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domingo, 28 de octubre de 2018

Mujeres y comida: delgadez-belleza-virtud.


Prácticamente todo el mundo que me lee sabe lo mucho que escribo y reflexiono sobre los trastornos de la conducta alimentaria, sobre la ausencia de una verdadera autoestima y de unos hábitos alimentarios sanos y constructivos entre las mujeres… y sobre mi propia experiencia con un principio de bulimia y una dismorfia corporal que nunca ha desaparecido del todo.
Escribo esto porque llevo años dándole vueltas a la idea de que nuestro acercamiento al problema mortífero de los trastornos de la conducta alimentaria y de la baja autoestima, desde el feminismo, desde la Psicología y desde prácticamente cualquier ámbito, es insuficiente, y tremendamente pobre y limitado. Desde especialistas que casi hasta descartan el factor de la socialización patriarcal como condicionante para desarrollar este tipo de problemas de salud tan graves, hasta otros que se sorprenden de que con tu inteligencia o tu conciencia feminista hayas llegado a desarrollar esos problemas; pasando por activistas y escritoras feministas que a mi modo de ver se quedan en la superficie y se limitan a despotricar contra el canon de belleza y la dictadura de la delgadez. Que yo también lo he hecho. Que hay que despotricar, y mucho. Pero ¿cuál es nuestro análisis?
Supongo que hablo desde la vivencia de alguien que lleva siendo consciente de la fragilidad de su autoestima desde mucho antes de preocuparme verdaderamente por mi peso y por lo que comía o dejaba de comer, pero también desde la vivencia de alguien que ahora, a sus veinte años de edad, en medio del proceso de recuperación y sin haber presentado nunca un cuadro de emergencia en lo que a los hábitos alimentarios respecta; sigue fantaseando con reducir la ingesta de comida y provocarse el vómito ante cada “exceso” para poder sentir que tiene el control absoluto sobre algo en su vida. Que, si no se me dan bien otras cosas, al menos se me dará bien estar delgadísima.

Pero también hablo desde la vivencia de alguien que se encontró con el libro “Mi cuerpo es un campo de batalla”, de la Colectiva francesa de mujeres Ma Colère, y que dio entre sus páginas con un artículo de una experta en trastornos de la conducta alimentaria estadounidense. Un artículo sobre cómo la socialización patriarcal nos disocia a las mujeres de nuestros cuerpos. Un artículo sobre la alta incidencia de trastornos de la conducta alimentaria tras haber sufrido abusos sexuales.
Y, por eso, hablo también desde la vivencia de esa chica que soy yo que cada vez que ha sufrido tocamientos indeseados, e incluso intimidaciones, por parte de hombres que se aprovechaban de mi ebriedad o de mi miedo a reaccionar ha estado a punto de volver al váter y a ese alivio inmediato de, por fin, sentirse limpia.

Sin embargo, ha sido ahora, leyendo un artículo de una teóloga sobre la significatividad religiosa de la anorexia, cuando se me ha quedado grabada la siguiente frase leída: “la anorexia es un trastorno ascético, en que es la virtud y no la belleza lo que está en juego.”
Joder. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? La virtud, en la cultura occidental profundamente marcada por sus instituciones religiosas, va intrínsecamente ligada al auto-control más titánico y la represión más férrea de nuestros instintos más naturales. No hay más que citar tres de los archiconocidos pecados capitales: lujuria, pereza (muy relacionada originalmente con la tristeza)… y gula. Siempre gula.

¿Cómo podemos pretender que cualquier mujer, y cualquier persona que vive con un trastorno de la conducta alimentaria, la verdad, se recupere fácilmente de uno de estos trastornos cuando nuestra cultura entera está montada para que mantengamos a raya el hambre? Y no se trata ya de la herencia histórica de la Iglesia y sus mandatos; vivimos en una época en que el perfeccionismo y el éxito son dos de las exigencias máximas por parte de nuestro entorno, en que “triunfar en la vida” es el objetivo supremo (y, a veces, si no lo logras no tendrás acceso ni a uno de esos supuestos derechos básicos que debería proporcionarnos el mismo Estado). Quiero decir que este modus operandi, esta lente de la perfección, se aplica perfectamente (valga la redundancia) a nuestra relación con la comida.

Porque abstenerse es virtud. Porque controlarse es virtud. Porque reprimirse es virtud. Y, si existes como mujer en el patriarcado de la obsesión con la apariencia en redes sociales, de la cultura de las dietas relámpago y las cirugías estéticas, todas sabemos qué tienes que reprimir para ser verdaderamente virtuosa a ojos de la sociedad.

