosas corporaciones se están viendo expuestas a las voces de las masas. Bueno, no por primera vez, pero las redes sociales ciertamente han causado un enorme repunte en su exposición a la opinión popular. Saben que tienen que lanzar más tonalidades en su gama de maquillaje, para que más mujeres racializadas lo compren.
¡Pero creo que eso no es suficiente! Tenemos que seguir haciéndoles rendir cuentas, y asegurarnos de que invierten su dinero donde dicen con sus bocas. Si una empresa de ropa dice que están haciendo más tallas, tallas “plus size” tenemos que preguntar: ‘¿Cuántas?’ porque añadir dos míseras tallas a su línea existente no lo arregla. Si una peli promociona su reparto diverso, tenemos que preguntar: ‘Bueno ¿es la única?’. No podemos dejar de presionarles para obtener más representación, no todavía.
Tomemos el caso de Crazy Rich Asians; muchísimas personas han aplaudido esa película por ser la primera de esa clase. Pero ¿a cuántas personas representa en realidad?

7Por último ¡me encantaría saber más sobre tu recorrido como escritora! ¿Cómo empezaste a escribir, y por qué crees que has seguido haciéndolo? ¿Quiénes son las personas que más te inspiran cuando se trata de la creatividad y la cultura? ¿Y cuál sería tu consejo para lxs jóvenes escritorxs ahí fuera?

¡Supongo que siempre he sido escritora! Ahí estaba, garabateando historias y poemas en las libretas de la oficina de mis padres tan pronto como aprendí a escribir. Pero nunca pensé que pudiera realmente SER escritora a tiempo completo; escribir era algo que hacía lateralmente, ya fuera escribir en un blog o sencillamente un estado de Facebook gracioso. Es como un picor; imposible de curar, la verdad.
No escribí profesionalmente hasta Twitter. A través de Twitter, conocí a editorxs que querían publicar mis artículos, y ahí es cuando me di cuenta; eh, de verdad podría ser capaz de hacer esto para ganarme la vida. ¡Viviendo el sueño!
Las personas que más me inspiran… dios, hay tantas. En realidad admiro a cualquiera que tenga una voz fuerte, una voz que llegue claramente a través de su arte. Como Phoebe Waller-Bridge, que es tan buena escribiendo mujeres oscuras, sardónicas. Me encantan las creadoras como Michaela Coel, que es para morirse de risa y tan absolutamente original en series como Chewing Gum. Cualquiera que esté ahí fuera escribiendo mujeres complicadas, impertinentes, sinceras, me inspira.
El mejor consejo que puedo dar a jóvenes escritores es que continúen probando cosas diferentes. Continúa adelante y que la idea llegue a la página; una idea es inútil hasta que tienes un borrador. ¡Cada escritor al que admiras tiene miles de borradores horribles en los cajones de su escritorio! Te llevará algo de tiempo llegar adonde quieras estar, así que inténtalo y cultiva una piel dura una ética de trabajo de buldócer (ah, y posdata: numera tus los borradores; confía en mí).

miércoles, 27 de abril de 2016

Elijo a la mujer

Adrienne Rich plantea el contínuum lesbiano como un árbol genealógico de mujeres que, rebelándose ante el patriarcado, cuidan unas de otras, crean alianzas y vínculos auténticos y duraderos, y se priorizan frente a los hombres en un patriarcado. Así, Adrienne Rich plantea la existencia de la lesbiana como un acto de rebeldía femenino, como una insurrección ante un sistema que nos quería y nos quiere compitiendo entre nosotras por la atención masculina y dedicando nuestra vida a conseguir esta, existiendo por y para los hombres hasta el fin de nuestros días.
Adrienne Rich define, por tanto, a la lesbiana como algo más que una mujer que ama y desea única y exclusivamente a otras mujeres; la redefine como una mujer que, en un patriarcado, elige (consciente o inconscientemente, condicionada por su biología o empujada por una voluntad racional) a otras mujeres en detrimento de los hombres.

No seré yo quien discuta aquí si la orientación sexual es una construcción social que desaparecería en un mundo libre de etiquetas o una preferencia que viene predeterminada genéticamente, por mucho que me incline a pensar lo primero. Tampoco seré yo quien invite a las buenas amigas heterosexuales a identificarse con una etiqueta de la que se han aprovechado para alzarse ante los hombres en detrimento de sus hermanas menos favorecidas, más oprimidas por la heterosexualidad obligatoria.