Esto me recuerda, no puedo evitarlo, a una frase que le leí hace ya años a una activista feminista que había sobrevivido a la anorexia nerviosa en un artículo (y qué rabia no acordarme nunca de su nombre): “la anorexia es la ingeniería perfecta del patriarcado”. Pues sí. Es fácil llevarnos las manos a la cabeza cuando nuestras hijas, hermanas, amigas, conocidas y parejas están en una camilla en Urgencias porque se han quedado en los huesos, incluso antes, cuando encontramos restos de sangre en el agua de la cisterna o de comida en los cajones, pero ¿qué hay de la educación prematura, del tipo de sociedad en que nos educamos las mujeres?
¿Cómo vamos a prevenir los trastornos de la conducta alimentaria si “gorda” y “fea” son de las peores cosas que se nos pueden decir a las mujeres? Si “gorda” y “fea” van de la mano en esta sociedad, y de hecho, “gorda” y “fea” son antónimos de esa virtud ya mencionada; porque cuando hablamos de anorexia no hablamos sencillamente de obsesión con la belleza, sino de obsesión con la virtud, pero ¿no es acaso la conexión irrompible delgadez-belleza-virtud la que cimienta la socialización femenina?

Supongo que no le daría tantas vueltas a todo esto, no plantearía todos estos interrogantes cuyas respuestas creo que conocemos todas, si no fuera porque yo he tardado años en atar cabos y percatarme de que el vivir disociada de mis impulsos, de mi intuición y de mis emociones más básicas (hola, enfado) me han llevado hasta el extremo de virar entre la angustia absoluta cada vez que me enfrentaba a un plato de comida (adiós, hambre) y la necesidad de utilizar la comida como ansiolítico hartándome a todas horas de lo primero que pillo en la nevera, porque ¿cómo voy a comer sólo cuando tengo hambre si hace siglos que dejé de identificar el hambre?
Nos pasa, a muchas, durante el sexo. Nos pasa, a muchas, cuando se trata de identificar, como decía, nuestro enfado más legítimo y de verbalizarlo, de nuestro derecho a una disculpa o, al menos, a una aclaración. Recuerdos suprimidos y emociones que nos son ajenas son el aliño de la ensalada que hace tanto que nos cuesta comer a pesar de su baja carga calórica, porque sigue siendo comida, y ya sabemos cómo de sucias nos hace sentir el metérnosla en la boca. Mucho más fácil engullir tabletas de chocolate y correr al baño después.

Porque la realidad es que los trastornos de la conducta alimentaria suponen una epidemia sistemáticamente feminizada, y según estudios, no hace falta llegar a cumplir con el cuadro clínico de uno para tener una relación insana, dañina y hasta peligrosa con la comida y con nuestros cuerpos: 3 de cada 4 mujeres estadounidenses (es decir, el 75%) recurren a hábitos alimentarios insalubres que sí se cuentan como síntomas de TCAs. Dietas de dudosa efectividad y peligro de enganche y, cómo no, de rebote y de la consecuente frustración; uso de laxantes; vómitos auto-provocados; ejercicio físico compulsivo; evitación obsesiva de grupos enteros de alimentos… ¿a alguien le suena?

Y ya no sé qué concluir después de escribir todo esto ¿estamos perdidas? No, no lo estamos, pero lo estaremos si seguimos dejando el análisis y tratamiento de los TCAs y de sus síntomas en manos de especialistas ajenos a cualquier enfoque sociológico y crítico con el patriarcado, mientras nosotras nos resignamos a gritar cánticos contra la escasez de tallas en manifestaciones y llorar por nuestras amigas. Que yo también lloro. Que yo también grito… pero no puede ser lo único que hacemos.

Comencemos a revolucionar la forma en que educamos, y permitimos que otros eduquen, a las niñas de nuestro entorno. Comencemos a investigar, a leer, a debatir y a poner, por fin, en el centro la vida porque nos la están arrebatando a golpe de báscula y virtud.

jueves, 18 de octubre de 2018

Entrevista: Abbey C, poeta y YouTuber


Os traigo una entrevista con Abbey C, poeta y YouTuber. Cuando le preguntan qué es, dice que poeta. Más técnicamente es Abbey, aunque ese no es su nombre de nacimiento pero sí es su nombre de verdad. Nació en un año que siempre le ha gustado cómo suena, 1994. Fue en Murcia, al sureste de España, ese es su hogar vaya a donde vaya. Estudió periodismo porque le gusta comunicar.
Lo que más le gusta en el mundo son los sentimientos, ver cómo se provocan, provocarlos, que se los provoquen y escribir sobre ellos.
Después de mundo tiempo, tiene amigos que le llenan de verdad y aprende de ellos cada día.
Su misión en el mundo es no provocar daño al mundo, quiere que a la naturaleza no le pesen sus pasos, así que cada vez intenta cuidarla más.


·Eres poeta, estudiaste Periodismo y tienes una fuerte presencia en redes

sociales. ¿Qué querías ser de pequeña cuando fueras mayor, y qué crees que
pensaría la niña que un día fuiste de ti?

A los 14 años quería salir en la tele haciendo bromas. No sé qué ha podido pasar.
Fuera bromas, encontré mi vocación a los 17 años. Aunque llevaba muchos más
escribiendo, fue a esa edad cuando me hicieron una entrevista para el periódico y me
di cuenta de que con lo que escribía, podía hacer muchas más cosas fuera que dentro de
casa.

·¿Cuándo empezaste a escribir, y qué ha supuesto la escritura para ti? Pero,
sobre todo, y de una poeta a otra poeta ¿cuál crees que es la función de la poesía
en el mundo?

Empecé a escribir a los 8 años y siempre me encanta contar por qué. Mi madre es
poeta, y siempre la veía escribir por las noches, hasta que un día le pedí un papel y
lápiz porque yo también tenía un cuento que contar. Mi madre me dio la vida y la
poesía.
La escritura me define como persona, la mayoría de mí es poeta, no tendría una
identidad si no escribiera.
Mientras el resto de cosas en el mundo nos enseñan cosas sobre lo que mostramos y
tenemos por fuera, la poesía se centra en lo de dentro.

·Has escrito el libro “Mensaje urgente a mis momentos contigo”. ¿Qué ha
supuesto para ti el proceso de escritura y publicación? ¿Qué crees que es lo más
importante que dice tu libro de ti?

Hacer el libro me ayudó a definir mi estilo al escribir. Todos lo poemas anteriores a él
ahora los siento incompletos, sin embargo los que están en él me parece que tienen
un sentido conjunto.
Cuando me ofrecieron publicar un poemario, decidí que iba a escribirlo de cero,
todos los poemas los escribí en el mismo período de mi vida y por eso el libro habla
muy bien de mí en ese momento. No sabría decirte qué es lo más importante, creo
que lo que más se entiende es que mi vida la componen personas, hasta de las
ciudades hablo como si fueran personas.

·Después de un tiempo siguiéndote en redes sociales y viendo vídeos tuyos, la
impresión que me he llevado siempre ha sido de que le das una vital importancia
a la inteligencia emocional, así como a la sensibilidad y la capacidad de ponernos
en la piel del otro. ¿Cuáles son para ti los valores necesarios para construir una
sociedad mejor, y qué crees que podemos hacer cada persona para participar de
la creación de esta otra sociedad?

Últimamente no paro de pensar que tendríamos una sociedad sana si tuviéramos una
sociedad empática. Creo que la empatía es lo más sano que puede construir a un ser
humano, la empatía no deja lugar a la indiferencia frente a otros, no deja lugar a la
insensibilidad, neutralidad, desinterés o el desprecio. Imagina una sociedad sin todo
eso.
Individualmente tenemos que trabajar más este aspecto.

·Hablando de la inteligencia emocional ¿qué le dirías a una persona que quiera
cambiar su forma de habitar y vivir en este mundo, que quiera tener más en
cuenta sus propias emociones pero también las de los demás? Es decir ¿cuál crees
que es la clave para ser mejores personas con nosotros mismos y con el resto?

Sigo en relación con la pregunta anterior. Cada persona debería plantearse durante
una semana por qué hace cada cosa que hace y cómo repercute al resto, y cuando
hablo “del resto” no solo hablo de personas, si no de animales y del planeta. ¿Por
qué uso esta bolsa de plástico pudiendo usar una de tela y así contaminar menos?
¿Por qué uso la expresión “que te den por culo” para situaciones con connotación
negativa cuando para algunas personas homosexuales esa acción es algo normal y
bonito dentro de su vida?
Tenemos muchas cosas implantadas en nuestra cabeza que son incorrectas. Nos
enseñan expresiones y prácticas que son dañinas para otros, y deberíamos
implicarnos en cambiarlo. Pero también nos han enseñado a ser cómodos, y claro, los
cambios nunca son cómodos, aunque a la larga mejoren nuestra vida y la de otros.

·Nuevamente, como poeta, no sé qué sería de mí sin todos esos otros poetas que
me inspiran día tras día y que tantas veces me salvan a través de sus versos.
¿Quiénes son los poetas y escritores en general que más te inspiran a ti, y qué le
recomendarías leer a alguien que por primera vez se atreve con la poesía?