Sin embargo, como lesbiana, sí puedo decir que la lesbiandad (como me gusta llamarla, porque lesbianismo es, al fin y al cabo, un término ajeno; un término médico acuñado para tildar de patológica mi existencia) es para mí mucho más que una orientación sexual. Porque ha teñido mi forma de ver el mundo y de relacionarme con el resto de personas, y me ha hecho ser consciente de que la forma en que yo vivo (que no es más que una extensión de la forma en que yo amo, porque qué es vivir si no es una extensión del amor al mundo, al prójimo y a una misma) no me deja vivir tranquila en la sociedad en la que vivo.
Y, si la vida es una declaración de amor que respira, mi vida es amar a otras mujeres en un mundo de hombres que las oprimen sistemáticamente. Mi vida es amar a otras mujeres, que cohabitan conmigo las fronteras, los márgenes de un planeta masculino, de continentes masculinos, Estados masculinos, ciudades masculinas, oficinas masculinas, hogares masculinos. Mi vida es amar a otras mujeres, yo incluida, y amar es hablarles y hablarme a mí misma con sinceridad y afecto en un mundo que, por mujer, me manda callar y mantener cerrada esa misma boca con que me dirijo a nosotras. Mi vida es amar a otras mujeres, yo incluida, y amar es dedicarles y dedicarme las energías y los cuidados que debo reservar a los hombres; mi labor emocional, mis pañuelos para secar sus lágrimas, mi risa para ambientar las suyas, mis manos de mujer para sostener las suyas y apretarlas con fuerza en los momentos de flaqueza.

Por eso, yo me declaro doblemente lesbiana: porque amo y deseo a las mujeres y porque elijo a las mujeres. Si se puede ser lesbiana biológica y lesbiana política, yo no me conformo con ninguna de estas categorías: yo soy las dos al mismo tiempo. Porque me enamoro de mujeres, porque me excitan las mujeres, y porque, ante todo y ante todos, las priorizo en mi vida.

No porque no tenga amigos hombres. No porque no quiera a mi padre, a mis tíos o a mi abuelo. Sino porque, en un mundo en que son las mujeres mis compañeras de lucha, en un mundo en que ser mujer es mucho más que habitar un cuerpo (si es que existe realmente un único cuerpo de mujer), ser mujer significa ser mi hermana de una forma en que ningún hombre podrá serlo jamás. Porque lo que significa ser mujer en este mundo, lo aprendido por las mujeres (la empatía, el cariño, la mediación, los cuidados), que no intrínseco en ellas ni ausente del todo en los hombres, es lo que me aporta realmente; mientras que lo que significa ser hombre, lo aprendido por los hombres (el poder, la dominación, la agresividad, el egocentrismo) me destruye.

Y amo a mis amigas de una forma lesbiana porque, sin ser mis amantes, se me queda corta la palabra amiga; porque he aprendido que las amigas son secundarias, porque he aprendido a priorizar a mi novio, a mi marido, ante mis amigas. Porque cuando empieza la relación, dejas de verlas.
Y por vitales y cruciales que sean para mí mis relaciones amorosas y sexuales con otras mujeres, por muy revolucionarias que me resulten en un mundo que las prohíbe y estigmatiza y acalla, no lo son menos mis relaciones con mis amigas. Porque mis relaciones con mis amigas no son meras amistades; son lo que el feminismo ha bautizado sororidad. Hermandad entre mujeres, “fraternidad” femenina y feminista.

Porque mis relaciones con mis amigas rompen las barreras impuestas al afecto no reproductivo ni heteronormativo cuando nos besamos en exceso, en la boca incluso, o bromeamos abiertamente sobre la posibilidad de acostarnos. Porque mis relaciones con mis amigas rompen con el aislamiento impuesto a la mujer, primero en el hogar paternal gobernado por el padre y después en el conyugal gobernado por el marido, al permitirnos construir una comunidad de mujeres, hecha por y para mujeres, cuando todas se conocen entre ellas. Porque mis relaciones con mis amigas rompen con el androcentrismo, que nos enseña a vivir la subjetividad masculina como la única objetividad y a medir nuestros sentimientos y experiencias mediante herramientas fabricadas por y para hombres: mis relaciones con mis amigas se verbalizan mediante palabras como ternura, solidaridad y apoyo mutuo y cómo no, los ya mencionados, los siempre presentes cuidados. Palabras muy poco masculinas.