A mí me inspira muchísima gente, desde todas las personas que escucho en los micros
abiertos de poesía, hasta poetas que sigo por instagram, como también los poetas
que están en formato libro en mi estantería.
Para empezar siempre recomiendo a Mario Benedetti y a Silvi Orión. Benedetti es una
poesía del siglo pasado, bonita, tierna, fácil de leer; Silvi es una poesía actual,
rebelde, sin normas. Creo que es una mezcla explosiva.

·Por último, y esta vez, de una mujer a otra mujer: ¿qué piensas de nuestra
situación actual, tanto en el mundo del arte como en la sociedad en general, y
qué ha de suponer para ti el auge de los movimientos feministas del que estamos
siendo testigos?

Esta pregunta tiene una respuesta demasiado extensa.
Todo lo que sea dar a la mujer el lugar que merece tener, todo lo que sea acabar con
la represión que sufrimos, con los roles de género que cargamos y con el techo de
cristal contra el que nos chocamos constantemente, todo lo que luche contra eso me
parece más que bien.
El movimiento feminista actual está destruyendo muchísimas cosas, a mi me
deconstruyó por completo y ahora me asumo de una manera mucho más sana y
segura. Parte de mi estabilidad emocional es gracias al feminismo. Esto lo ha hecho
con muchísimas más personas, con muchísimas más artistas, así que el resumen es
que ojalá el futuro sea feminista.

martes, 13 de marzo de 2018

Entrevistando a la Resistencia: Ós Gat, ilustradora valenciana

En la quinceava entrega de Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con Ós Gat, ilustradora valenciana (Instagram: Ós Gat).


1. ¿Cómo te iniciaste en el arte? ¿Dibujas desde pequeña? Y ¿qué significa el arte para ti?

Sí, dibujo desde pequeña, y no sabría decirte cómo me inicié. Es algo que he hecho siempre, y lo que he hecho ha sido no parar nunca de dibujar; al final, ha pasado de ser algo que hacía en mi tiempo libre, a algo a lo que me quería dedicar y que estoy estudiando.

No sabría decir qué significa realmente el arte. Creo que es básicamente una forma de expresarse, mi forma de expresar lo que siento. Tampoco considero que lo que haga sea arte, no me considero artista, sobre todo estando en proceso de formación; mi duda es si algún día podré llegar a considerarme artista o si, sencillamente, siempre será un proceso de irme formando e ir aprendiendo cosas.

2. Al seguir tanto por redes sociales como presencialmente a tantas mujeres artistas feministas, a veces tengo la sensación de recibir un aluvión de mensajes repetitivos. Me encanta, me apasiona que sean o seamos tantas las mujeres que defendemos armadas de pincel y de bolígrafo unos ideales que me parecen imprescindibles para construir otra sociedad mejor; pero a veces me pregunto si acaso no estamos reciclando todas los mismos mensajes, olvidando darles nuestra propia impronta, haciendo lo mismo que criticamos: seguir modas sin desarrollar un criterio y una creatividad propias. Este fue uno de los motivos por los que quise entrevistarte: tus ilustraciones, para mí, representan tanto una forma de arte como unas ideas feministas muy auténticas. Verdaderamente únicas. ¿Qué piensas de lo que planteo? Y ¿cómo crees que logras encontrar un equilibrio entre difundir los ideales feministas cada vez más extendidos, y menos mal, y mantener un sello personal?

Yo no veo que el mensaje sea repetitivo, porque yo sigo en Instagram a un montón de artistas y de alguna forma u otra, cada mensaje lo veo diferente. Aunque sea el mismo mensaje, la forma que tienen de llevarlo a cabo es diferente; sí que creo que cada una tiene su sello personal.

Es cierto que intento no recurrir a ciertas referencias; intento que mis personajes sean muy andróginos, que no les puedas asignar un género, por mucho que aparezcan tetas. Mi intención no es que se relacione a un personaje con un género, que no se haga esa asociación de mujer y coño o mujer y útero. Una cosa que he aprendido del feminismo es que hay mujeres con pene.

Cuando empecé con mi cuenta de Instagram, yo no creo que mis dibujos tuvieran ese sentido. Empecé subiendo dibujos que hacía en una libreta, era lo que se me pasaba por la cabeza, no tenían todos un significado ni una intención. Pero al final, reflejas cómo te sientes, al dibujar; entonces, sin querer, te van pasando cosas día a día que vas reflejando y acaban teniendo ese mensaje.

Sí que es cierto que todos mis dibujos siguen teniendo el mismo estilo, sólo que ahora tienen mayor sentido porque incorporan un mensaje.