Palabras muy lesbianas.

Porque mi lesbiandad y mi amistad son conceptos interrelacionados. Porque no existen la una sin la otra. Porque también mi novia es, antes que ninguna otra cosa, mi amiga; porque también respeto a mis compañeras sexuales y las cuido como a mis amigas. Porque no concibo las relaciones según un eje de dominación-sumisión, porque no concibo los intercambios totalmente altruistas de compañía, consejos, afecto, placer, sexo… con cualquier mujer de mi vida como procesos de compra-venta en que abundan los chantajes y las triquiñuelas.

Porque yo, al final del día, no sería la misma lesbiana en un mundo en que ser mujer significara una cosa distinta de la que significa, en un mundo en que yo misma no hubiera crecido como mujer en un mundo de hombres. Quizás seguiría siendo lesbiana, no puedo saberlo, pero mi lesbiandad sería entonces una característica más de mi currículum vitae y no uno de los ejes alrededor de los cuales giro mientras vivo.
Porque enamorarme de mujeres y no de hombres me ha enseñado a querer más a mis amigas y querer a mis amigas me ha enseñado a cuidar tanto a mis parejas como a mis amantes. Porque ha sido el amor de mi madre el que me ha enseñado a amar, como mujer, a otras mujeres desde el principio de mi vida.

Porque, si bien creo que ser lesbiana es algo más que una opción disponible para cualquier mujer que cuide de sus hermanas, sí creo que cuidar de tus hermanas y entenderlas como hermanas antes que objetivos amorosos o sexuales constituye una parte considerable de lo que significa para mí ser lesbiana en este mundo.

jueves, 12 de noviembre de 2015

"Dos Literas", Ollie Renee Schminkey

Este es un poema que prácticamente no puedo escuchar sin llorar. Un poema en que Ollie nos cuenta cómo amar a alguien, cómo estar con alguien, cuando tu cabeza y tu corazón están en tu contra. Cuando te vuelven en su contra. Cuando tu trauma va más allá de lo que esa persona jamás ha sufrido. Me parece imprescindible.


"Mi pareja y yo dormimos en dos literas juntas,
Y así podemos fingir
Que tenemos una cama lo suficientemente grande para las dos.
A veces
Cuando nos movemos al dormir
Las camas se separan la una de la otra,
Y nos despertamos con este hueco entre nosotras.
Anoche me encontró llorando en nuestra cocina,
Me ofreció sus manos como un vaso de leche tibia con miel,
Pero mi tristeza no requiere caricias suaves.
He llorado lo suficiente en mi vida
Como para que ya no sea excitante ni peligroso.

Estoy agradecida porque a mi pareja nunca la hayan violado,
Estoy agradecida porque su boca nunca se haya tornado más cenizas que lengua,
Pero a veces es tan solitario sentir que no valgo nada yo sola.
Cuando hablo de la nauseabunda sensación de la que todavía queda rastro,
Incluso cinco años después,
Sus ojos son un cielo lleno de lástima.
Lástima, la emoción que se da un festín
Mientras habla de los hambrientos.
A ella no le hace falta salir del cine durante la escena de violación,
El aviso de contenido sensible no se le aplica.
Es tan fácil hablar de cuán vergonzoso es
Cuando nunca te has tenido que sentir avergonzada de clamar la palabra superviviente.

Es decir,
Que lo más difícil de su día
Es qué elegir para desayunar.
Es decir,
Que a veces me despierto
Y hay tanto espacio entre nosotras
Que solo está el duro suelo de parqué
Donde pensaba que estaría su cuerpo.
Es decir, que la amo,
Pero mi vida es un trabajo de mierda
Que nunca ha sido lo bastante pobre como para tener que conservar.