3. Otra impresión que tengo al seguirte en Instagram e ir guardando las ilustraciones que más me gustan es que la emotividad y las emociones, más fáciles o más difíciles de sentir, tienen una importante presencia en tus creaciones artísticas. ¿A qué se debe esto? ¿Cómo crees que podemos reivindicar, no sólo la necesidad de construir una sociedad en la que todas las personas podamos sentir libremente independientemente de nuestro género desde rabia hasta tristeza y la objetividad no reine sobre la subjetividad, sino también la necesidad de construir unos feminismos que no nos vendan el modelo de mujer fuerte e impasible a la que nada le afecta (pues yo misma he sentido a veces que no era “suficientemente feminista” por sentir celos aprendidos de una sociedad patriarcal o sufrir ataques de ansiedad ante el acoso sexual)?

A mí, personalmente, me cuesta mucho abrirme; exteriorizar sentimientos. Así que con los dibujos se me hace mucho más fácil, tanto de formas más evidentes (a veces sí que miro el dibujo y se nota realmente lo que estoy sintiendo), como a base de metáforas, que en ese momento lo veo de una forma y al día siguiente sentirme de otra y también encontrar algo. Los dibujos me ayudan mucho a poder expresar cosas que a lo mejor, con palabras, no sería capaz.

Y al final, todo el mundo siente. Yo misma estoy esforzándome en intentar aprender a exteriorizar más lo que siento, y es eso, no tener miedo de sentir; da igual lo que sientas, ser capaz de expresarlo, si un día estás mal, poder decirlo y si un día estás muy bien, decirlo también.

4. También quería preguntarte sobre aquellas mujeres que se erigen como tus referentes; en el terreno del arte, en el terreno de la política, el activismo y la militancia, y sencillamente en tu vida, en tu día a día. Quiénes son esas artistas, históricas y contemporáneas, que te inspiran a la hora de crear. Quiénes son esas mujeres a las que agradeces todo lo conseguido para todas nosotras en el pasado y todo lo que se conseguirá para todas nosotras en el futuro gracias a la labor actual de muchas. Y quiénes son esa abuela, esa amiga, esa conocida… que te enseñan cada día lo que es, en la práctica, el feminismo (aún sin considerarse feministas, muchas).

En el terreno de la lucha se me hace muy difícil elegir; me siento muy orgullosa de todas las mujeres, por ejemplo, tras el 8 de marzo. Me parece tan importante todo lo que hacen esas personas que se han preocupado de hacer posible el 8 de marzo, toda la gente que hay detrás de eso, como las que la han secundado; y como las que no han podido, pero que no por ello son menos. Al final del día, ser mujer es una lucha en sí misma.

En cuanto al ámbito artístico, también es una pregunta muy amplia. A nivel musical, hay muchas personas cuyas letras me inspiran de alguna forma (por ejemplo, Gata Cattana, toda una referente; Ana Tijoux; Sara Hebe… te podría decir muchísimas más).

Y a nivel de pintura, una de mis hermanas mayores estudió Bellas Artes y es alguien a quien he estado viendo pintar siempre (su nombre artístico es Diana Bama). Diría también a Flavita Banana, que me gusta mucho sobre todo por su mensaje; luego Frances Cannon me gusta también un montón, y lo que me gusta mucho de su arte es lo que transmite sobre el amor propio. Me gusta mucho lubadalu; me acaban gustando todas por lo que transmiten, porque expresan muchas cosas que yo estoy pensando en ese momento. Polly Nor también me gusta un montón.

En mi vida cotidiana, las mujeres de mi familia son para mí todas referentes. Por su forma de actuar; son muchas cosas, quiera o no, es difícil de explicar. Al final son las que me han educado, y soy como soy por eso.

5. Y ya por último: ¿cuál es el significado de tu arte? ¿Qué aportan, al final del día, tus ilustraciones a las personas que las ven a través de redes o que te agradecen personalmente tu trabajo creativo? ¿Qué es para ti lo más importante de todo lo que pretendes transmitir?

Yo no pretendía hacer nada; cuando hago un dibujo, no es que lo haga para mí, pero sencillamente lo hago sin pensar en si le va a gustar a alguien o no. No es que me dé igual porque cuando alguien me habla, me dice que le ha gustado o que se ha sentido identificada, me alegra; pero no es esa la finalidad. No pretendo generar nada, y a partir de ahí, todo lo que venga es bienvenido.

Se me hace muy difícil pensar en ver mis ilustraciones desde fuera, porque al final todos me transmiten emociones. Y las asocio sin querer a cómo me he sentido cuando estaba dibujando, porque sé lo que ha habido detrás.

sábado, 30 de diciembre de 2017

Interviewing Resistance: Ambivalently Yours

As some of you already know, I'm currently interviewing artists, activists and mostly, both. This week I'm posting an interview with the feminist artist Ambivalently Yours (Tumblr: ambivalentlyyours.tumblr.com / Instagram: instagram.com/ambivalentlyyours). She defines her project as "feminist rants / questionable advice / too much pink".

I've also posted the interview in Spanish so you can all read it in both languages. I'm not a professional translator, but I tried my best!

1. You draw and write a lot about feelings, ambivalence, vulnerability. Through a feminist lens, i often get the feeling that it's men who should become more emotional, while women should toughen up like them. I, however, believe that all of us should allow ourselves to show our true emotions and become the vulnerable human beings that we truly are. What are your thoughts on this? How do you think vulnerability and emotionality can empower women?

For me, Feminism is not trying to tell men to be sensitive and women to be tough, what feminism and gender studies are trying to do is break down the binaries of gender identity. Looking at gender as men vs. women, ignores all the complex genders in-between and thinking of emotions in terms of male/female binaries ignores human complexities by telling half the population to be one way and the other half to be another. Patriarchal society has trained us to think that men should be stoic and women are emotional (or in other words fragile). These ideas were built to give more power to men, but in practice they are harmful to everyone. Since these rules are so present, many people believe them as truths and try to embody them at any cost. This results in men who are unable to express their emotions without feeling emasculated and women who apologise every time they feel something because they think it makes them appear too weak. In truth, humans feel emotions, whether we want to or not, and it takes a lot of strength and emotional maturity to be able to express ourselves openly. I believe that learning to understand and embrace our vulnerability and emotionality empowers all people because it helps us communicate and connect with one another more clearly and honestly.


2. You're not a professional, but you certainly are someone people come to in search of advice and understanding. You've helped and supported (and continue to help and support) so many people all around the world, many of them women. What've you learnt from them? How does this help you grow as a person and empowers you as a feminist the same way you help them grow and empower themselves?

I’m not a professional therapist, nor do I try to be, I’m an artist, and I communicate with people best through creative means. I always see the work I do as a form of collaboration. The interactions I have with people online help me as much (if not more) than they help those I respond to. The process encourages me to think about issues that I have faced and try to translate them into words and drawings that others will be able to relate to. It is a process of learning to expand my ability to feel empathy for others while also learning to understand the limits of empathy. There are some life experiences and emotions that I will never be able to relate to because of my life experience and all of the privileges I have or don’t have. This process has helped me approach my feminist convictions and life choices with a more critical eye.


3. You're an unapologetic feminist. Which should be, in your opinion, the goals and praxis of the feminist movements at the current time in order to stay radical and intersectional?

Intersectional Feminism is a very tricky concept, that often gets oversimplified in the media because feminism is “on trend” right now. While I think that it’s wonderful that more and more people are identifying as feminists, we have to be careful not to allow our ideas to get diluted and homogenised by the mainstream. Capitalist culture benefits from marketing Feminism as this one thing (often a traditionally pretty girl with her hands on her hips looking tough and wearing a quirky slogan tee), but for Feminism to be intersectional, we have to allow multiple versions of feminism to coexist. We have to listen to more narratives than just our own, and resist the impulse to only support those whose ideas are exactly the same as ours. Building feminist communities can be fun and fulfilling but it is never going to be easy. The movement always has to keep growing, evolving and redefining itself in order to avoid becoming exclusionary or meaningless.


4. You're also an artist, undoubtfully. Many people already know your art thanks to the Internet. But, in your artist statement, I got to read about anonymous notes left in public spaces. Can you tell us more about this project?

My work as Ambivalently Yours started out as a project where I left notes in public places to the things and/or places that made me feel ambivalent, then I wrote a blog post about it. It was my way to start thinking about ambivalence and how it affects my everyday life. I also invited other people to do the same and share their experience with me. (You can read it here: http://ambivalently-yours.blogspot.ca/)


5. Finally, I'm sure we'd all love to get to know you a little bit more. Which are the things that shine a light on your life, that give you hope, that make you happy and help you keep going in your hardest days in such a harsh world? Sport, spirituality, art in all its forms (both as a creator and as a consumer), activism, bonding with other people, similar or different to you... Tell us about it all!

I’ve been communicating with a lot of young people online for the last 6 years or so and it gives me hope to see them grow into complex feminist individuals with the ability to think critically while also understanding that there are something that we will always have mixed feelings about. On a more personal level, since last summer I have been trying to be kinder to myself and to care for myself more by exercising more, weeding out negative people from my life, and going to therapy on a regular basis. I’ve started to learn that you can’t do it all on your own, and that there is so much value in finding your people.