El sufrimiento no es un concurso.
No hay premio si gano.
No hay nada romántico en las cicatrices de los huesos de mis caderas.
Pero hay una barrera lingüística.
Nuestra diferencia estrangula cada conversación.
Vamos a hacer la compra y cada hombre en la parada del autobús tiene la cara de mi violador.
Ella dice la palabra amor con un poco de demasiada fuerza
Y sus manos me están empujando para hundirme.
¿Cómo le explico que un Buick no es sólo un tipo de coche,
Que es un cementerio?
Que no puedo tener sexo con las luces encendidas
Porque seré capaz de verle ahí.
¿Cómo le explico por qué nuestra habitación está siempre tan oscura?

Cuando habla del instituto,
Habla de los chicos cuyas manos inexpertas
No sabían cómo tocar su cuerpo,
Y todo en lo que puedo pensar es cómo él no sabía cómo apartar las suyas de mí,
Dios mío.
¿Cómo le explico que a veces llorar y tener sexo parecen lo mismo?

Pero amar a alguien implica inventar vuestro propio idioma
Implica convertirse en un sótano durante el tornado
Es convertirse en un espacio seguro
Implica convertir sus manos en una pregunta
Y apartar sus manos cuando la respuesta es no

En este nuevo idioma, borramos la lástima
Y escribimos en empatía
No necesito que lo sienta,
Sólo necesito que me escuche.

En este nuevo idioma, llamamos al contenido sensible sólo una excusa
Para que ella vea otro lado de mí
Llamamos a la distancia una excusa para reorganizar la geografía
Llamamos a llorar catarsis
De la forma en que después de un buen polvo o una buena llorera
Me siento tan cansada que podría sencillamente colapsar
Y no,
La tristeza no es una tristeza fácil.
Esta conversación no es una conversación fácil.
Pero que sea fácil y que merezca la pena no son sinónimos.
Así que nos despertamos, en medio de la noche

Y juntamos nuestras camas de nuevo."

lunes, 26 de octubre de 2015

La sociedad y las chicas adolescentes

Las chicas adolescentes somos el chiste del que se ríe la sociedad entera: por nuestros gustos, nuestros problemas, nuestras jergas.

Pensadlo por un momento: se puede ser “muy pava” pero no “muy pavo”, te comportas “como una quinceañera” pero no “como un quinceañero”, chillas como una niña pero no gritas como un niño… el término “mojabragas”, que tanto se utiliza entre los jóvenes últimamente, habla por sí solo. Parecer una chica ya es vergonzoso en nuestra sociedad, pero parecer una chica entre los doce y los diecinueve lo es todavía más.
Y es que ¿qué hacen las chicas adolescentes, que tan vergonzoso es? Son fans de cantantes y actores “comerciales”, se compran posters, escriben fanfiction y chillan en los conciertos y los estrenos. Son enamoradizas. Siguen las modas. Suspiran por sus ídolos, sucumben a las hormonas y, en definitiva, están en la edad.

Sin embargo, los chicos adolescentes también están en la edad y yo no veo a nadie recordárselo tan a menudo. Los chicos adolescentes, de hecho, presentan mayores índices de consumo de alcohol a diario (ellas, sin embargo, toman más psicofármacos); y son más proclives al uso de la violencia. Los chicos adolescentes son, también, más homófobos y misóginos; son menos tolerantes y pacíficos. Este es un patrón que se repite en hombres y mujeres adultas, pero yo considero que en la adolescencia se da el mayor brote de reacciones hormonales por parte de los chicos y sin embargo es más vergonzoso cotillear con tus amigas (como una maruja) que pegarte con tus amigos.

Sigamos analizando las diferencias de comportamiento entre chicos y chicas, en la adolescencia. Las chicas adolescentes sacan mejores notas (y sin embargo tienen menos confianza en sí mismas que ellos), son más proclives a realizar cualquier tipo de voluntariado y además ayudan más en casa. También leen más y es que, al parecer, las chicas adolescentes hacen algo más que suspirar por ídolos inalcanzables entre los posters de su habitación.