Entrevistando a la Resistencia: Ambivalently Yours, artista feminista

En la treceava entrega de Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con Ambivalently Yours, artista feminista (Tumblr: http://ambivalentlyyours.tumblr.com/ / Instagram: https://www.instagram.com/ambivalentlyyours/).

Ella define su proyecto como "diatribas feministas / consejos cuestionables / demasiado rosa"; y aquí está la entrevista.

1. Dibujas y escribes mucho sobre los sentimientos, la ambivalencia, la vulnerabilidad. Desde una óptica feminista, a menudo tengo la sensación de que son los hombres los que deberían volverse más emocionales, mientras que las mujeres deberíamos volvernos más duras como ellos. Yo, sin embargo, creo que todas nosotras deberíamos permitirnos a nosotras mismas el mostrar nuestras verdaderas emociones y convertirnos en los seres humanos vulnerables que somos realmente. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Cómo crees que la vulnerabilidad y la emocionalidad pueden empoderar a las mujeres?

Para mí, el feminismo no intenta decirles a los hombres que sean sensibles y a las mujeres que sean duras; lo que el feminismo y los estudios de género están intentando hacer es romper con los binarios de la identidad de género. Ver el género como hombre vs. mujer implica ignorar todos los complejos géneros que hay en medio y pensar en las emociones en términos de binarios masculinos/femeninos ignora las complejidades humanas al decirle a la mitad de la población que sea de una forma y a la otra mitad que sea de otra. La sociedad patriarcal nos ha enseñado a pensar que los hombres deberían ser estoicos y que las mujeres son emocionales (o, en otras palabras, frágiles). Estas ideas se construyeron para otorgar más poder a los hombres, pero en la práctica son dañinas para todas las personas. Dado que estas reglas están tan presentes, muchas personas se las creen como si fueran verdad e intentan ser un ejemplo de ellas a cualquier precio. Esto tiene como resultado la existencia de hombres que son incapaces de expresar sus emociones sin sentirse emasculados y de mujeres que se disculpan cada vez que sienten algo porque piensan que las hace parecer demasiado débiles. En realidad, los seres humanos sienten emociones, queramos o no, y conlleva mucha fuerza y madurez emocional ser capaces de expresarnos abiertamente. Creo que aprender a entender y abrazar nuestra vulnerabilidad y emocionalidad empodera a todas las personas porque nos ayuda a comunicarnos y conectar las unas con las otras con más claridad y honestidad.


2. No eres profesional, pero eres desde luego alguien a quien las personas acuden en búsqueda de consejo y comprensión. Has ayudado y apoyado (y continúas ayudando y apoyando) a tantas personas alrededor del mundo, muchas de ellas mujeres. ¿Qué has aprendido de ellas? ¿Cómo te ayuda esto a crecer como persona y te empodera como feminista de la misma forma en que tú las ayudas a crecer y empoderarse?

No soy terapeuta profesional, ni intento serlo; soy artista, y la mejor forma para comunicarme con las personas es a través de medios creativos. Siempre veo el trabajo que hago como una forma de colaboración. Las interacciones que vivo con personas de la red me ayudan tanto (sino incluso más) como ayudan a aquellas personas a las que respondo. El proceso me anima a pensar en problemas que he enfrentado y a intentar traducirlos en palabras y dibujos en los que otras personas serán capaces de verse reflejadas. Es un proceso de aprender a expandir mi capacidad de sentir empatía hacia otras personas mientras también aprendo a entender los límites de la empatía. Hay algunas experiencias vitales y emociones en las que nunca seré capaz de verme reflejada a causa de mi experiencia vital y de todos los privilegios que tengo o no tengo. Este proceso me ha ayudado a acercarme a mis convicciones feministas y mis decisiones vitales desde una óptica más crítica.


3. Eres feminista sin remordimientos. ¿Cuáles deberían ser, en tu opinión, los objetivos y la praxis de los movimientos feministas en la actualidad para permanecer radicales e interseccionales?

El de feminismo interseccional es un concepto muy complicado, que a menudo se sobre-simplifica en los medios porque el feminismo está “de moda” ahora mismo. Aunque pienso que es maravilloso que más y más personas se identifiquen como feministas, tenemos que ser cuidadosas con no permitir que la cultura dominante diluya y homogeneice nuestras ideas. La cultura capitalista se beneficia de vender el feminismo como una única cosa (a menudo una chica tradicionalmente guapa con las manos en las caderas que parece dura y lleva una camiseta con un eslogan extravagante), pero para que el feminismo sea interseccional, tenemos que permitir que múltiples versiones del feminismo coexistan. Tenemos que escuchar más narrativas además de la nuestra, y resistirnos al impulse de apoyar solo a aquellas personas cuyas ideas son exactamente las mismas que las nuestras. Construir comunidades feministas puede ser divertido y llenarnos por dentro pero nunca va a ser fácil. El movimiento siempre tiene que seguir creciendo, evolucionando y redefiniéndose a sí mismo para evitar convertirse en algo excluyente o sin sentido.