Pero la verdadera pregunta aquí es ¿acaso los chicos adolescentes no tienen ídolos? ¿Acaso los chicos adolescentes no necesitan, en una edad tan difícil de maduración de la personalidad, grandes iconos a los que admirar e imitar? Por supuesto que sí. Los chicos adolescentes admiran a cantantes, futbolistas, motoristas y otros deportistas (generalizando, sí, porque esta es una comparación de estereotipos; desde luego que existen chicos adolescentes que idolatran a escritores y directores de cine). Pero no los adoran.
Porque los chicos adolescentes quieren ser sus ídolos, mientras que las chicas adolescentes quieren conquistar a sus ídolos. Los chicos adolescentes sueñan con ser futuras estrellas; las chicas adolescentes sueñan con enamorar a sus estrellas. Las chicas adolescentes idolatran a hombres, pero los chicos adolescentes no idolatran a su vez a mujeres. Los chicos adolescentes aprenden de sus ídolos en quién se quieren convertir; las chicas adolescentes aprenden de sus ídolos lo que las chicas adolescentes llevan siglos aprendiendo: de quién quieren ser.

Y esto nos lleva a otra pregunta: ¿por qué necesitan las chicas adolescentes a sus ídolos, por qué con esta desesperación que las lleva, desde a dedicar una parte importante de su vida a desconocidos, hasta a extremos como el #cutforzayn (en que se autolesionaban y subían fotos a las redes sociales por su ídolo)? La respuesta, para mí, está en lo que son: chicas y adolescentes. La adolescencia es una etapa, de por sí, de crecimiento, cambios y complicaciones; pero ser chica complica indudablemente esta misma etapa.

Y es que, cuando las niñas entran en la adolescencia, son arrojadas a un lodazal de misoginia. Se impone el dictatorial canon de belleza. Se entra en el mundo del sexo y de las relaciones amorosas. Es, en definitiva, una preparación para todo lo que implica ser mujer en una sociedad patriarcal como es esta.
Porque lo que espera a las niñas más allá de las cuatro paredes de su habitación empapelada de posters es un mundo inhóspito que se vuelve contra ellas cada vez más al crecer. Y nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos, como si los chicos de carne y hueso que están a su alcance fueran mucho mejores.

Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un joven mayor dispuesto a aprovecharse de ellas (todas hemos tenido amigas, o hemos sido esas amigas, que a los 13 años se estrenaban en las relaciones y a menudo también en el sexo de la mano de un chico de 17). Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un chico de su edad a años luz de madurez porque no ha crecido con miedo ni le han enseñado a reprimir sus impulsos como a ellas.
Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un novio machista y controlador que las aparta de sus amigas. Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, un chico que compara sus cuerpos desnudos con el de la última porno.
Nos reímos de las chicas adolescentes por soñar con famosos pero la otra opción es, muchas veces, iniciarse en el sexo bajo presión y jugando con el consentimiento.

Nos reímos de las chicas adolescentes cuando, en definitiva, lo que deberíamos hacer es avergonzarnos de lo desprotegidas que las dejamos. Porque no son sólo los novios. En la adolescencia termina de viciarse la relación femenina con la comida; en la adolescencia despuntan la mayoría de trastornos alimenticios*, empieza la competición por la delgadez, por ocupar el mínimo espacio posible en un mundo que se ríe de ti cada vez que eres algo más que invisible.

Y el mismo canon de belleza que nos roba la comida nos condena a ser mujeres plenas antes de tiempo y permanecer, al mismo tiempo, niñas. A tener pecho, caderas y culo de adulta pero la ausencia de vello, granos y estrías de una niña. A ser perfecta pero parecer natural.
A probar el sexo para no ser una estrecha pero mantenerte virgen para no ser una zorra. Porque, como leí una vez, si follas muchas veces con la misma persona no eres promiscua pero si lo haces con chicos distintos sí.
Así, las chicas adolescentes vemos a nuestras amigas llamar dieta a matarse de hambre, amor al maltrato machista y primera vez a que te viole tu novio.
Las chicas adolescentes nos regalamos pulseras, colgantes y juramentos para ser siempre amigas porque ya está el patriarcado para enfrentarnos como competencia.
Las chicas adolescentes vivimos haciendo equilibrios entre el demasiado y el no lo suficiente.
Y, cuando nos tambaleamos, os atrevéis a llamarnos ridículas. Porque convertir a las chicas adolescentes en el chiste del que se ríe toda la sociedad es el mejor método para criar futuras mujeres inseguras y sin confianza en sí mismas.

*mayor prevalencia de anorexia nerviosa en jóvenes de 13 a 18 años que en adultos y en mujeres que en hombres