4. Eres también artista, sin duda alguna. Muchas personas ya conocen tu arte gracias a Internet. Pero, en tu declaración de intenciones como artista, he podido leer sobre notas anónimas que dejabas en espacios públicos. ¿Puedes contarnos más sobre este proyecto?

Mi trabajo como Ambivalently Yours comenzó como un proyecto en que dejaba notas en lugares públicos a las cosas y/o lugares que me hacían sentir ambivalente, y después escribía un post en mi blog sobre ello. Fue mi manera de comenzar a pensar sobre la ambivalencia y cómo afecta a mi vida diaria. También invité a otras personas a hacer lo mismo y compartir su experiencia conmigo (podéis leerlo aquí: http://ambivalently-yours.blogspot.ca/).


5. Por último, estoy segura de que a todas nos encantaría conocerte un poquito más. ¿Cuáles son las cosas que iluminan tu vida, que ted an esperanza, que te hacen feliz y te ayudan a seguir adelante en los tus días más duros en un mundo tan duro? Deporte, espiritualidad, arte en todas sus formas (tanto en calidad de quien crea como en calidad de quien consume), activismo, los vínculos con otras personas, parecidas o diferentes a ti… ¡háblanos de todo eso!

He estado comunicándome con muchas personas en la red durante los últimos 6 años o así y me da esperanza verlas crecer para convertirse en complejos individuos feministas con la capacidad para pensar críticamente mientras entienden también que hay algo sobre lo que siempre tendremos sentimientos encontrados. A un nivel más personal, desde el verano pasado he estado intentando ser más amable conmigo misma y cuidarme más hacienda más ejercicio, deshaciéndome de personas negativas de mi vida, y yendo a terapia de forma regular. He comenzado a aprender que no puedes hacerlo todo sola por tu cuenta, y que encontrar a tu gente tiene muchísimo valor. 

martes, 2 de agosto de 2016

Las "histéricas"

La histeria femenina era una enfermedad diagnosticada en la medicina occidental hasta mediados del siglo XIX. Los síntomas eran muchos: desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal… y “tendencia a causar problemas”.
¿Tendencia a causar problemas? ¿Estamos acaso ante una patologización de la rebeldía femenina? Mi respuesta, queridas, es que sí: la medicina no ha sido a veces más que una herramienta más de la sociedad para controlar a las oprimidas.

Véase si no el desarrollo de la frenología, ciencia que sustentaba la creencia de la supremacía blanca sobre el resto de las “razas”. Véase la ya superada clasificación de la homosexualidad como una enfermedad (y de la transexualidad, hoy día); la esterilización forzada de mujeres indígenas, discapacitadas y enfermas mentales… y, sin ir más lejos, la ablación del clítoris practicada en Occidente hasta el mismo siglo XX a las mujeres que se masturbaban, a manos de médicos cualificados.

Pero si estoy escribiendo esto es precisamente porque creo que el mito de “la histérica” va más allá de la misoginia en la Historia de la medicina. “La histérica” es, para mí, una mujer que ha existido siempre y que sigue existiendo; “la histérica” somos todas las mujeres en algún momento de nuestras vidas.

¿Por qué, si son hombres principalmente quienes golpean con el puño la mesa, somos nosotras las “histéricas” en cuanto levantamos la voz? ¿Por qué, si la mayor parte de crímenes violentos los cometen hombres, no existe semejante alarma ante el despertar de la “histeria masculina”?

Porque la “histeria masculina” es ira y la ira, en los hombres, se tolera e incluso se aplaude. 

La ira masculina es respetable; la ira masculina impone. La ira femenina, sin embargo, se desata “porque estás con la regla”; las mujeres no estamos enfadadas, las mujeres somos unas amargadas porque estamos “malfolladas”.

Así que yo reivindico el derecho femenino a enfadarnos, a levantar la voz; a rebelarnos y a ser asertivas y hacer respetar nuestro derecho a expresar nuestro desacuerdo con un mundo que nos presupone señoritas, siempre solícitas, siempre asintiendo.

Y reivindico la necesidad masculina de desaprender la agresividad, de dejar de ser los verdaderos “histéricos” e interiorizar métodos más sanos de canalizar vuestra ira que pegar gritos y asestar golpes.

Construyamos un mundo en que no existan “las histéricas”. Un mundo en que las mujeres nos enfademos y se nos tenga en cuenta, un mundo en que los hombres os enfadéis sin recurrir a la violencia.